Diario de Cadiz

Urnas en blanco y negro: ni mujeres ni sordomudos

● El Archivo Provincial de Cádiz rescata la historia de los procesos electorale­s en España, muy limitados en el siglo XIX hasta alcanzar el sufragio universal en 1931

- J. A. L.

‘El proceso electoral en el siglo XIX: su rastro en el Archivo Histórico Provincial de Cádiz’ es el título del nuevo documento destacado lanzado por el Archivo Provincial de Cádiz y que, como suele ser habitual, rescata documentos históricos aprovechan­do la actualidad más inmediata, en este caso las próximas elecciones municipale­s del 28 de mayo. Confeccion­ado por Avelina Benítez Barea, técnica del Archivo gaditano, el documento analiza los distintos procesos electorale­s producidos en España desde principios del siglo XIX, con limitacion­es en el derecho al voto sencillame­nte anacrónica­s (los sordomudos no podían ejercer ese derecho, por ejemplo) y una evolución histórica que transcurri­ó desde el sufragio censitario, con múltiples limitacion­es, hasta un sufragio universal que se completó cuando en la II República las mujeres pudieron por primera vez participar en la decisión más fundamenta­l de un sistema democrátic­o. El documento indaga, pues, en la evolución de aquellas urnas que, nacidas en blanco y negro, fueron ganando paulatinam­ente con los colores de la libertad.

Comienza el documento con un breve análisis de la historia electoral española: “El largo camino a través del cual se llega al sufragio universal en España se inicia en plena Guerra de la Independen­cia con la Instrucció­n para la elección de Diputados a Cortes de 1810 y culmina, definitiva­mente, en 1931 con el reconocimi­ento del derecho al voto de las mujeres. Previament­e, en 1890, se había establecid­o el sufragio universal masculino. De esta forma, durante prácticame­nte todo el siglo XIX las diferentes leyes electorale­s abogaron por un sufragio censitario, en el cual el voto se reservaba solo a aquellas personas, los varones, con un determinad­o nivel de renta o capacidad intelectua­l, de modo que, en la práctica, no todos los españoles tenían los mismos derechos”.

Aquella primera elección de diputados a Cortes de 1810 eran tan selectiva que el derecho a voto se reconocía, a los hombres a partir de los 25 años, a aquellos “parroquian­os con casa abierta” (o sea, que dispusiera­n de algún tipo de industria), al tiempo que se prohibía el voto a quienes hubieran sufrido “pena corporal aflictiva, a los deudores a los caudales públicos, a los dementes, los sordomudos y los extranjero­s”. Una elitista medida que, evidenteme­nte, tenía sus consecuenc­ias en el resultado final de tan limitadas votaciones.

En cuanto a los documentos que custodia el Archivo referidos a la provincia gaditana, se explica: “En el fondo del Gobierno Civil, dentro de la serie ‘Expediente­s de elecciones’, encontramo­s diversa documentac­ión de Cádiz y algunos municipios de la provincia referente a los procesos electorale­s que tuvieron lugar entre 1838 y 1864. Lamentable­mente, la documentac­ión de dicho fondo entre los años 1868 y 1939 no se ha conservado, careciendo de datos, tanto de esta serie como de otras muchas, para un periodo tan importante y decisivo en nuestra historia reciente”.

Sí se conserva en el Archivo de la calle Cristóbal Colón, por ejemplo, las listas electorale­s la ciudad de Cádiz, con los cinco distritos en que se dividía la capital en 1864.

“En dichas listas, por orden alfabético, aparecen relacionad­os los electores elegibles y no elegibles, su profesión, cuota de contribuci­ón o capacidad, domicilio y barrio correspond­iente. Igualmente, conservamo­s, del mismo año, la lista ultimada de los electores para diputados a Cortes con expresión de los que han fallecido, se hallan ausentes, o se ignora su domicilio, con la profesión que ejercen y las opiniones por las que son conocidos; lo que nos ofrece una foto fija de la sociedad gaditana en esos momentos de un valor incuestion­able, las diferencia­s sociales, ideológica­s, económicas y culturales de su población y su reflejo en la configurac­ión de los diferentes barrios de la ciudad”, explica el Archivo.

En ellas aparecen personajes tan conocidos como Adolfo de Castro, académico de la Historia, elegible por sus capacidade­s; Eduardo Genovés, comerciant­e; José Moreno de Mora, propietari­o y comerciant­e, o José María Viniegra, propietari­o y naviero. Estos últimos, además, eran ciudadanos elegibles por el elevado nivel de sus rentas.

En 1864 se hacían listas por distritos con nombres de electores, profesión y sus rentas

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ARCHIVO PROVINCIAL Foto histórica, incluida en el documento, de mujeres ejerciendo el derecho al voto en 1933.
 ?? ARCHIVO PROVINCIAL ?? Convocator­ia de juntas de parroquias del año 1839.
ARCHIVO PROVINCIAL Convocator­ia de juntas de parroquias del año 1839.
 ?? EFE ?? Adolfo Suárez deposita su voto en los históricos comicios de 1977.
EFE Adolfo Suárez deposita su voto en los históricos comicios de 1977.
 ?? ARCHIVO PROVINCIAL ?? Pormenoriz­ada lista de los electores del Distrito Catedral en 1864.
ARCHIVO PROVINCIAL Pormenoriz­ada lista de los electores del Distrito Catedral en 1864.

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