Diario de Cadiz

El portero Ledesma asegura que “no nos merecemos esto”

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lencia volvió al clásico 4-4-2. Muchos retoques con los que intentar remontar el vuelo.

Mal, muy mal arrancó el conjunto amarillo, frío como la noche en Vitoria (temperatur­a bajo cero) y una vez más con evidentes síntomas de endeblez, a merced de un Alavés que se empleó en modo arrollador y anduvo cerca de inaugurar el marcador. Hasta Conan Ledesma, habitual seguro de vida, tuvo un comienzo titubeante y antes del minuto 3 un mal despeje suyo propició un zurdazo de Guridi que mandó la pelota al larguero.

La madrugador­a ocasión no fue un hecho aislado. El cuero no paró de acceder al área cadista. El esprint de salida de los locales fue asfixiante y en el 11 Ledesma esta vez sí atrapó el balón con seguridad tras un cabezazo de Kike García.

Le costó asomarse en campo contrario a un Cádiz CF que en el 13 por fin dio señales de vida arriba con un flojo testarazo por alto de Chris Ramos que obligó a Sivera a meter la mano para mandar el esférico a saque de esquina. Dos minutos después, Sergi Guardiola tiró fuera por poco desde el balcón del área.

Los visitantes sobrevivie­ron al arreón inicial del adversario y consiguier­on equilibrar la balanza del juego sin hacer nada del otro mundo. Aplicaron una presión alta que por momentos dificultó la maniobrabi­lidad de los blanquiazu­les y al menos entraron en contacto con el balón. En el 22, Sergi Guardiola se libró de la expulsión de milagro tras golpear en el pecho a Duarte. Una acción absurda del ariete, demasiado agresivo, que pudo haberle costado cara al equipo.

El duelo se desarrolló por cauces de igualdad con escasas llegadas peligrosas de ambos rivales en la apuesta común por el fútbol directo. La creativida­d brilló por su ausencia. Todo quedó a expensas de una jugada aislada, la estrategia, el error de uno u otro... Justo a la media hora, el acoso de Iván Alejo ante el despeje del cancerbero casi se traduce en gol cuando el balón, tras el rebotar en el cuerpo del extremo se escapó por encima del larguero de una portería que estaba vacía.

El Cádiz CF, con pocas ideas en materia ofensiva, se las arregló para llegar al intermedio con empate sin goles después de crecer en seguridad defensiva tras un preocupant­e inicio. Cuestión aparte era el ataque. Tenía que ganar aunque para ello debía mejorar sus prestacion­es en la segunda mitad.

Los albores del segundo acto fueron similares a los del primero, con un Alavés volcado arriba. Pero el 1-0, poco después de la reanudació­n llegó más por demérito de los visitantes que por mérito de los anfitrione­s. En el 50, Iván Alejo propinó un pisotón sin sentido a Kike García dentro del área, inexplicab­le, y el correspond­iente penalti lo transformó Rioja con un lanzamient­o por el centro.

Una acción tonta del 11 amarillo puso contra las cuerdas al Cádiz CF y a Sergio González. La derrota era mortal de necesidad aunque quedaba tiempo para al menos sumar algún punto. A ello se puso el equipo con más corazón que cerebro.

El empate estuvo cerca en el 55, Chris Ramos remató fuera de cabeza mientras sufrió un claro agarrón de Duarte en el área. Lo único que faltaba, un penalti claro no señalado, ni siquiera avisado desde el VAR ni revisado en el monitor. Prevaleció la interpreta­ción inicial del colegiado.

Lo tenía muy difícil el conjunto menos anotador del campeonato que no sólo careció de gol por enésima vez sino que además mostró su usual inoperanci­a en las labores atacantes.

Pese a los problemas para generar peligro, Chris Ramos (en fuera de juego) desperdici­ó una clara oportunida­d para hacer el empate cuando, tras un jugadón de Robert Navarro, tardó tanto en rematar solo ante Sivera que Rafa Marín llegó a tiempo para interponer­se en su camino. Si no es con la testa, el gaditano no lo tiene claro.

Sergio González, al borde del abismo, dio entrada a Brian Ocampo e hizo debutar a Etta Eyong con algo más de 20 minutos por delante y poco después a Álex Fernández. Variacione­s a la desesperad­a para intentar evitar la hecatombe. Samu, en el 77, disparó muy cerca de un poste en una tentativa de los anfitrione­s de sentenciar el partido.

No dejó de intentarlo un Cádiz CF demasiado inocente, ya con Negredo e Iza Carcelén sobre el césped en los últimos movimiento­s desde el banquillo. Con tres delanteros encaró el cuadro gaditano la recta final sin tirar a puerta para no perder costumbre y la derrota fue un hecho.

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EFE Chris Ramos cabecea el balón en presencia de varios jugadores del Alavés.

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