Carta a Jaime Macpherson
Querido Jaime: Ha pasado un año y parece que fue ayer. Un año de vivir con tu recuerdo permanente, teniéndote muy presente. Un año aprendiendo a vivir sin tu presencia física.
Desde jóvenes, cuando ambos empezábamos nuestra andadura hacia la madurez de los padres de familia, compartimos muchos momentos y pensamientos. La tertulia contigo era una gozada por tu rapidez de pensamiento y por lo heterodoxo del mismo en muchas ocasiones. Discutir contigo de temas de actualidad era un ejercicio de ‘boxing’ que ayudaba a sacar lo mejor de uno mismo para contrargumentar con la misma rapidez que tu argumentabas. No es difícil darse cuenta del vacío que produce no haber podido hacerlo durante el último año.
Pero ese vacío se ha ido llenando con los recuerdos de nuestras vivencias conjuntas. Nuestras anécdotas. Nuestros viajes. Nuestras navegadas. Nada de eso nos lo podrá quitar nadie. Y eso hace que tu sigas vivo con nosotros.
Durante este año que ha pasado hemos podido ver con orgullo como tus hijos han cogido con firmeza las riendas de la vida y como tu querida María se ha convertido en ‘la mujer fuerte’ de la Biblia. Es impresionante ver como permaneces al lado de tu familia apoyándoles y ayudándoles a sobrellevarlo todo con una sonrisa. A tus amigos nos reconforta y nos ayuda.
Como decía hace unos días a María, a día de hoy, cuando leo alguna cosa de actualidad sobre nuestro querido Cádiz -ese Cádiz que a ti te dolía como a Machado le dolía España- me sigo sorprendiendo agarrando mi móvil para enviarte algún mensaje que provoque tu contestación.
No quería dejar pasar tu aniversario sin escribirte una nueva carta. Tu memoria permanecerá siempre con nosotros y tu huella en Cádiz nunca se borrará. ¡Sigue ayudándonos amigo, sé que te tengo a mi vera!.
Un abrazo. José María del Cuvillo Pemán (Cádiz)