El humor toma fuerza en la llegada de la competición con los cuartos
● Las chirigotas ‘El Grinch de Cai’ y ‘Que ni las hambre las vamo a sentí’, el cuarteto ‘Punk y circo, la lucha continúa’ y el coro ‘El gremio’ destacan en la primera sesión de la segunda fase del COAC
La verdadera competición llegó con el estreno de los cuartos de final del Concurso del Gran Teatro Falla. Las coplas brillaron con fuerza en el momento que comienzan a contar para optar por los premios. En esta primera sesión, destacaron el coro ‘El gremio’, las chirigotas ‘El Grinch de Cai’ y ‘Que ni las hambre las vamo a sentí’, y el cuarteto ‘Punk y circo, la lucha continúa’.
El humor fue el principal protagonista. En chirigotas, ‘El Grinch de Cai’ volvió a demostrar que el tipo funciona en esta ocasión, viéndose respaldado por las coplas. Por su parte, ‘Que ni las hambre las vamo a sentí’ mejoró en su interpretación y en las letras, sobre todo en los pasodobles. Por último, el cuarteto ‘Punk y circo, la lucha continúa’ hizo gala de su enorme ingenio.
Por otro lado, el coro ‘El gremio’ confirmó las buenas sensaciones con un repertorio muy crítico.
EL TIPO. El gremio de la hostelería. LAS COPLAS. El Restaurante Cádiz abre sus puertas para inaugurar los cuartos de final. El coro del Chapa mantiene las bases del primer pase, con un repertorio con mucho contenido crítico sobre la precariedad en el sector de la hostelería. Unas letras punzantes le hacen meterse de lleno en la pelea. Con un tango que entra fácil, las letras aciertan por su enfoque. Destaca la primera por moverse en una línea muy diferente al tratar la polémica de la decisión de Horeca de traer estudiantes marroquíes para cubrir las vacantes que no se ocupan por la falta de camareros. Afirman con mucho tino que los culpables son “los jefes capitalistas” y no unos compañeros que “no están robando tu trabajo”, por lo que reclaman que no se diga de la clase obrera que “somos racistas”. También saben enfocar la segunda letra de denuncia a los vientres de alquiler a partir de la definición de lo que es el vientre de una mujer. Por eso, maldicen a quien “paga un vientre como mercancía reproductora” y convierte a una madre “en su incubadora”. Los platos de los cuplés no tienen tanto sabor. De primero, ponen uno algo previsible a que ya se permite la entrada de animales a los establecimientos, aunque ellos a quien temen es “al perro del propietario”. Más resultón es el segundo a un cuplé que le piden a la inteligencia artificial, que lo acaba rematando con “un nabo como la Torre de Preferencia”. El popurrí vuelve a brillar como una pieza muy completa y con mucho fondo.