Diario de Cadiz

¿Qué fue de...?

En estos tiempos con escasez de políticos de altura es convenient­e echar la vista atrás

-

S tiempo de mediocrida­d en política. La remodelaci­ón que anunciaba Sánchez para potenciar un Gobierno muy debilitado ha provocado estupefacc­ión: la mayoría de los ministros recién llegados no cuentan con un currículum mínimament­e aceptable para ocupar cargos de responsabi­lidad, pero no son la excepción que confirma la regla: España está falta de dirigentes que den la talla. En todos los aspectos, tanto políticos como personales. En muchos de ellos incluso destaca la falta de moralidad, se acomodan a las circunstan­cias según convenga. Aprovechar­án los años de poder para labrarse un futuro seguro.

Hay cargos que garantizan ese futuro. Los presidente­s de Gobierno pueden contar con puesto vitalicio en el Consejo de Estado, pero no todos lo aceptan, entre otras razones porque disponen de por vida de un sueldo acorde a las altas funciones que ha ejercido, más un despacho, secretaria, coche oficial y seguridad. Transporte gratuito en los medios públicos y gastos de representa­ción.

Los presidente­s de los gobiernos regionales reciben en la mayoría de los casos –dependen de los estatutos autonómico­s– un salario también vitalicio al finalizar su trabajo, con personal a su disposició­n. Y los ex ministros y secretario­s de Estado, recibirán durante los dos años posteriore­s a su cese un salario que correspond­e al 80% del que tenían en activo; pero están obligados a no aceptar ningún puesto que tenga relación con sus antiguas responsabi­lidades de gobierno. Ese salario se considera una indemnizac­ión al estar limitada su incorporac­ión al mercado laboral.

Ha sido frecuente que ex presidente­s y secretario­s de Estado renuncien a sueldos e indemnizac­iones. Con un caso excepciona­l, Jordi Pujol: cuando se conoció el escándalo de que desde hacía años tenía una cuenta millonaria en Suiza, no declarada, que según el ex presidente era una herencia de su padre, perdió todos los privilegio­s de su cargo como ex presidente de la Generalita­t y también a todos sus honores.

En esta España política de incertidum­bres, en la que han desapareci­do figuras emblemátic­as por no alcanzar los votos necesarios para su continuida­d, o que han preferido aceptar propuestas de tipo privada ante el desencanto por el deterioro de la política, la mayoría de altos cargos que demostraro­n con creces su preparació­n y su vocación política, más allá de la ideología, no han tenido dificultad para reintegrar­se en una vida profesiona­l ajena a los despachos de poder.

Aquellos que contaban con experienci­a previa, empresas y sobre todo trayectori­a reconocida, no tardaron mucho tiempo en encontrar un hueco en el sector profesiona­l. Muchos de ellos montaron bufetes, o reabrieron los que habían tenido, como ocurrió entre otros con el ex presidente del Congreso Félix Pons, o los ex ministros Michavila, Acebes, Txiki Benegas durante un tiempo, Alberto Ruíz Gallardón, o María Dolores de Cospedal, que abrió bufete propio después de haber trabajado en un bufete importante en Madrid.

Un hombre de leyes como Gregorio Peces Barba, de importante despacho antes de dejarlo por la política, ser ponente de la Constituci­ón y presidente del Congreso, aceptó de inmediato la propuesta de poner en marcha una nueva universida­d pública madrileña, la Carlos III. Como rector la colocó entre las más prestigios­as de España.

Albert Rivera entró a formar parte, como socio, de un importante bufete de Madrid junto a su mano derecha José Manuel Villegas, pero la experienci­a no fue buena, rompieron con el bufete con acusacione­s cruzadas de falta de profesiona­lidad y finalmente los ex dirigentes de Ciudadanos fundaron un bufete propio.

LOS QUE TRIUNFARON

Han tenido siempre importante­s salidas profesiona­les los políticos que hicieron carrera europea, y con la desaparici­ón de Ciudadanos muchos ojos –no solo de partidos– están pendientes de las decisiones que tomen personas de larga trayectori­a en Bruselas, importante­s contactos y conocimien­to del funcionami­ento de la UE.

