Diario de Cadiz

Un duelo con escasa historia

● El San Fernando y el Algeciras arriesgan poco y aunque los azulinos son superiores en la segunda mitad, la tónica del partido no invitaba a pensar en otra cosa que la igualada

- Jordi Agabo

Si San Fernando y Algeciras hubiesen firmado la igualada a cero goles antes del comienzo del derbi, no hubiese pasado nada de nada. El partido, mucho más intenso en los previos y en las gradas que en el campo, son de los que uno piensa qué aunque durara cien horas en vez de hora y media no cambiaría el resultado. El derbi entre isleños y algecireño­s sólo dejó a las claras que ambos equipos tenían un terrible miedo a perder y que ambas escuadras estuvieron mucho más pendientes de dejar su puerta a cero que de hacer méritos para perforar la contraria y eso, traducido resulta, que el choque no dio mucho de sí, no fue un espectácul­o y, mucho menos, quedó grabado en la memoria de los presentes.

Ya desde el pitido inicial se vieron claras las intencione­s de unos, y de otros. Ninguno de los dos equipos se hacía con el mando del encuentro, ninguno de los dos equipos parecía dispuesto, igualmente, a dejar que el contrario lo atosigara y, por ello, el partido deambulaba en un centrocamp­ismo sin profundida­d. Y como ninguno de los dos cedía en su empeño, los minutos fueron pasando con más pena que gloria.

Eso si, era de admirar el gran orden defensivo con el que trabajaban ambas escuadras, conocedora­s y sabedoras que cualquier despiste, cualquier imprudenci­a, cualquier error, podría costar tremendame­nte caro.

Sólo reseñar, en este primer periodo, un centro-chut, sin ni siquiera la intención de esto último de Zequi que obligó a Fuoli a mandar el cuero a córner, en el minuto 10. Un disparo, al saque de una falta de Tomás que repelió el cancerbero azulino, en el 20. Y un disparo con intención desde la frontal del área de Yerai que se marchó por arriba del marco de un Marcos Lavín que fue, un espectador más.

Ese es el bagaje ofensivo de una primera mitad que no fue, ni de lejos, nada buena, que aburrió y que solamente dejó a las claras que los dos equipos tenían músculos suficiente­s para pelear de lo lindo en la zona ancha, pero poco físico para golpear las zonas conflictiv­as del partido.

En la segunda, y en líneas generales, el San Fernando fue superior al Algeciras. Los de Alfredo Santaelena se instalaron en campo contrario, con poca profundida­d, pero de esta forma hacían que el espectador, en los segundos cuarenta y cinco minutos de juego, se trasladase a la persona de Fuoli, que apenas tuvo que intervenir, sino con el pie únicamente, en el transcurso de toda la segunda mitad.

Pareció ebullir la persona de Biabiany, al que se le echa de menos por estos lares, por segundo, pero solamente fue un espejismo. El galo, en la única jugada de peligro que tuvo en todo el partido remató de cabeza un centro de Pau Martínez en el 66’ y poco más.

Los minutos fueron pasando con la esperanza de que el partido se rompiese en algún momento. Pero no fue así. Los isleños dominaban infructuos­amente y con ello se llegó a los instantes finales de un duelo que no había lucido en intensidad y vibración.

Fue en el 85’ cuando surtieron, de alguna forma, efecto, los cambios realizados pro el técnico madrileño y uno de los que habían entrado, Nahuel, centro para que rematase abajo otro de los que habían hecho acto de aparición, Marcelo, pero éste no acertó para marcar.

En el 88’ fue un centro de Ángel Sánchez, otro nuevo en el partido, el que parecía tener la consecuenc­ia de gol en el remate del propio Marcelo, pero Juan Rodríguez estuvo atento en las marcas y consiguió desviar in extremis.

A los isleños se le vino a la mente el último partido disputado ante sus aficionado­s en casa, en el otro derbi de la temporada, ante el Sanluqueño y apostaron en el tiempo de descuento para poner toda la carne en el asador, desestabil­izar la balanza y, de paso, no darle tiempo al rival para la reacción.

Pero en esta ocasión no tocó la campanita, no hubo fortuna, no sonrió la suerte. Eso sí, segundos antes de la bocina final, Ángel Sánchez enganchó un disparo que tenía todo el olor de volver a repetirse la hazaña, pero el esférico, en esta ocasión salió fuera lamiendo el poste.

Con esto se cerraba un derbi que no fue apasionant­e, ni mucho menos. Que repartió a cada uno de los contendien­tes un punto. Esos que al final de temporada siempre se tienen como oro en paño.

El conjunto de Alfredo Santaelena sigue siete puntos por encima de la zona de descenso

 ?? MIGUEL GÓMEZ ?? Tomás, ex cadista de Algeciras, desplaza el balón en presencia de Biabiany.
MIGUEL GÓMEZ Tomás, ex cadista de Algeciras, desplaza el balón en presencia de Biabiany.

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