Flamenco con ley
● Bienvenida esta norma esperada desde hace tiempo por el complejo universo de actores del flamenco
(previsto en la norma) y que deberá comprometer por igual y de forma transversal a todas las consejerías de la Administración autonómica. Aquí reside en gran medida su capacidad para promover con eficacia sólidas políticas transversales.
Y es así porque el desarrollo de la Ley Andaluza del Flamenco no es tarea exclusiva de Cultura. Si hacemos caer aquí el peso de su desarrollo limitaremos mucho sus efectos. Para articular la batería de propuestas que emanen de este tronco legal primario, será conveniente la concurrencia de cinco todas ellas necesarias e imprescindibles. En primer lugar, la de planificación. En esto acierta la norma. El plan estratégico que contempla la ley es una herramienta indispensable para, desde el estudio previo, saber qué hacer. La planificación lleva implícita el concurso de una segunda participación: todo para el flamenco, pero con el flamenco. En el diseño, planteamiento, desarrollo y ejecución del plan estratégico debe contarse con la implicación activa de todos los colectivos del f lamenco. La tercera de nuestras estaría protagonizada por las propuestas. El desarrollo normativo tendrá que fijar acciones concretas en distintos ámbitos operativos que provengan de las necesidades expresadas por los distintos colectivos afectados. En cuarto lugar, hablamos de los plazos. Las distintas consejerías de la administración autonómica deberán atribuir razonables códigos de tiempo a cada acción prevista. Políticas con agenda. La indefinición es siempre el paso que antecede a la imposibilidad.
Y, por último, presupuestos. Planificación con financiación. De ahí la importancia de implicar de lleno a todos los departamentos y consejerías de la Administración
PPautonómica. El desafío es elevado. El éxito está en la transversalidad.
Por último, quisiera, como ya expuse el pasado 19 de diciembre en la comisión parlamentaria de Cultura, hacer hincapié en la necesidad de ser determinantes en la inclusión del flamenco en el currículo del sistema educativo público andaluz desde Infantil hasta la universidad. Cuando en 2018 las universidades de Córdoba, Granada, Huelva, Pablo de Olavide y Cádiz (como coordinadora) pusimos en marcha el primer título oficial universitario de máster centrado exclusivamente en el estudio del flamenco (el Máster en Investigación y Análisis del Flamenco), éramos conscientes de que llegábamos tarde y de que estábamos construyendo la casa por el tejado.
Los niños y niñas andaluces finalizan la educación obligatoria sin apenas un contacto formal con el flamenco. No se puede amar lo que se desconoce, como es imposible defender lo que se ignora. El objetivo es prodigar un salto de paradigma, pasar del salón de actos al aula, incluyendo la enseñanza del flamenco en el currículo, metiéndola en las clases. Aquí la nueva ley podría haber sido más ambiciosa, pero estoy convencido de que esta ambivalencia puede ser corregida en su desarrollo posterior.
Es el camino iniciado con la nueva asignatura optativa Cultura
El desarrollo de la Ley Andaluza del Flamenco no es tarea exclusiva de Cultura
del Flamenco en 3º de ESO para el próximo curso. La apuesta por la creación de cátedras universitarias que estable la ley, por ejemplo, ha de ser un complemento a la promoción de títulos oficiales de grado, posgrado y doctorado en el sistema universitario público andaluz.
Bienvenida sea esta Ley Andaluza del Flamenco. Una ley demandada. Una norma pedida, que esperamos no sea con el tiempo una oportunidad perdida. No lo creo. Este es el deseo y la esperanza de muchos. Entre ambos términos media la diferencia de la de responsabilidad (para impulsar y acometer las políticas necesarias), de respeto (hacia un arte que es la marca cultural de Andalucía y España en el mundo) y de recursos (para poner en pie el edificio de unas políticas donde la norma no es más que el cimiento inicial).
Ha costado mucho esfuerzo y mucho tiempo una ley del f lamenco en Andalucía, pero, como afirmaba la magnífica soleá de Rafael Montesinos: volvería a aquellas piedras / y en aquel mismo camino / tropezaría con ellas.
R