Chirigota. Los gallitanos. Córdoba
LETRA. David Amaya Jiménez Awito y Diego Fariñas Baro. MÚSICA. David Amaya Jiménez Awito. DIRECCIÓN. Francisco José Moreno Balboa. EL TIPO. Estudiantes en la edad del pavo. LAS COPLAS. El gallitano es un joven al que le salen muchos gallitos. En plena pubertad, con lo que eso supone, un día se acostaron con la voz de Fernandi y al día siguiente tenían la del Mosquera. La chirigota cordobesa ofrece un flojísimo repertorio de principio a fin en el que no funciona absolutamente nada, en algunos momentos por el propio pavo del tipo y en otros por recurrir a la simpleza y el bastinazo. La propuesta comienza endeble desde la presentación, en la que comienzan el curso y reconocen que tienen la cara como un Ferrero Rocher. Al menos, la música del pasodoble no entra mal, sobre todo en su inicio. Además, consiguen relacionar las letras con su tipo. La primera se la dedican con corrección a los viejos maestros del Carnaval, aquellos que “lucharon por todo lo nuestro”, por lo que piden que no los olvidemos. Se pegan al tipo de nuevo para dirigir el segundo a sus maestros del colegio, solicitando respeto para ellos ante el ninguneo, los insultos y las agresiones. Intentan ser originales al hacer los cuplés de tres en tres con tres músicas diferentes. Sin embargo, los desaciertos se acumulan entre el pavo que tienen las letras y algunos bastinazos innecesarios. Lo más llamativo, la letra a la app Ipasen –chiste apto para padres–. Nada se salva en un popurrí lacio, a pesar de cantar “los campajilleros”.