La corrida concurso que Morante quería en Jerez
● La figura de la Puebla, Castella y Pablo Aguado en un festejo único e histórico con vacadas de primera fila en competencia
En la tarde de mañana se celebra la segunda corrida de toros del abono de Feria del Caballo con algo que añadir al esplendor anual y solera de estos festejos de feria: vuelve la corrida concurso de ganaderías.
Y nada menos que abriendo plaza quien ha impulsado este festejo, Morante de la Puebla que alterna con Sebastián Castella, que reaparece en la provincia después de su retirada y Pablo Aguado, el delfín de ese toreo de cara naturalidad con aroma vazqueño, de los tres de San Bernardo y de Pepín Martín Vázquez.
Solera 1955 ya que desde ese año, merced a la casa Belmonte y a Álvaro Domecq Romero, se celebra este festejo tradicional en el calendario taurino. No se dio en 1984, ni en las temporadas de 1991 a 2013 y 2015 a 2022. Fueron XXXII ediciones de un festejo de la Feria de la Vendimia auspiciado por el Ayuntamiento – el alcalde presidía el jurado y la comisión ejecutiva– y que en 1983 se encajó en la Feria del Caballo.
Fue espejo de todas las demás, alcanzando gran prestigio: se podía perdonar la vida de un toro a petición del público. El primer toro indultado fue Desteñido de Juan Pedro Domecq en 1955; luego Compuesto, de Benítez Cubero en 1958 y Regatillo de Osborne en 1964. Le siguieron Cubanosito de Antonio Ordóñez en 1965 y Heredero de Fermín Bohórquez en 1967. En la nómina de toros indultados están Aldeanero de Guardiola Domínguez en 1972 y Pregonero de Cebada Gago en 1986.
Entonces el aficionado no padecía la indultitis de los públicos de hoy y las peticiones de que se le perdonara la vida la toro se miraban con lupa.
Por primera desierto en 1974, un fallo que desde entonces repitió el jurado en la mayoría de las ediciones, y en 1990, también desierto, se dio carpetazo al festejo.
El premio era muy exigente, pesaba más el posible desdoro que no compensaba la posibilidad de premio, la empresa tampoco batalló mucho por continuar un festejo al que había figuras que le ponían no pocos peros.
En 2005 hubo un estrambótico conato con el enigmático eslogan de “Es la mano del hombre” que quedó en la anécdota. Padilla se ofreció a torear el festejo para sacarlo adelante pero no hubo manera.
En 2014 Toño Matilla con el impulso de la entonces alcaldesa María José García Pelayo organizó la XXXVII edición que ganó el Guajiro de Jandilla, cuyo azulejo se colocó en el coso la primavera siguiente y Padilla se alzó como mejor lidiador.
Antes de la Pandemia Morante y Padilla, con la Funciones Taurinas, comenzaron la organización para 20202 pero el virus lo impidió. Matilla no desistió y el pasado año apuntó a celebrarla en julio, en Santiago, antigua fecha taurina tradicional en Jerez, o en la vendimia, cuando San Dionisio. De nuevo hubo dificultades.
Pero el parto, aunque laborioso, ha sido feliz, Morante se ha salido con la suya y mañana tenemos una cita en la plaza de toros de Jerez y compiten ganaderías de primera fila y con gran palmarés como las de hierros clásicos en este concurso como los murubes de Fermín Bohórquez, Juan Pedro Domecq, la siempre interesantísima de Carlos Núñez estandarte de esa sangre, El Torero, Santiago Domecq y Álvaro Núñez, ganadería derivada de puro Cuvillo que debuta en esta competición legendaria. Que Dios reparta suerte.