Diario de Cadiz

ADOLFO DE CASTRO

- FERNANDO SANTIAGO JOSÉ ANTONIO HIDALGO

SI hay algo llamativo es que aquellos dirigentes políticos de partidos de izquierda que de boquilla dicen defender la educación pública llevan a sus hijos a la privada. La actual ministra de Educación al Liceo Francés de Zaragoza, la ministra Celáa a las monjas Irlandesas de Bilbao. Es imposible creerse cualquier alegato sobre su apoyo a la escuela pública si sus hijos van a la privada. Chaves llevaba a sus hijos al Centro Inglés, una candidata del PSOE a la alcaldía de Cádiz a San Felipe, otros dirigentes socialista­s a las Carmelitas. Incluso el dirigente de IU al que le han puesto una rotonda llevaba a su hijo a San Vicente. Luego se puede escuchar a muchos dirigentes hablar de la escuela pública, al final todo es mentira. Para ellos los colegios privados, los más cortitos a los concertado­s, los más pudientes a los de pago. Para rojos, tiesos, inmigrante­s y niños con necesidade­s educativas especiales, la escuela pública. Aquellos que quieren presumir de haber ascendido en la escala social, pasan de los barrios populares a los colegios de la Avenida, se creen que así sus hijos se codearán con la élite de la ciudad, cuando los que de verdad tienen dinero llevan a los suyos a los colegios del Opus, el Centro Inglés o El Altillo. Lo que llaman clase media aspiracion­al que ven su nuevo estatus social en tener coches grandes, ir de crucero y que sus hijos vayan a colegios con uniforme . La desgracia para Cádiz es que antes el PSOE y ahora el PP van cerrando colegios públicos poco a poco. No se elimina ni una sola línea en colegios concertado­s , se cierran los públicos. Cuando empezaron los conciertos educativos fue en los Pactos de la Moncloa porque no había colegios públicos suficiente­s para la escolariza­ción obligatori­a. De ahí pasamos a que muchos confundier­an el derecho de los padres a que sus hijos recibieran educación según sus conviccion­es, como establece la Constituci­ón, a que el Estado tenga que pagar los colegios que su capricho determina. De ahí pasaremos a la libre elección de médicos pagado por el Estado, a la libre elección de jubilación a costa del erario, hasta el infinito y más allá, con el beneplácit­o de aquellos que presumen de ser de izquierdas pero sus hijos van a colegios de curas o de monjas. El cierre del Adolfo de Castro es una puntilla más en el ataúd de la enseñanza pública, con el silencio cómplice del PSOE y el entusiasmo del concejal de Educación, el tal Berduya, que siendo maestro de la pública en San Fernando contribuye al descrédito del sistema que le da de comer con graves faltas de ortografía, concejal de cofradías y de educación, el pensamient­o mágico del Hombre del Espacio y los colegios públicos de Cádiz. Así nos va.

El cierre del Adolfo de Castro es una puntilla más en el ataúd de la enseñanza pública, con el silencio cómplice del PSOE

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