Diario de Cadiz

“El patio andaluz es una evolución del jardín mesopotámi­co”

- Francisco A. Gallardo

–Paisajismo. En España nos falta comprender la importanci­a de su profesión.

–En países como Francia o Reino Unido tienen sus programas de televisión, tienen inf luencers. En los últimos quince años el paisajismo se relaciona más con el arte. Chillida tuvo un gran proyecto de paisajismo que nos legó.

–¿Y qué sería el paisajismo?

–Es la adaptación de los elementos de la naturaleza organizada de forma creativa y unida a medios arquitectó­nicos o medioambie­ntales. ¿Qué soluciona un paisajista? Un arquitecto hace una casa bonita pero el jardín no acompaña. Hay quienes se gastan mucho dinero en una casa pero después no resuelven el entorno. Y eso lo soluciona el paisajista. Y también si hay que aprovechar una pequeña parcela, si el coste de su mantenimie­nto es enorme, si se busca privacidad. El paisajista convierte el espacio al aire libre en utilizable y estético.

–¿Los jardines dicen mucho del propietari­o o de quien cuida la casa?

–El jardín es una alegoría de las personas. El jardín es una alegoría sociológic­a. Los persas convertían un vergel dentro de los muros, y los jardines medievales

está abrigados por el claustro. Ambos están presentes en nuestra cultura a día de hoy, en Córdoba, en Andalucía en general...

–¿Crear jardines y adaptarlos al entorno genera tendencias?

–Marcamos tendencia por coherencia de nuestro trabajo. Uno de mis jardines, el Jardín de las Alianzas, en Uclés, Cuenca, tiene tres premios internacio­nales y crea tendencia. Hay jardines contemplat­ivos, otros culinarios.

–¿Y qué le suele pedir un cliente?

–Los clientes suelen demandar jardines funcionale­s, de bajo mantenimie­nto y bellos. Hay jardines que sirven de oficina, para hacer yoga o para tomar café. Se piensa para las necesidade­s de uso de los clientes. En las casas y en las ciudades son lugares para los juegos infantiles y se están recuperand­o los huertos urbanos, el huerto ornamental, el pottagerie, con especies autóctonas para comer.

–¿Cuál es la dimensión de un jardín para llamarlo así?

–No hay límite de espacio para tener un jardín en casa. En una pequeña terraza se pueden crear elementos ajardinado­s. En el interior se pueden crear jardines verticales. El patio andaluz, por ejemplo, es un vestigio, una evolución, del jardín mesopotámi­co.

Evoluciona a los jardines nazaríes, patios cerrados llenos de naturaleza para contemplar, para alimentars­e y como farmacia.

–La belleza está en el interior, dicen.

–La belleza y la naturaleza. El jardín nos acompaña en la relación con el medio ambiente, nos visitan los pájaros.

El patio es un baño de bosque sin ir al bosque, el contacto con la tierra hace que el cuerpo se equilibre. Y de ahí obtenemos orégano, tomillo, tomate, hierbabuen­a para cocinar. Pero también tenemos los terrarios orientales con rastrillo. El ser humano es naturaleza y nos hemos encerrado en cubículos

de ladrillo en contra de nuestra relación con el entorno.

–Su último gran proyecto es el Jardín Roma, en Zahara de los Atunes ¿cómo es?

–Es un proyecto pionero de geobiologí­a y energías telúricas. El mismo proceso que se utilizaba para la construcci­ón de abadías, de catedra-*

les. Permite detectar las ondas y subir el estado energético. El jardín se va diseñando según códigos áureos. Con el estado de alegría, de bienestar, todo se potencia. Se complement­a con esculturas de Verónica Mar y responde a un relato literario. Todo en un entorno natural, tradiciona­l por lo vegetal y moderno por el diseño.

–¿Se puede visitar?

–Está en una finca privada. Genera una energía de amor, de un bello recuerdo.

–¿A qué se refiere cuando un paisajista habla de “energía”?

–Podríamos decir que la energía es buen rollo. Se mide en bovis y a mayores unidades, más potencia. La energía depende de las fallas, las memorias, el agua. Las catedrales, por ejemplo, no se construían en cualquier parte. Interesa, por ejemplo, que el agua subterráne­a esté en movimiento. La fuerza de la naturaleza hay que saber utilizarla y el estudio de paisajismo lo estudiamos a fondo, con escáner y maquinaria. Hay mucho de matemática. De esta manera creamos una mejor versión del lugar, física y también energética­mente.

–¿Cómo se integra la luz artificial en un jardín?

–Con sutileza. Las lámparas son elementos luminosos arquitectó­nicos y han de estar integrados, con luz natural y con la luz que deben aportar.

–Por tanto, el paisajismo incluye muchas disciplina­s.

–El paisajista no puede saber tanto, debe rodearse de un equipo multidisci­plinar. Debe tener un formación sólida a nivel de ingeniería pero también tiene que rodearse de un equipo que sepa de especies, de cálculos eléctricos. Una vez que todo eso se denomina se saben utilizar mejor los recursos. Entonces el jardín puede entrar en un espectro más poético, con soluciones oníricas.

No hay límite de espacio para tener un jardín en casa. En la terraza, en el interior, incluso”

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