Inicio del ciclo isidril con la alternativa de Álvaro Alarcón
Ni El Juli ni Roca Rey aprovecharon la nobleza y clase de unos toros de La Quinta que dieron opciones
Las dos grandes figuras que actuaron ayer en Madrid, El Juli y Roca Rey, no llegaron a aprovechar –a “saborear”– la dulce nobleza y la clase de varios de los toros de la corrida santacolomeña de La Quinta con la que se abrió la feria de San Isidro.
Con la plaza abarrotada de un público de aluvión y en busca de diversiones simples, uno a uno fueron saliendo por los chiqueros de Las Ventas los finos cárdenos de esta ganadería poco habitual en los grandes carteles, pero que ofreció a los primeros espadas bastantes opciones para un triunfo que no llegaron a alcanzar.
Que no hubiera éxitos, a pesar de la dúctil nobleza y hasta la clase de varios de esos ejemplares, hay que achacarlo, aun con la excusa del viento que sopló de mitad de corrida en adelante, a una escasa apuesta y a ciertos desajustes en el planteamiento de sus faenas.
Se jugaron toros de La Quinta, dispares de volumen pero todos en perfecto tipo del encaste y de fino trapío. Con más o menos matices, en conjunto ofrecieron muchas opciones por su dulce nobleza, cuando no por la clase y la profundidad de sus embestidas a la muleta.
El Juli, de plomo y oro: pinchazo hondo trasero y descabello (ovación); estocada trasera desprendida (silencio). Roca Rey, de rosa y plata: pinchazo y estocada caída (silencio); pinchazo y estocada delantera (silencio). Álvaro Alarcón, de blanco y oro, que tomaba la alternativa: media estocada tendida atravesada (ovación); estocada desprendida y dos descabellos (silencio tras aviso).
Alarcón tomó la alternativa con el toro “Cocherito”, número 27, cárdeno claro, cinqueño, de 545 kilos.
Entre las cuadrillas, Candelas y Vicente Herrera saludaron tras banderillear al sexto ejemplar.
Primer festejo de la feria de San Isidro, con cartel de “no hay billetes” (22.964 espectadores), en tarde ventosa.