El precio marca la diferencia: la competencia de los supermercados para ganar clientes
Esos incrementos del precio, como señala, cambian los hábitos del consumidor y eso se lleva detectando hace un año. “Ahora hay una mayor frecuencia de compra con menor volumen, ya ni siquiera se hace una semanal, así el consumidor controlas más y desperdicia menos en lo que compra”, afirma. Comenta González Zara que, además, el precio es el factor determinante de la compra por encima de otras variables, como la proximidad, vas más lejos si hace falta para comprar más barato, la marca de distribuidor en vez de la de fabricante, antepone el precio por encima de la marca, e incluso con respecto a la calidad. “Ahora priorizas el precio por encima de cualquier variable”, señala.
Esto conlleva, como subraya el director general de la CAEA, que en los supermercados haya una tensión comercial y una competencia brutal entre ellos. Así, las promociones y descuentos son fundamentales para que puedan fidelizar al cliente y no se vaya a la tienda de al lado. “Tenemos un modelo de comercio de proximidad, la mayoría de malagueños tienen muchas opciones a su alrededor y los supermercados ponen el precio lo más barato posible para ganar en competitividad, pero con esos incrementos de precio en todos los eslabones de la cadena, tienes que subir el producto porque no puedes vender a pérdida, la ley prohíbe comprar al proveedor por debajo de los costes y también vender por debajo del precio de coste”, destaca González Zafra.
Destaca el responsable de la CAEA que, al contrario de lo que pudiera pensarse, “nuestro sector se basa en la alta rotación, así que cuando mejor le va a nuestro sector es cuando están más bajos los precios, porque vendemos más. En la alimentación el margen está entre el 2 y el 4%, lo que interesa vender es cantidad, mayor volumen, y no tener más margen. Si los precios están altos, se resiente el consumo y nuestro sector sale perjudicado”.
Es verdad que la alimentación es irrenunciable y el cliente está cautivo de sus proveedores, pero “hay un cambio de hábito en la priorización del precio, así que o te adaptas o sales del mercado”, comenta y subraya que, además de que se consume un 35% menos de aceite virgen extra y que se venden botellas más pequeñas, “ha habido un gran cambio hacia el producto congelado, son los grandes beneficiados de esta crisis inflacionista, en detrimento del producto fresco, y quizás lo que más se note es en el pescado”. En cuanto a las carnes, su precio oscila y la gente va cambiando, vas buscando lo que en cada momento está más barato, dice.