BIENQUEDISMO GADITANO
DIGA lo que diga Woody Allen, el bienquedismo debe ser importante porque está muy extendido. El famoso director neoyorquino decía que “querer quedar bien con todos es quedar mal con todos”. Falso, cada vez veo más bienquedismo. Sin ir más lejos, los tres candidatos con posibilidades de alcanzar la Alcaldía son bienquedas: David de la Cruz, Bruno García y Óscar Torres están haciendo una campaña aburrida de güenagente. El Migagas, por más borde que se ponga, no encuentra hueco. El Gran Hermano se comerá con papas lo que quiera, pero parece el Profesor Franz de Copenhague, nada más dice inventos del TBO, ocurrencias variadas. Así que todo es un remanso de paz, ni una palabra más alta que otra. A los Tres Mosqueteros del Bienquedismo los va a querer todo el mundo, se van a matar a besos. Ni una crítica política o personal, ni una pequeña salida de tono. Todo es amor. De alguna manera es el reflejo de la sociedad gaditana, ese bienquedismo capaz de decirle a todo el mundo lo que quiere oír. El bienqueda de Cádiz es cadista desde su más tierna infancia cuando su padre lo llevaba a ver a Machicha, a Mosquera o a Villalba, Quino y Mané. Fue con su padre a ver el Cádiz con el Mármoles Macael. Desde chiquetito mamó el cadismo, solo es del Barça o el Madrid en sus ratos libres, por si acaso. El bienqueda gaditano es cofrade desde niño, que su padre le hizo de La Sentencia o del Ecce Homo y ya de mayor no puede dejarlo, le encanta ver al Nazareno en Jabonería, a la Buena Muerte en el Tinte o La Palma en su barrio. Por supuesto siempre con maniguetas, que ir a paso corto como el Despojado no es de Cádiz. El bienqueda de Cádiz salió en comparsas juveniles y luego siempre tuvo hueco en alguna de Tino, Bienvenido o en cualquier coro de Julio Pardo. Algún año que no podía ir al ensayo se hizo del coro de Frade o de cualquier chirigota callejera, el caso es irse de casa varias tardes en semana con la excusa de los ensayos. El bienqueda de Cádiz vio el rayo verde en La Caleta, tiene un campito en Chiclana donde planta pimientos, papas y tomates. Alguna vez ha cogido un crucero o un viaje del Inserso para confirmar lo que ya sabía, que como en Cádiz en ningún sitio. Fue de Carlos Díaz, luego de Teófila, dio catequesis con el Kichi. Da lo mismo si ve por la calle a Bruno, a David o a Óscar que se deshace en abrazos y en efusiones, les dice a los tres que van a ganar, que está con ellos. Su cervecita al mediodía, su vino bueno por la tarde, su terraza al anochecer. Siempre dice “mi Cádiz” como si fuera de su propiedad. Iba por la calle rectificando la ortografía de las palabras gaditanas que estaban en los balcones. El bienquedismo es esencia de la ciudad contemporánea como el derrotismo lo fue antes.
Al bienqueda de Cádiz le da igual ver por la calle a Bruno, a David o a Óscar porque a los tres le dice que van a ganar