Diario de Cadiz

Llorente deja viva la Liga

● El rojiblanco aprovechó un despiste defensivo en el tiempo de prolongaci­ón para darle el empate al Atlético ● Brahim había puesto por delante a un Real Madrid que se vio ganador

- Roberto Morales (Efe)

A los 93 minutos, cuando el derbi moría con el Real Madrid defendiend­o su golpe a Laliga y el Atlético de Madrid se volcaba en busca de su último tren, el enésimo remate de cabeza explotando la falta de centímetro­s madridista­s en la zaga, provocó ayer el empate con el tanto de Marcos Llorente que neutralizó la gran actuación de Brahim y mantiene vivo el campeonato.

Ya sentía el Real Madrid su paso de gigante hacia el título con el que era su séptimo triunfo consecutiv­o, basado en una fortaleza como grupo que se desplomó en la última acción. El castigo a la ausencia de centrales. El premio a la fe de un Atlético que nunca se rindió ni priorizó la Copa del Rey. Con cambios claves desde el banquillo de Diego Simeone. El efecto contrario los de Carlo Ancelotti.

Simeone ha sido el único entrenador que dio con la fórmula para derrotar al Real Madrid este curso. Lo desfiguró en el derbi liguero del Metropolit­ano, sacando a relucir unas inesperada­s carencias, y desde la resistenci­a lo eliminó de la Copa del Rey. Con más piernas que el rival, llevando al límite a unos jugadores que acusaron el desgaste de la Supercopa. En el Santiago Bernabéu firmó un empate retocando su apuesta por una línea de cinco en defensa que fue endeble pese a la ausencia de jugadores de área madridista­s.

Esa fortaleza como punto de partida del éxito de Simeone, desplomada en numerosas ocasiones en un Atlético con dos caras este curso, lo volvió a situar al borde del abismo. Por momentos a trece puntos del líder. Pero fue con todo en la que era su última oportunida­d. Con un claro punto que explotar, su superiorid­ad de altura en el balón parado, plasmada en un duelo desequilib­rado de Morata ante Carvajal.

El día que cumplía 400 partidos con el Real Madrid Carvajal, lo celebraba desde una posición inédita, de central. Rüdiger no llegaba a tiempo y Ancelotti se veía forzado a alinear una defensa impensable. Y dudó ante el percance de Vinícius en el calentamie­nto, un problema de cervicales que lo apartó del derbi. Optó primero por Joselu, para incrustar un 9 entre tres centrales, y acabó apostando por la movilidad ofensiva con Brahim. Sin dar una referencia en la marca al rival.

Y respondió con un gran partido Brahim para convertirs­e en héroe inesperado. Generando desequilib­rio, conectando con Rodrygo y Bellingham en un Madrid con buen pie en la posesión que supo cuando castigar con velocidad o manejar el momento de replegarse. Comenzó acabando jugadas con el zurdazo raso de Brahim que detuvo Oblak o el disparo de Camavinga que no encontró puerta. Dos avisos en los primeros cinco minutos. Una muestra de intencione­s.

Alejado de su mejor momento físico, siempre que apareció en el partido Griezmann inventó. Ya perdía un Atlético carente de contundenc­ia defensiva, permisivo en los últimos metros, por un regalo. Primero Saúl desvió un pase para habilitar a Lucas Vázquez. Después Koke en su intento de despeje le puso el gol en bandeja de oro a Brahim que no perdonó ante un Oblak superado.

Ese plus de intensidad mayor madridista encontraba el premio y obligaba a Simeone a cambiar su dibujo ante la necesidad de puntos. Pasó a defensa de cuatro en busca de la intensidad en la presión inexistent­e.

A los 68 minutos ya había agotado sus cinco cambios el argentino. Encontró mayor mordiente desde el banquillo, a la vez que midió esfuerzos con la mente en las semifinale­s coperas, para empujar al Real Madrid hacia su terreno aumentando posesión. Careció de acierto en la definición hasta el último suspiro. Cuando lo tuvo se encontró con la alegría que tanto necesitaba Savic, anulada tras la celebració­n.

Como no, de cabeza. A balón parado tras el perfecto saque de esquina de Griezmann. Posición antirregla­mentaria de Saúl.

Los equipos cambiaban sus papeles respecto al último encuentro. El Real Madrid defendía y corría al contragolp­e. En ese escenario brillaba Brahim, con regates que levantaban a su afición.

Los cambios le jugaron una mala pasada a Ancelotti. El Atlético de Madrid dio un paso al frente definitivo y Lunin salvó el remate de espuela de Griezmann pero nada pudo hacer ante el testarazo de Marcos Llorente que mantiene con vida Laliga.

 ?? JUANJO MARTÍN / EFE ?? Marcos Llorente celebra con Griezmann junto al banderín de córner el gol del empate del Atlético.
JUANJO MARTÍN / EFE Marcos Llorente celebra con Griezmann junto al banderín de córner el gol del empate del Atlético.

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