DIFÍCIL DE ACEPTAR
BILDU presenta en sus listas del 28-M a 44 personas condenadas por pertenenciaaETA.Deellas,sietecondelitos de sangre, asesinato o colaboración con atentados terroristas; y de esos siete, cuatro tienenposibilidadesparahacerseconunaconcejalía o un escaño en el Parlamento navarro. Una parte del socialismo, el que tiene a Zapatero y Sánchezcomoreferentes,justificalainclusiónde etarrasenlaslistaselectorales.DicenqueETAllegóaunacuerdodepazconelGobiernodeZPhace años, que ha cumplido su compromiso y por tanto los etarras son ciudadanos con todos sus derechos tras cumplir las condenas impuestas por los tribunales. De acuerdo, pero de ahí a considerarloshombresymujeresdepazhayunabismo, sobre todo cuando la mayoría de los etarras nohanperdidoperdónasusvíctimasnihanmostradosignoalgunodearrepentimiento.
La decisión de incluirlos en las listas electorales no significa que Bildu considere que sus candidatos están perfectamente preparados para asumir responsabilidades políticas y de gestión. El listón de los políticos actuales está muy bajo, pero es seguro que en el País Vasco y Navarra hay personas capaces de ser diputados, concejales o alcaldes sin que cuenten con una trayectoria terroristas. Colocar en cargos públicos a ex condenados por pertenencia a banda armada es una forma de que sobrevivan una siglas que representan lo peor de la historia del País Vasco y de toda España.
Con Sánchez han llegado más allá de lo que nunca pudieron imaginar: socios preferenciales del Gobierno
La banda ha demostrado durante casi cuarenta años la crueldad de sus actuaciones, la barbarie con la que trataba de imponer sus objetivos y las consecuencias sociales del terror al que ha sometido a los españoles. Zapatero presume de que gracias a sus negociaciones con ETA se logró que dejaran las armas. No es cierto, y lo explicaba muy bien el hombre que sí se empeñó a fondo en la lucha contra el terrorismo, Rubalcaba. ETA optó por anunciar el fin del terrorismo cuando se encontró acorralada por los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, Guardia Civil, Policía, CNI y Ertzaintza. Sus miembros no son ahora, ni han sido nunca, hombres y mujeres de paz. Lo demuestran estas listas al 28-M en las que incluyen a condenados por terrorismo.
Con Sánchez han llegado más allá de lo que nunca pudieron imaginar: socios preferenciales del Gobierno junto a los independentistas catalanes, con los privilegios propios de quienes ocupan cargos públicos y viven de los presupuestos del Estado.
Hay que tragar porque han sido elegidos. Pero tragar no significa que haya que ver como un acierto de Sánchez que los sume a su proyecto “progresista”, ni que se considere positiva su presencia en las instituciones.