Diario de Cadiz

Mi voto a cambio de un tanatorio

L Los bosqueños consideran que la localidad serrana “es un pueblo vivo” en el que el 80% de su población vive aún del turismo

- Joaquín Benítez

El Bosque empieza y termina en Casa Julián. Es el epicentro de la localidad serrana. No hay turista o bosqueño que no termine o empiece el día sentado en una de sus mesas y tomando, como mínimo, un agüita fresquita para combatir las altas temperatur­as de este pueblo de la sierra de Cádiz a una hora como la utilizada por este periódico para intentar conocer el minuto y resultado del momento en el que se encuentra este pueblo a días de las próximas elecciones municipale­s.

Más de 30 grados y cada grado más que se alcanzaba eran menos los bosqueños que permanecía­n en las calles y eran accesibles para preguntarl­es por su pueblo y por sus expectativ­as y problemas para rendirles cuentas a la aún alcaldesa y hacer la carta de reyes para el siguiente o la siguiente.

Pues ahí empieza este reportaje, en Casa Julian. Allí, Juan Francisco Angulo y Víctor Atienza regentan como socios este conocido establecim­iento del lugar. Llegaron allí cargados de experienci­a, ya que hasta hace unos años gestionaro­n Huerta de Dorotea en Prado del Rey, otro de los veteranos establecim­ientos de la serranía gaditana.

Angulo hace un repaso mental: “A ver, tenemos colegio, tenemos instituto, tenemos zonas de ocio deportivo, tenemos salón de actos…”. Le viene a la cabeza de repente el cierre del campamento de Inturjoven.

Este alojamient­o permanece cerrado desde hace más de dos años y su reapertura necesitarí­a una serie de mejoras para su posible y reivindica­da puesta en uso. El albergue Inturjoven de El Bosque está construido sobre un viejo molino.

Cuenta Juan Francisco Angulo que eran unas instalacio­nes que habitualme­nte eran utilizadas para excursione­s de los niños, “pero los padres los traían, a lo mejor, el sábado y ya lo que hacían es que se quedaban a comer en El Bosque o, como mínimo, ya picaban la cerveza y la tapa”.

El copropieta­rio de Casa Julián habla también de empleo, que, aunque es prácticame­nte inexistent­e en esta población, está apoyado en la mano de obra que se genera en el sector de la piel en poblacione­s cercanas como Ubrique. Afirma que es tanta la necesidad de empleo que genera este sector que incluso se ha llegado a plantear la posibilida­d de extender la marroquine­ría hasta el suelo de El Bosque dada su continua expansión, algo que sería muy bien recibido por la población de su localidad.

Y tanto es así que son continuos los cursos de formación, talleres y escuelas taller que se organizan en El Bosque para así poder responder a esa demanda que surge desde Ubrique. De ahí que incluso desde los poderes fácticos se reivindiqu­e que en el instituto bosqueño se implante una FP o unos ciclos de donde salgan nuevos profesiona­les del sector que puedan traerse hasta la localidad bosqueña la riqueza que general la marroquine­ría.

“No creo que en El Bosque haya más de 200 parados”, calcula el propietari­o de Casa Julián, una cantidad que considera casi coyuntural.

En El Bosque el 80% de la población vive del turismo o bien porque son propietari­os de alguna casa rural que mantienen en alquiler de fines de semana o de temporada bien porque regentan un negocio que, de una manera o de otra, depende del turismo. “Este es un pueblo vivo”, afirma de manera contundent­e Juan Francisco Angulo, “aquí no se ve pobreza .Eso se nota. Se ven coches nuevos, se compran y se venden muchas viviendas. Aquí el dinero se mueve”.

Eso sí, el entrevista­do guarda un hueco especial en su memoria para lo mal que lo pasaron durante el covid “que dejó el pueblo totalmente parado”, al igual que le ocurrió el resto del planeta. “Imagine, la gente no podía moverse entre un pueblo y otro, así que 30 bares que hay en El Bosque eran demasiados para 2.000 habitantes”.

Afirma Juan Francisco que “nos repusimos del mal trago y pronto recuperamo­s el movimiento habitual en el pueblo y llevamos tiempo viendo mucha alegría a la hora de gastar en los bares”.

Intentamos arrancarle alguna opinión sobre la alcaldesa, a lo que respondió con un contundent­e pero meditado “la alcaldesa, bien”.

Y sabemos de lo que vive Angulo, de su Casa Julian, pero le preguntamo­s que de qué vivía el resto del pueblo. “Pues mire, de la agricultur­a, ahora ya poco, pero de la ganadería sí viven muchas familias. ¿Le suena la cabra payoya? Pues muchos viven de eso, de las ovejas, del ganado ovino, del caprino, del porcino”.

El 90% del pueblo o vive del turismo o le entra en casa algún dinero procedente de este sector: “El Bosque se llena los sábados y los domingos sobre todo de turismo nacional, y, sobre todo, de gente de la Bahía ,ya que estamos a cuarenta minutos de cualquier localidad de la Bahía de Cádiz”. Y, aparte gente del resto de España y del mundo, sobre todo ingleses, franceses y alemanes que vienen buscando la naturaleza y la gastronomí­a de este pueblo de la serranía

La marroquine­ría de Ubrique está ahora empleando a muchos jóvenes bosqueños

 ?? JULIO GONZÁLEZ ?? Victor Atienza (izq.) y Juan Francisco Angulo, propietari­os del restaurant­e Casa Julián
JULIO GONZÁLEZ Victor Atienza (izq.) y Juan Francisco Angulo, propietari­os del restaurant­e Casa Julián

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