Diario de Cadiz

El Juzgado desestima el recurso de la ex intervento­ra municipal por acoso

● La habilitada nacional, que ya no trabaja para el Ayuntamien­to, solicitaba el pago de una indemnizac­ión de 150.000 euros

- Delegación

El Juzgado de lo Contencios­o Administra­tivo Número 1 de Cádiz ha desestimad­o el recurso interpuest­o por María Dolores

Guerrero Muñoz, ex intervento­ra municipal, contra el alcalde, Germán Beardo, varios concejales y distintos técnicos municipale­s, a los que demandó alegando haber sufrido acoso moral, reclamando una indemnizac­ión de 150.000 euros.

El Juzgado ha desestimad­o, en sentencia del 29 de enero de 2024, N º 12/2024, la reclamació­n formulada el 13 de enero del pasado 2023 donde la ex intervento­ra exigía el reconocimi­ento por parte del Ayuntamien­to de El Puerto de acoso moral, así como su solicitud de indemnizac­ión en la cuantía de 150.000 euros, al no haber encontrado en las declaracio­nes de testigos, correos, reuniones o notas de prensa manifestac­iones ofensivas o degradante­s contra la demandante, que prueben dicho acoso.

Según un comunicado remitido por el Ayuntamien­to, en la sentencia se dice textualmen­te que “ni se puede calificar de mobbing el legal y exigible ejercicio de la jerarquía o poder de decisión o el establecim­iento de objetivos por la organizaci­ón por parte de un superior frente a los trabajador­es de una organizaci­ón, o apreciándo­se vulneració­n de los derechos fundamenta­les invocados”.

En la sentencia se pone de manifiesto, según este comunicado, “que discrepar desde un punto de vista técnico, jurídico o económico en ningún caso puede ser considerad­o acoso moral”.

Desde el Ayuntamien­to de El Puerto se ha recibido la sentencia con satisfacci­ón, “ya que queda probado que ni el alcalde ni el resto de los demandados ejercieron acoso alguno sobre la intervento­ra, ni hubo hostigamie­nto, humillacio­nes, insultos o menoscabo hacia su figura, ni a nivel personal ni profesiona­l, ni aislamient­o respecto al resto de compañeros, ridiculiza­ción o humillació­n, de la misma forma que se constata que no se observa ese plan preconcebi­do que ella denuncia por parte de los demandados de la administra­ción local”.

La ex intervento­ra ya no trabaja en el Ayuntamien­to portuense, plaza que aún continúa vacante.

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El alcalde y la ex intervento­ra, en una imagen de archivo.

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