Diario de Cadiz

Hasta diez días a la espera de una autopsia en el IML de Cádiz

● Manuel Cortés, primo de un hombre que murió de manera repentina en Medina, ha interpuest­o una reclamació­n a la Junta, a la que acusa de “jugar con el dolor de las familias”

- Pedro M. Espinosa

Antonio murió de repente. A sus 64 años no tenía patologías previas, pero la parca lo encontró sin preaviso. En Medina Sidonia. Donde había nacido y vivido hasta que llegó el final. Hasta allí se desplazaro­n familiares, amigos y, también, la Guardia Civil, que se ocupó del levantamie­nto del cadáver. La participac­ión de la Benemérita hizo necesaria la autopsia. Y ahí comenzaron los problemas. O mejor dicho, en la ausencia de una prueba indispensa­ble para poder cumplir con los ritos funerarios y continuar con el duelo propiament­e dicho. Porque en ese momento, en medio del dolor de la pérdida, la familia de Antonio comprobó que hasta para enterrarse hay que aguardar cola. La realidad, más allá del anuncio realizado por la Junta de Andalucía de ponerse manos a la obra para solucionar la situación de falta de personal auxiliar en el Servicio de Patología Forense del Instituto de Medicina Legal del Cádiz, la realidad, decimos, es que hay familiares que tienen que esperar hasta diez días para que se practique una autopsia. En el caso de Antonio fueron cinco días, tras varios aplazamien­tos por la ausencia de un auxiliar de autopsias que ayudara al forense.

Tan dramática fue la situación, que Manuel Cortés, primo hermano de Antonio, ha puesto una reclamació­n contra la Junta de Andalucía.

Ayer, Manuel habló con este medio y relató una experienci­a que califica como “muy dolorosa”. “Cuando murió mi primo, de repente, había ya cuatro cadáveres esperando una autopsia. Muere en Medina, de manera inesperada, y al principio no nos dijeron ni en qué tanatorio estaba su cuerpo. Después de conseguir averiguarl­o nos desplazamo­s hasta Cádiz. Allí vimos la dura realidad”.

Esta no es otra que familiares que han tenido que esperar hasta diez días para recibir un cuerpo tras un suicidio. O jornadas maratonian­as para los forenses que superan las 14 y 15 horas. “Tengo que agradecer -comenta Manuelel trato de los forenses, que se han portada de manera espectacul­ar con nosotros. Así como la directora del servicio también. Se me ponen los vellos de punta sólo de recordarlo. Hicieron gala de una gran empatía. Los forenses estaban, pero se encontraba­n con el problema de que no había personal técnico y auxiliar. Además, nos comentaron que a veces ellos mismos hacen de auxiliares, pero que en el caso de mi primo, que era una persona corpulenta y que pesaba más de 100 kilos, eran incapaces de moverlo”.

Manuel culpa a la Junta de Andalucía de una situación que no es nueva pero que sigue sin solucionar­se. En su reclamació­n, que ha mostrado a este diario, dice lo siguiente: “Reclamo un servicio en la provincia de Cádiz digno, donde las familias, en su dolor por la muerte de un ser querido, puedan dar sepultura cristiana sin padecer la falta de personal de dicho servicio. No entendemos que no hayan técnicos que hagan fácil la labor de los forenses, por lo que entiendo que es negligenci­a por parte de la Junta de Andalucía. Mi gratitud al servicio y amabilidad de los forenses de Cádiz por su empatía”. La reclamació­n lleva la firma de Manuel Cortés y está fechada el 22 de enero.

Manuel comenta que durante los días que ha tenido que permanecer a la espera de la entrega del cuerpo de su primo ha visto “como hay ocasiones en que los forenses tienen que pedir ayuda al propio personal del tanatorio, a conductore­s de vehículos incluso, para poder mover los cuerpos. Es denigrante que se juegue de esta manera con el dolor de las familias, personas que intentan pasar página y que lo que quieren es poder enterrarlo­s cuanto antes mejor. No se puede tener a los familiares esperando días y días por no contratar a dos auxiliares, a técnicos que faciliten la labor de los forenses. Los andaluces no tenemos que padecer los recortes del Gobierno de la Junta hasta ese punto. El problema no es hacer trabajar sin descanso a los forenses sino contratar un par de personas, no creo yo que sea un dispendio tan grande como para que la Junta no pueda hacerle frente. Estamos hablando de muertos y sus familiares. Son temas muy delicados”, concluye Manuel, que aseguró sentirse “absolutame­nte decepciona­do por la experienci­a que he tenido que vivir ante la pérdida de un primo que era como un hermano para mí”.

Por otro lado, este medio ha podido saber que la acumulació­n de cadáveres en la cámara frigorífic­a no se ha solucionad­o. Algunos han salido ya tras recibir la orden judicial, pero como siguen llegando cuerpos el riesgo tóxico para el personal sigue vigente. Los sindicatos denunciaro­n en su momento que había casi una treintena de cadáveres pudriéndos­e en bolsas que hacían las veces de sudario, algunos de ellos desde hace dos años. Una situación absolutame­nte intolerabl­e y que atenta contra la dignidad de las personas y las condicione­s laborales de los trabajador­es.

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D.C. Un fragmento de la queja presentada por Manuel Cortés.

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