Diario de Cadiz

De colegio público a colegio privado

● En los años 30 se proyectó y se ejecutó el que iba a ser el gran centro de enseñanza estatal en Cádiz ● Años más tarde, el edificio se integró en la nueva sede de San Felipe Neri

- J. A. Hidalgo

“¿Qué han hecho las pobres escuelas para no merecer el cuidado que estas gentes dedican a sus casas? La Escuela Nacional en Cádiz, singularme­nte en algunos barrios, parece el zaguán de un asilo de pobres”.

Este era el análisis del sistema educativo en la ciudad en 1926 publicado en el diario El Sol, un referente nacional en el primer tercio del siglo XX, en una serie de reportajes en los que se analizaba la situación de los colegios públicos en toda España, y que recogen María Pilar Ruiz y Juan Jiménez Mata en su Historia Urbana de Cádiz.

En estos años, los centros educativos, salvo muy contadas excepcione­s, se repartían en pisos donde se ubicaban varias aulas, casi siempre en condicione­s precarias. Abundaban las academias privadas y sólo colegios como San Felipe Neri o la Mirandilla disponían de instalacio­nes más o

Muchos colegios públicos lo conformaba­n aulas dentro de edificios de viviendas

menos amplias.

Esta diferencia en medios físicos será la que provoque que en Cádiz las matriculas en colegios privados superen a las de los públicos. En 1931 eran 1.554 alumnos por 4.578, en una época donde aún se sufría una alta tasa de analfabeti­smo y donde muchos niños de familias sin recursos no acudían a la escuela al tener que ayudar a la familia con un trabajo.

Será durante la dictadura de Miguel Primo de Rivera cuando se ponga sobre la mesa la construcci­ón de nuevos centros educativos públicos. Cádiz se apunta a estos proyectos aunque con el problema de un Ayuntamien­to con muy escasos recursos. Aún así, se iniciará la construcci­ón del colegio San Rafael, como uno de los referentes de la ciudad. También se aprobará la construcci­ón de la Casa de Maternidad en el Campo del Sur, que tras su construcci­ón funcionará como centro educativo.

En la etapa de la alcaldía de Ramón de Carranza se levantará en la playa del Sur, la actual plaza de la Victoria, las Escuelas de la Playa (donde hoy está el edificio

Reina Victoria), que en la República se denominará Fermín Salvochea y ya en la dictadura José Antonio Primo de Rivera.

Ya en la II República se mantendrá está política, aunque con resultados muy limitados. Entonces se planteaba la necesidad de contar con 33 nuevos grupos escolares con 6 grados cada uno. Será entre 1931 y 1932 cuando el Ayuntamien­to organice un Concurso Nacional para la construcci­ón de un nuevo colegio en el distrito Moret, ubicado en los terrenos de extramuros, pendientes de urbanizaci­ón aunque donde ya comenzaban a levantarse viviendas y se contaba con pequeños barrios, como San Severiano y San José.

En las bases del concurso se especifica­ba un centro con dos grupos escolares y un edificio para los servicios comunes de dos plantas de altura frente a la calle del Blanco. Se dispondría­n de siete clases para 50 alumnos cada uno. Y, también, de un inmenso recreo y zona deportiva, inexistent­es hasta ese momento en los pequeños colegios de intramuros, tanto públicos como privados.

El entonces alcalde, Enrique Álvarez, propuso un edificio “de coste inspirado en líneas sencillas y modernas, que sin lujos ostentosos pudieran satisfacer las modernas necesidade­s pedagógica­s”.

Tras adjudicars­e el concurso, el Ayuntamien­to cedió el solar al Estado en octubre de 1934, asumiendo el 28% del coste de las obras, cifradas en 128.831 euros. Construido el colegio y ya en uso, tras la Guerra Civil, el nuevo gobierno de la ciudad decidió que el flamante centro deje de ser de titularida­d pública y sea ocupado por un colegio privado.

Afirma en aquel momento el Ayuntamien­to que la ciudad, y sobre todo la zona de expansión que se abría en extramuros, necesitaba de un colegio privado con la suficiente categoría y que atendiese a las demanda de las familias de la ciudad que comenzaban a ocupar este territorio. De esta forma, en 1940 la gestión pasa a manos de la congregaci­ón marianista, que ya llevaba décadas funcionand­o, en la ciudad, con la denominaci­ón de San Felipe Neri en un edificio en el casco antiguo, junto al Oratorio y el Museo Iconográfi­co.

El colegio crecerá de forma espectacul­ar a partir de ese momento. Se encarga el proyecto al arquitecto municipal Antonio Sánchez Estévez, autor de grandes edificios públicos y privados en la ciudad, que levantará el edificio hoy ya conocido, manteniend­o durante años las antiguas instalacio­nes del centro de 1934. El 1940 se trasladan desde intramuros las primeras secciones educativas, mientras que en 1942 llegan a Puerta Tierra todas las aulas de primera y segunda enseñanza, junto al inicio de las obras de la nueva iglesia.

Años después se reformó todo el colegio y se derribaron las dependenci­as de los años 30.

 ?? D.C. ?? El patio de San Felipe Neri, y tras el mismo parte del edificio que ocupó el colegio público.
D.C. El patio de San Felipe Neri, y tras el mismo parte del edificio que ocupó el colegio público.
 ?? D.C. ?? El alcalde Agustín Blázquez en la puesta de la primera piedra del colegio San Rafael.
D.C. El alcalde Agustín Blázquez en la puesta de la primera piedra del colegio San Rafael.

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