CORONA DE ESPINOS
A Lfin ¿Hay un olor raro? ¿Tú no lo notas?, le pregunto a mi costilla. ¿No lo hueles tú también, cariño? Creo que proviene de la cocina, apostillo. No, yo no huelo nada, me responde. Incomprensible, pues huele tela marinera, Mivi. A ver si con el levante se ha agriado el pucherito de ayer, voy a comprobarlo. Tira para la cocina. Al minuto, vuelve y me dice que no, que el puchero está bueno, que para esta noche con jamoncito y huevo duro picados. Bueno, le contesto, será un cruce de los sentidos, seguiré viendo el Valladolid con el equipo (de una parte) de los indepes. Cabezazo espectacular de Cristiansen; pero confundió de portería. Quedan aún noventa minutos y el campeón de liga remontará, no te preocupes. Sí, claro, al Español le metió cuatro. ¿Por qué a este equipito al que el Glorioso le metió dos goles y que podían haber sido tres si Alcaraz no la manda al larguero no le va a ganar? Remonta fijo. Tranquilo. ¿Te has tomado las pastillas?, inquiere.
Despiste en la defensa (suplente, gracias Chavi), el gran Eric García, el mejor defensa de España y estados limítrofes, internacional por nuestro país, mete el pie sin problemas, hala, como si estuviera a cincuenta metros de Ter Stegen. Penalti de clamor. Pa entro. Pongo ópera. Bye.
Ya no huele a nada. Eso es lo que olía, amor, la tele, y huele a lo mismo que el día del Madrid contra el Valencia. Es verdad, le digo, huele a podrido, a mal, como dicen los niños pequeños. Que dos equipazos la caguen ante los mismos a los que nuestro Glorioso les ha ganado los cuatro partidos huele very chungo. Pena de fútbol. Qué asco. Aquí hay miau encerrado. Felino en talega. Y no les digo nada de cuánta pasta se estará preparando ya mismo para el Elche.
Ahora a esperar al Glorioso. El Pálpito Amarillo presiente lo peor con los estupendos negros que tienen delante e incentivados por poder ir a Europa. Pido al santo Pancracio que mis temores sean baldíos. Sí, se puede decir negro, como verde o amarillo; pero sin yogur (leche agria). Si hay yogur, aparece la cucaña del racismo. Pero de Vinicius hablaré dentro de poco. Nosotros a esperar cerámicamente, como diría Camarón.
Pues ya estamos en La Cerámica. Al Glorioso le ponen corona de espinas, de Espino, quise decir. Ya tranquilo, con el partido finish, tras el sofocón de los goles que ha regalado Espino, repaso y llego a la conclusión, ya inútil, de que podríamos haber ganado incluso con la corona de espinas que nos puso un horrendo Pacha. ¿También esto huele mal?, me pregunto. No creo. Es que “Pacha no está bien”, me dice mi amigo el otorrino por teléfono: “Te lo vengo diciendo”. Pues eso, que, a pesar de los lamentables regalos de Reyes del lateral, ha habido oportunidades para haber ganado incluso. Hay que ver el gol que falla en las postrimerías del match, ese sobrino que sigue buscando a su tío y nunca lo encuentra. Reina (la Vieja, lo llama mi amiguete el coronel) tirado por los suelos y toda la portería para él. “Es que son muy malos, joder”, esta vez es Carlos el que me escribe el uasa. Y vengan fallos. Así es que no se puede. ¿Cuánto ha costado Jackson, mi arma?
Y el Celta, con Aspas recuperado, a la vuelta de la esquina. Mi optimismo me dice que otra vez a morir por Dios y por España, que decía y cantaba la voz imponente de Manolo Caracó. Ay.