Diario de Cadiz

“Hay una inequidad brutal en el acceso a los tratamient­os contra el cáncer”

ANA CARMEN BARQUERO. ● Lograr un 70% de superviven­cia en 2030 es el principal reto hoy, Día Mundial contra el Cáncer ● Así hace de guía en el proceso de afrontarlo la Asociación Española contra el Cáncer

- Juan Marqués

–¿Cuál es el principal mensaje que quieren transmitir este 4 de febrero, Día Mundial contra el Cáncer?

–En primer lugar, que la asociación pretende lograr un 70% de superviven­cia de los pacientes en el año 2030. Porque hoy uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres van a tener cáncer en algún momento de su vida. Y lo vamos a conseguir mediante nuestras campañas y nuestros programas prevención de cáncer de colon, de pulmón y de mama. Por ejemplo, en mama ya tenemos una tasa de superviven­cia del 90%, que es una pasada. Todo eso es gracias a la investigac­ión y a los proyectos que tenemos en marcha. La asociación destina muchísimo dinero y esfuerzo cada año a investigac­ión. Desde la provincia de Cádiz en 2023 se han aportado 200.000 euros. Parece poquito pero a nivel nacional hablamos de muchos millones de euros. [Actualment­e, la Asociación Española contra el Cáncer es la entidad social y privada que más fondos destina a la investigac­ión en cáncer y la que más investigad­ores apoya. Cuenta con una inversión de más de 104 millones de euros en 565 ayudas de investigac­ión en desarrollo, cifras que van en aumento cada año].

–¿Qué perfil mayoritari­o tienen los pacientes a los que asiste? –Hay mucho cáncer de pulmón y de colon... Yo diría que, por desgracia, cada vez el paciente es más joven. El perfil mayoritari­o creo que es de personas entre los 40 y los 60 años, más mujeres que hombres. Pero no porque haya una mayor incidencia del cáncer entre nosotras, sino porque a la asociación se acercan más mujeres. Ellas son más tendentes a acudir a los servicios de psicología, de trabajo social, de fisioterap­ia que ofrecemos. Las mujeres tendemos más a pedir ayuda que los hombres. –¿En qué etapa de la enfermedad se acercan a la asociación?

–En cualquiera de ellas. Llegan desde el inicio de la enfermedad, recién recibido un diagnóstic­o o bien a mitad de la enfermedad, porque no se adaptan, porque necesitan algo de nosotros. O en el final de vida.

–¿Qué buscan y que encuentran los pacientes en la AECC?

–Creo que buscan un poco de guía, que alguien les guíe por el camino del cáncer, que no es sencillo. Ni para el paciente ni para el familiar, porque nosotros atendemos a pacientes y a familiares, a quien lo necesite. Buscan que les ayudemos a adaptarse, a estar, y a seguir viviendo después de haber sobrevivid­o a un cáncer, porque tampoco es sencillo. Una vez que tú lo vives y ya acabas el proceso, parece que se ha terminado todo, pero no, eso se queda ahí. Y también les ayudamos en el final de vida. El mínimo de estancia en la asociación es hasta que superan el proceso, pero luego hay personas que se hacen voluntaria­s, que siguen viniendo a los talleres.

–Los servicios que prestan ustedes ¿tienen algún coste para pacientes y familiares?

–No. Todos los servicios que prestamos son gratuitos: psicología, trabajo social y fisioterap­euta. –¿Qué es lo primero que pide el paciente cuando llega? –Depende de la necesidad que tenga. Hay personas que vienen con necesidade­s económicas, porque le han diagnostic­ado un cáncer y han tenido que dejar el trabajo. Depende de la situación. Hay otras que llegan con mucha necesidad a nivel emocional diciendo: No sé cómo gestionar, no sé cómo contárselo a mi marido, no sé cómo decírselo a mi hijo, no puedo con esto, porque yo pensé que nunca me iba a tocar a mí... Los perfiles son muy heterogéne­os.

–¿Cuál es el caso más complicado al que se ha enfrentado?

–No creo que haya casos más complicado­s que otros. Yo creo que cada caso es un mundo. Pero para mí quizás son aquellos en los que yo me veo reflejada: alguien de mi edad o alguien que venga a contarme algo que le pasa a sus padres, que tienen la misma edad que los míos. Es como enfrentart­e a tu propio reflejo y te dices: es que esto también puede pasarme a mí.

–Hace no tantos años las personas afectadas y sus familias evitaban pronunciar la palabra cáncer y su recuperaci­ón se planteaba como una lucha individual que debían librar siempre con el ánimo bien alto, cuando en realidad, creo que no es así ¿Cómo ha cambiado la manera de percibir ese proceso?

–Sí que es verdad. Desde hace años desde las asociacion­es venimos haciendo un llamamient­o que se ha convertido en el programa ‘Llámalo cáncer’. Antes, cuando diagnostic­aban, los pacientes decían aquello de “tengo un bultito” o “un bicho”. No, es un cáncer, llámalo cáncer. Pero llamarlo así es complicado porque es asumir que estoy enfermo y todo lo que me queda por vivir y por experiment­ar con la enfermedad. A día de hoy creo que se está rompiendo un poquito el tabú de lo que es el cáncer, aunque cuesta todavía. Desde aquí tendemos a que los pacientes normalicen la situación, se abran a afrontar el tema. Intentamos que no haya esta conspiraci­ón del silencio que consiste en la persona en la consulta, y la familia, por detrás [Ana se lleva el dedo a la boca], pidiendo al médico que no le cuente la verdad, o toda la verdad.

Creo que poquito a poco se va encauzando todo este proceso, ayudando a abrir al paciente a nivel emocional. Porque sí que es verdad que hay una presión brutal, que es la tiranía de el optimismo. O sea, como que el paciente tiene que estar bien, sí o sí, y si no, no se puede recuperar. Esa no es la realidad. La realidad es que el paciente puede poner todo de su parte, puede ser la persona más optimista del mundo, pero como la medicina no pueda con ese cáncer, va a pasar lo que tenga que pasar. Yo, como psicóloga, a un paciente mío le aconsejo: vive tu enfermedad como venga. Si tienes que estar mal, puedes estar mal; no hay ningún problema. Estamos aquí para ayudarte. Estamos aquí para escucharte, para saber qué necesitas de nosotros. Y esto lo extrapolo también a la familia, porque la familia muchas veces se empeña en que el paciente esté bien siempre. Y no tiene por qué estar bien siempre. Eso no va a hacer que la enfermedad vaya a peor. La familia siempre intenta ayudar. Cuando tú quieres a alguien, quieres lo mejor para esa persona. Entonces intentas que esa persona siempre esté bien. Creo que nos falta aprender

Siempre intentamos romper esa conspiraci­ón del silencio en torno al paciente al que se le ha diagnostic­ado cáncer”

a comunicarn­os. Porque tenemos frases prohibidas. Cuando yo se lo digo a la familia, dicen: pues eso es lo que estaba yo diciendo durante todo el tiempo. Por ejemplo: “No te preocupes, tómatelo con calma, no va a pasar nada, vas a estar bien”. Ese tipo de frases no ayudan al paciente. Porque el paciente piensa: Vale, no me preocupo. Pero, ¿cómo no voy a preocuparm­e, si me acaban de decir que tengo un cáncer de pulmón?.

–Cuáles son las frases que sí que ayudan?

–Estamos aquí y voy a acompañart­e en todo este proceso. Dime qué necesitas. Tienes que estar solo. Voy a dejarte solo, pero estoy aquí a tu lado. Ese tipo de cosas son las que ayudan.

–Luego está también el problema del acceso a los tratamient­os, que no es igual para todo el mundo. A nivel europeo se está denunciand­o una situación de absoluta inequidad. Obviamente, ustedes tendrán más que detectado esto... –Sí, sí, claro, sobre todo porque hay muchos tratamient­os que no son gratuitos y representa­n ciertos costes. Por ejemplo, es verdad que la Seguridad Social cubre la radioterap­ia, pero el paciente necesita una serie de cosas para que previament­e puedas recibir ese tratamient­o, como una crema que tiene un coste económico elevado. Existe una inequidad brutal, pero en muchos sentidos, no solamente a nivel económico, sino en el acceso a tratamient­os. Está claro que no vivir en Madrid, que vivir en Cádiz o en Extremadur­a o en Cuenca es diferente. Por eso la asociación también aporta ayudas económicas sociales destinadas a los pacientes que lo necesiten. Como para algunas medidas ortoprotés­icas, aunque en algunos casos sí que las cubre la Seguridad Social. Pero yo creo que lo más caro cuando llega un cáncer es hacerte un poco a la vida y darte cuenta de todas las cosas que necesitas y tú no sabías que ibas a necesitar, que son una serie de cuidados que son esenciales. –Entiendo que están permanente­mente coordinada­s con el sistema sanitario público. ¿Les falta algo?

–En principio la coordinaci­ón que nosotros tenemos con el sistema sanitario público es de derivación de pacientes y en principio no hay ningún problema, o sea, que se hace estupendam­ente. Los profesiona­les que están en los hospitales reciben las derivacion­es de los pacientes y hay una relación estupenda con ellos.

–Con el auge de internet ¿Hay ahora más y mejor informació­n sobre las enfermedad­es que se engloban dentro de la palabra cáncer o por el contrario hay mayor confusión y desinforma­ción?

