ZAPATERO, SHAKESPEARE Y EL GLORIOSO
Fel “insigne” Zapatito (digo el jacarandoso diminutivo porque se lo oí decir en su día a un preclaro alcalde del Psoe de antes, de un gran pueblo de la provincia de Cádiz, en un “pa-ti-pa-mí” nada sospechoso de pepería), fue el insigne Zapatero, repito, quien habló de brotes verdes, haciendo metafóricamente alusión a cómo en España “empieza a amanecer”, eso que cantábamos inocentemente en los Glacis de Puertatierra o Puerta de Tierra, como prefieran, antes de entrar a las novísimas aulas de un Columela que se trasladaba extramuros por necesidades evidentes. Creo que arriba escribí España, ¿no? Y me pregunto si debo pedir perdón por decir España. O temer. Porque como hable el idioma de Quevedo o de Larra en un ambulatorio de la Sanidad Pública del balear archipiélago, Zapatito, ni te miran la hernia de la ingle ni la de hiato, ni el carcinoma del vejigón, ni el prostatazo que se le ha puesto al otro, que lo tiene, me dice, chungui pa lo de meá. Hablas español, ergo te puedes morir con tus cánceres o tus covides o... Fucking life, expondría Shakespeare si resucitase.
Fue, a la postre, Zapatito, a quien, por cierto, votamos en un ya lejano día que olía a carne quemada y sangre inocentes, el que acuñó lo de las nuevas yemas y esa cosa en el Glorioso de Pellegrino parece ir surtiendo entre las flores amarillas. Porque el modus operandi del Glorioso fue muy similar al del equipo que vimos jugar contra ese Atleti que de la mano de Valverde vuela. El pelotón se queda o se mueve ahora más tiempo en las botas de unos jugadores que con Sergio parecía que pateaban fuego, que se quemaban, en lugar de tener la serenidad suficiente para no perderlo de un patadón sin ton ni son, hala, palante como sea, sin pensar que cuanto más lejos mandes el balón, más pronto lo tienes otra vez delante.
Las enseñanzas del antiguo central del Barça y del Valencia, parece que les hubieran transmitido a todos los que tiene el honor y el privilegio de jugar en el Glorioso un concepto nuevo. Que es viejo, desde luego. El argentino ha debido aleccionarles: “Ustedes no son tan malos como os han hecho creer, ustedes son jugadores de la primera división española, ustedes tienen que meterse en la cabeza que pueden tocar la bola como tantos otros equipos que lo hacen, que con los balonazos al cielo es más difícil ganar un partido que poseyendo la pelota, ustedes son formidables y valen, tengan confianza”. Y así se plasma en el verde. Ante la ausencia de la Furia Gitana, un Meré que ha hecho el mejor partido desde que llegó a nuestra Tacita de Oro. Ante la ausencia de Alcaraz, siempre necesario, emergió un Álex Fernández que jugó como antes, o sea, bien. Ante la ausencia de Roger se apañó con un Sobrino discreto… Aunque lo que no hay dios que lo arregle, a ver si Pele sí, es lo de meter un golito. Porque se dice que hay que reforzar la defensa; pero si la defensa del Glorioso funciona. Al Barcelona le han metido 31 chicharitos y a nosotros, 30. Villarreal viene de cascarle una manita a los azulgrana. Al Glorioso, cero. Es la delantera, Vizca, lo que hay que arreglar. Solamente. Con lo demás se puede tirar. Y quizá hasta salvarnos. Aunque ese resultado del Celta en Pamplona…