Un gran portero que no da con la tecla como técnico
Alberto Cifuentes pasó de salvar goles del primer equipo del Cádiz CF, en su estreno en Primera División, después de un ciclo brillante de Segunda B a la élite, a tratar de salvar al filial ya como entrenador. Su primer medio año en el banquillo del Cádiz B se saldó con poder salvar la caída a Tercera, aunque no pudo evitar que su equipo bajara a jugar de Segunda B a Segunda Federación (de la tercera a la cuarta categoría). Desde entonces ha mirado más veces a la zona baja que a la alta y, lo más preocupante, sin un patrón de juego claro ni atractivo que es clave en la fase final formativa de un filial. Por su edad, tiene recorrido en los banquillos; otro tema es que encuentre el camino del éxito. queda en 16 titularidades en 34 jornadas con dos goles claves en la penúltima cita liguera para remontar ante el Utrera (2-1) y poder evitar el descenso directo.
En el caso del centrocampista hay parte de culpa de él, del entrenador y del club. No puede ser que pase de debutar en Primera recién cumplidos los 17 años, a un papel secundario en el filial y a diferencias con su situación contractual quedándose fuera de la última pretemporada del primer equipo a pesar de su papel en los escalafones inferiores de la selección. Los jugadores deben tener la cabeza bien amueblada, pero también los entrenadores -con personalidad ante ciertas decisionesy los dirigentes.
Carlos García -del que se dice muy poco desde el propio club tras un año con presencia en los profesionales- ha sido el jugador más utilizado, seguido por Mady Diarra y Genar. Precisamente el primero de ellos y el último son, junto a De la Rosa, las tres promesas del filial que han jugado este curso con el primer equipo.
La temporada se ha salvado del descenso sobre la bocina, el juego ha estado a la altura de una clasificación discreta, que no dice nada. Y la esperanza es que jugadores que empujan con ilusión -De la Rosa es el mejor ejemplo- puedan estar a gusto en la idea de equipo, de juego, de formación..., en definitiva de un proyecto firme, sin fisuras y convincente que mire sin miedo regresar a la tercera categoría nacional.