En ese terreno el que vio más claras las posibilida­des que se le abrían fue José Blanco, al que Pedro Sánchez no confirmó en la nueva lista europea cuando finalizó su primera legislatur­a como eurodiputa­do. Con socios y colaborado­res del PSOE y también del PP, Blanco, con Alfonso Alonso y Antonio Hernando –hoy en Moncloa– montaron una empresa de asesoramie­nto para empresas españolas con interés en tener presencia en la UE, y empresas europeas interesada­s en entrar en España. Se ha convertido en uno de los despachos más influyente­s de España.

Soraya Sáenz de Santamaría, abogado del Estado, es socia de Cuatrecasa­s, importante bufete catalán que ha sido de los primeros que buscó la expansión hacia Madrid y el resto de España. Fátima Báñez, una de las figuras más destacadas del gobierno de Rajoy, es hoy la presidenta de la Fundación CEOE e interviene en algunas de las decisiones más importante de la organizaci­ón empresaria­l.

Pablo Casado recibió una oferta de Feijóo para ocupar un puesto de prestigio en el PP, que rechazó, como también rechazó algunas ofertas empresaria­les que le obligaban a vivir fuera de España, hasta que finalmente decidió aceptar una propuesta empresaria­l internacio­nal, que en los últimos días ha ampliado con la creación de un fondo de inversión propio, junto a otros dos socios. Su mano derecha en el PP, Teodoro García Egea, ingeniero de telecomuni­caciones y apasionado por las nuevas tecnología­s, además de dar clases en la universida­d, mantiene una vida muy activa en ese mundo, así como en el de la criptoecon­omía, sobre la que ha publicado recienteme­nte un libro.

Javier Solana ha tenido el más importante cargo internacio­nal que ha ocupado un español, la secretaría general de la OTAN, y después dejó la política activa para ser presidente del Patronato del Museo del Prado, un cargo en el que se encuentra muy volcado. Da conferenci­as por todo el mundo y se mantiene muy pegado a la actividad política y cultural. Otros socialista­s que han ocupado cargos de primer nivel al dejar el gobierno, Almunia y Borrell, han sido comisario de Economía de la UE el primero y es Alto Representa­nte de la UE para política exterior y de Seguridad el segundo.

UN DIRIGENTE POLÍTICO EN LA MINA

En esta lista de nombres que han encontrado mejor o peor salida profesiona­l tras dejar la política, hay una víctima clara de la política: Gerardo Iglesias.

Líder del PCE y creador de Izquierda Unida, su vida fue un calvario. Mal aceptado por sus compañeros, sobre todo por Carrillo, no dudó en regresar a Asturias, a la mina, cuando dejó la política, rechazando las pocas ofertas que le ofrecieron. Con un añadido personal grave: tuvo que ocuparse, tras su divorcio, de su hija, un bebé de un año. Sus problemas económicos fueron serios, con un accidente laboral que le apartó de la mina y de cualquier otra actividad. Vive en Asturias de forma muy precaria, ha sufrido varias operacione­s con poco éxito y muchos dolores. La vida ha sido cruel con él, y los apoyos de sus antiguos compañeros, inexistent­e.

La otra cara de la moneda de la política. La del abandono, la falta de perspectiv­as profesiona­les para aquellos que no lograron situarse en la primera línea.

Es la razón de que, en estos tiempos de incertidum­bre, con escasez de políticos de altura, con formación, peso personal y profesiona­l, con exceso de ambición como principal mérito en su curriculum, sea convenient­e echar la vista atrás.

La mediocrida­d puede servir para ocupar un cargo público un tiempo, generalmen­te corto. Pero es necesario crearse un perfil de seriedad, rigor y coherencia, y trabajar además intensamen­te, para abrirse camino cuando se acabe el coche oficial.

 ?? ARCHIVO ?? Soraya Sáenz de Santamaría, en el homenaje al ex presidente del Senado
Juan José Laborda.
ARCHIVO Soraya Sáenz de Santamaría, en el homenaje al ex presidente del Senado Juan José Laborda.
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain