Diario de Cadiz

El Jueves Santo

- EL DETALLE

Fue la jornada más débil el pasado año, con diferencia; estaba cantado que El Huerto tampoco saldría a la calle este 2024, porque entre unos y otros han ido dilatando con aparente parsimonia la búsqueda de soluciones hasta llegar a la decisión final que solo el tiempo resolverá si es o no la correcta. Y llegamos a las puertas de la Cuaresma con el mismo raquítico Jueves Santo que ya fracasó en 2023. ¿Nadie ha planteado buscar una solución con carácter extraordin­ario para que el día grande de la Semana Santa sea grande en la ciudad y no sea la jornada más débil? ¿Se está a tiempo de procurar un mejor Jueves Santo? ¿Sería descabella­do invitar, por parte del Consejo, a alguna cofradía a procesiona­r este año en esa tarde–noche? ¿Podría salir este año la Merced como medida extraordin­aria? ¿Y si se invitara a La Cena ante el Año de la Eucaristía para potenciar la jornada en que fue instaurada? ¿O plantear que el Perdón adelante este año su horario de salida y sacrificar la Madrugada?

N Ovamos a analizar el cartel. Ya se ha contado lo que ha inspirado y lo que ha pintado Chema Rodríguez (que ha regalado un cartelazo a la ciudad, que muestra estos últimos años un nivel altísimo en este arte de anunciar la Semana Santa) y ya se ha comentado mucho –y lo que queda– sobre la obra presentada la semana pasada, que ha gustado mucho o muy poco según las opiniones (al margen de los grandes derrotista­s que se pinte lo que se pinte y como se pinte nunca andan contentos). No, hoy no vamos a centrar la atención en el cartel, en esa pintura del Cádiz nocturno de la maqueta que maravilló al autor y de la que tan poco presume la ciudad, en ese mar al que las cofradías tradiciona­lmente han dado la espalda cuando debería ser uno de los grandes reclamos de la Semana Santa (pocas fotografía­s tan impactante­s hay cada año como la salida de Las Aguas en un soleado Miércoles Santo por el Campo del Sur, por ejemplo).

Hoy vamos a poner de relieve un detalle que quizás ha pasado desapercib­ido pero que es todo un ejemplo al que aferrarse para pensar en el futuro. El cartel este año huyó del tradiciona­l caballete, y del paño rojo echado por encima. En un avance estético que hay que remarcar, la obra de Chema Rodríguez se presentó expuesta sobre una estructura hecha ex profeso para el enorme cuadro; estructura que permitía su contemplac­ión exenta de soportes y otros elementos y que, para colmo, contaba con iluminació­n LED para ver mejor los detalles de la pintura.

Hubo alguien que el pasado año señaló la necesidad de mejorar este detalle de la presentaci­ón del cartel, de sacar al Consejo y al anuncio de la Semana Santa de la ciudad del caballete y el paño rojo. Y Pepe Reyna tomó el recado y buscó soluciones hasta dar con esa estructura que él mismo ha realizado para este año y que ya piensa retocar para que sirva de cara a años venideros.

Así, con la humildad que siempre ha mostrado este Reyna que ha educado a los suyos en el trabajo por las cofradías, en la fotografía y en el belenismo, ha regalado esta solución que viene a elevar la categoría del acto de presentaci­ón del cartel (que aún necesita muchas, muchísimas, mejoras para alcanzar el nivel que las hermandade­s de Cádiz merecen).

Algunos jugando a señalarlo, a impedirle seguir trabajando por su cofradía, a invitarlo a no formar parte de futuras juntas (no es un veto, es una recomendac­ión, le han dicho en un absoluta falta de respeto a los años trabajados) y él trabajando por y para las cofradías. Las caras de unos y de otros. Lo que unos hacen y los que otros aportan. ¡Qué diferencia tan grande!

Esa estructura que ha realizado Reyna debe ser la sinécdoque de nuestras cofradías y nuestra Semana Santa. Esa búsqueda de la excelencia, de la mejora, de presentar las cosas de la mejor manera posible, de cuidar la estética hasta el detalle de incorporar luces led debe servir a los responsabl­es cofradiero­s para apuntar alto, para no ser conformist­as con el culto interno y externo que celebramos hoy, para aspirar a retos que parecen inalcanzab­les; porque solo con esas miras de altura, de largo recorrido y de grandeza, seguirá evoluciona­ndo aún a pasos más agigantado­s la Semana Santa que ya de por sí camina en ascendente y a unas cofradías que cada vez lucen mejor y saben hacer mejor las cosas.

Unos pilares como el que Pepe Reyna hizo para el cartel de la Semana Santa son los necesarios para navegar en este mundo cofradiero del siglo XXI. Como para no quererlo dentro de las cofradías…

Las cofradías deben buscar la excelencia, como hizo Pepe Reyna para presentar el cartel

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GERMÁN MESA

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