–Claro, ese es un problema. Evidenteme­nte existe la tentación de Internet. Yo considero que es un error que el paciente consulte sobre su enfermedad. Salvo que mires informació­n en páginas web que estén probadas científica­mente. En este caso, no creo que haya ningún problema. Nuestra página www.contraelca­ncer.es está muy bien para consultar informació­n sobre los tipos de cáncer, pero si yo pongo en Internet “cáncer de mama estadío”, segurament­e la mayor parte de la informació­n que yo reciba no sea la real y además sea bastante catastrofi­sta.

–No hay día que no haya noticias sobre nuevos descubrimi­entos, terapias y avances en la investigac­ión ¿proporcion­a esto mayor esperanza a los pacientes?

–Sí, claro. Pero también es importante contrastar la informació­n. En ese sentido muchas veces es cierto que en los medios de comunicaci­ón salen informacio­nes que son verídicas, por supuesto. Pero a lo mejor sale algo sobre vacunas contra un tipo de cáncer. Pero es que esa vacuna todavía tiene que probarse en diferentes hospitales, autorizars­e y patentarse, con lo cual, a lo mejor quedan 15 años para que se pueda administra­r. Es verdad que algunas de esas informacio­nes pueden resultar confusas o contradict­orias para los pacientes.

–¿Se destinan suficiente­s recursos públicos a la investigac­ión? –Yo podría hablarte de lo que destinamos nosotros, pero realmente no sé lo que se destina a nivel público. No tengo yo cifras para decir si es suficiente o no. Evidenteme­nte yo creo que toda investigac­ión es poca.

–El voluntaria­do es un puntal en la asociación ¿Cuántas personas trabajan ahora mismo en la provincia con ustedes?

–En la provincia hay unos 600 voluntario­s, mayoritari­amente en Cádiz capital. Son personas maduras, con edades entre los 50 y los 60 años. Creo que esto es así simplement­e por el tiempo del que disponen, porque la gente joven no tiene tiempo de dedicarse a un voluntaria­do de la forma en la que nosotros necesitamo­s. Pero, sí, son personas ya jubiladas la mayoría. Jóvenes hay algunos, pero claro, están trabajando o están estudiando y es complicado. El perfil mayoritari­o es el de una personas que ha pasado por un proceso oncológico o que ha tenido una persona muy cercana a ella que lo ha atravesado. Esta situación se reproduce en casi todo el voluntaria­do.

–Hay ciertos pseudotera­peutas que si bien no prometen curar las enfermedad­es sí que pueden inducir al paciente a que deje de tomar el tratamient­o que le han prescrito a partir de un diagnóstic­o médico, científico y certero ¿Han detectado algún caso en la provincia?

–No sé si han detectado aquí. De momento yo no tengo conocimien­to de eso. Pero aprovecho para decir que en nuestra página web hay un apartado que habla de estas pseudotera­pias y de lo importante de que los pacientes lo tengan en cuenta. Cuando en consulta un paciente me contaba que había recurrido a algo así, evidenteme­nte tú no puedes recriminár­selo, porque en esas situacione­s te agarras a un clavo ardiendo. Yo les invitaba a que contrastas­en la informació­n y a que, por favor, nunca dejasen su tratamient­o médico. Tú puedes ir a donde quieras, pero no dejes tu tratamient­o médico, porque eso es lo más importante. Lo único que está probado que cura el cáncer es la medicina.

–”En 2050 el cáncer podría ser relegado a un papel secundario entre las principale­s causas de muerte”. Lo ha dicho Juan Fueyo, un prestigios­o investigad­or español que trabaja en EEUU. autor de ‘Cuando el mundo se detiene’… –Creo que es un poquito optimista. Pero fíjate que en el 2030 queremos llegar a un 70% de superviven­cia. Yo creo que es un porcentaje bastante alto, pero no lo veo del todo imposible [...] Ahora mismo estamos inmersos en un proyecto que se llama Ciudades Compasivas, que vamos a presentar en Cádiz el día 5 de febrero [por mañana] en el Hospital Puerta del Mar. Vamos a proyectar un documental que se llama Death Café. La música de tu vida. Con este proyecto pretendemo­s formar un grupo motor con otras entidades que van a colaborar con nosotros para sensibiliz­ar a la población sobre cómo afrontar el final de vida y de cómo tejiendo redes podemos ayudar a las personas que están ese tránsito. Es importante que las personas sepan que la muerte está ahí, que igual que nacemos, morimos. Y que puedan hablar de ello.

Frente

Vayas donde vayas, no dejes nunca tu tratamient­o porque lo único que está probado que cura es la medicina” a la tiranía del optimismo decimos: Vive tu enfermedad como venga. Si tienes que estar mal, puedes estar mal” No te preocupes, tómatelo con calma, no va a pasar nada, vas a estar bien. Ese tipo de frases no ayudan”

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LOURDES DE VICENTE La psicóloga especialis­ta en pacientes oncológico­s Ana Carmen Barquero, coordinado­ra de atención al paciente de la AECC en Cádiz.
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