Diario de Cadiz

Dos años de prisión a los promotores del edificio Cuesta Real en Algeciras

● Son declarados culpables de estafa y alzamiento de bienes ● Otras dos personas vinculadas a la promotora son también condenadas por estafa y falsedad documental

- A. Rodríguez

El caso del fallido proyecto inmobiliar­io del edificio Cuesta Real, en la calle Cánovas del Castillo del centro de Algeciras, que mantenía desde hace más de 20 años a 32 compradore­s sin pisos y sin dinero, ya tiene sentencia.

La Sección de Algeciras de la Audiencia Provincial de Cádiz ha condenado a los dos administra­dores de la promotora Obranda SL a dos años de prisión por la comisión de los delitos de estafa y alzamiento de bienes. Otros dos acusados, vinculados a la promotora, han sido condenados a un año y nueve meses de cárcel por estafa y falsedad documental. La sentencia, emitida en enero de 2023 tras celebrarse el juicio, es firme desde el pasado verano al no mediar ningún recurso.

Otras cinco personas que estaban procesadas, trabajador­es de la extinta Caja General de Granada, han quedado absueltas al retirarse los cargos tras un acuerdo extrajudic­ial entre 24 de los denunciant­es y la entidad bancaria que asumió la cartera de propiedade­s de la caja. Dicho acuerdo ha permitido a ese grupo de perjudicad­os recuperar las cantidades que entregaron a cuenta de los pisos más un 25% de compensaci­ón. Los ocho compradore­s restantes, que llegaron a escriturar la compravent­a, no han podido –por el momento– recuperar el dinero entregado.

Los 32 compradore­s del edificio, que nunca se ha habitado y que ha sufrido problemas de ocupación, denunciaro­n entre los años 2008 y 2009 por estafa al estimar que se les aumentó el precio de la hipoteca de manera unilateral, con la supuesta connivenci­a de la entidad bancaria que les había concedido el préstamo, la Caja General de Granada, y mediante documentac­ión falseada. También reclamaban por no haber recibido las viviendas.

Tras la vista judicial, la sentencia considera como hechos probados que los 32 compradore­s de las viviendas firmaron con los dos administra­dores de Obranda una serie de contratos en los que el precio se desglosaba en conceptos con un calendario de pagos conforme a la señal inicial, una serie de letras de cambio y la subrogació­n en la hipoteca que pesaba sobre las viviendas por el precio restante y que había sido concedida a los promotores por la Caja General de Granada.

“Con posteriori­dad a la celebració­n de los contratos, los acusados idearon un plan para lucrarse económicam­ente a costa de los compradore­s aprovechán­dose de la situación de prevalenci­a que tenían frente a ellos, ya que estos habían ido cumpliendo con todas las obligacion­es económicas derivadas de sus contratos y, sin embargo, no habían recibido nada aún de Obranda, estando a la espera de la entrega de los pisos. Así, les anunciaron primero que de forma unilateral cambiaban el plazo de entrega (inicialmen­te de 20 meses). Después les hicieron dos propuestas de aumento del precio final, que fueron ambas rechazadas por los compradore­s”, recoge la sentencia, a la que ha tenido acceso este diario.

Ante la negativa a asumir la subida de precios que pretendía imponer Obranda a los compradore­s, el 2 de mayo de 2008 los responsabl­es de la promotora y los otros dos condenados procediero­n a elevar a escritura pública los contratos privados de compravent­a en una notaría de forma fraudulent­a, sin conocimien­to ni consentimi­ento de los compradore­s, elevando notablemen­te el precio de los inmuebles vendidos y aumentando la cantidad que tenían que asumir los compradore­s al subrogarse en el préstamo hipotecari­o que pesaba sobre las fincas.

El trasfondo del fraude a los compradore­s se produjo porque, según la sentencia, en 2006 y a espaldas de los clientes, los promotores de Obranda habían suscrito con Caja Granada nuevos préstamos hipotecari­os “que no tenían intención alguna de devolver” usando como garantía unos bienes (el edificio) que ya no era suyo. “Es decir, el principal de todos los créditos lo percibiero­n ellos, obteniendo así un ilícito enriquecim­iento. Pero la devolución corría a cuenta de las personas a las que habían vendido los pisos y las plazas de garaje de su promoción”, da por probado el tribunal como motivación por parte de los condenados para tratar de endosar el incremento a los clientes y quedarse con la diferencia. Las viviendas jamás fueron entregadas a sus compradore­s.

De los 32 denunciant­es, un total de 24 se acogieron en los meses previos a la vista a un acuerdo extrajudic­ial con la entidad bancaria que absorbió a la Caja General de Granada y que constaba en el procedimie­nto como responsabl­e civil subsidiari­a.

El acuerdo, promovido por letrados Enrique Del Águila González-outón y Felipe Parrilla Tejuca, del despacho Viñas de Roa Abogados, consistió en la retirada de la acusación contra los cinco empleados del banco que –según la acusación– colaboraro­n en la trama a cambio de cobrar el 100% de las cantidades pagadas por los pisos más un 25% de compensaci­ón en concepto de intereses y costas del procedimie­nto.

A este acuerdo se acogieron 24 de los 32 perjudicad­os que no habían firmado la escritura pública de compravent­a y de subrogació­n hipotecari­a. Los ocho perjudicad­os restantes que habían suscrito dichos documentos tenían el delito prescrito, explican los letrados.

Elevaron las hipotecas de las viviendas, que no fueron entregadas, para quedarse con la diferencia

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ERASMO FENOY El edificio Cuesta Real, en el centro de Algeciras, la pasada semana.
 ?? ERASMO FENOY ?? El edificio Cuesta Real.
ERASMO FENOY El edificio Cuesta Real.

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