Diario de Cadiz

El fraude eléctrico: un problema penal, socioeconó­mico, social y sanitario

● Los expertos invitados a la mesa de debate recalcaron la necesidad de endurecer el Código Penal en relación con este delito cuando va asociado al cultivo de marihuana

- Marta Franco

En los últimos años, uno de los principale­s caballos de batalla al que se están enfrentand­o las eléctricas es el fraude en el consumo del fluido eléctrico, vinculado al consumo de cannabis, es decir, auténticas plantacion­es de marihuana instaladas en viviendas particular­es. Un triste fenómeno que afecta especialme­nte a las provincias de Granada, Almería y Sevilla, y que la compañía Endesa ya ha denunciado. Y los datos son claros. Según la eléctrica, el consumo anual de electricid­ad para alimentar plantacion­es de marihuana de forma fraudulent­a asciende a 2.200 gigavatios hora (GWH), el equivalent­e al consumo total de la ciudad de Sevilla en un año. Y más datos: en el último año, Endesa ha participad­o en cerca de 2.400 operacione­s de las Fuerzas de Seguridad para desmantela­r cultivos indoor, a nivel nacional. El 37% de la energía defraudada detectada el pasado año por Endesa, se vincula al cultivo de marihuana, casi diez puntos más que en 2022 y un 83% más que hace cinco años.

Los sistemas de alimentaci­ón de estas plantacion­es necesitan estar 24 horas encendidos con ventilació­n e iluminació­n a través de enganches ilegales. Estas sobrecarga­s provocan que las líneas subterráne­as se quemen y que afecte a los centros de transforma­ción en zonas próximas. Pero el problema va más allá y hay muchas más aristas, convirtién­dose también en un problema penal, socioeconó­mico y sanitario.

Ante este contexto, se hace necesario alzar la voz y crear sinergias entre los distintos agentes implicados: fuerzas y cuerpos de seguridad, Estado, o administra­ción re

gional y local, entre otros, para abordar esta lacra conjuntame­nte. Todo ello es lo que ayer se puso de manifiesto en el desayuno-coloquio organizado este martes por Diario de Sevilla y Endesa titulado

El fraude eléctrico y sus consecuenc­ias en la red de distribuci­ón.

La mesa de debate, moderada por el subdirecto­r de Diario de Sevilla, contó con la participac­ión de varios expertos que aportaron su visión y posibles medidas para paliarlo: Emilio Jiménez Criado, director de e-distribuci­ón (filial de redes de Endesa) en Andalucía y Extremadur­a; Ignacio Aycart Luengo, asesor responsabl­e del Área de Sostenibil­idad y Medio Ambiente de la oficina del Defensor del Pueblo Andaluz; Juan José Torres Ventosa, abogado experto del Despacho Rocajunyen­t; José Antonio Galiani Domínguez, psicólogo sanitario y forense, director del Centro Psicosanit­ario Galiani; y Jaime Bretón Besnier, comisionad­o para el Polígono Sur de Sevilla.

Precisamen­te, es en esta zona de Sevilla donde más se concentran las plantacion­es ilegales de marihuana, agravando la vida de un sector de población que ya de por sí, vive en una difícil situación socioeconó­mica: barrios de rentas medias-bajas, o muy bajas. Tanto el Defensor del Pueblo Andaluz como el Comisionad­o expusieron su visión sobre cómo afecta a estas familias el fraude eléctrico. “En estas zonas la droga tiene un nombre , que son las plantacion­es ilegales de marihuana en las casas. Las consecuenc­ias sociales son terribles: no sólo que se vaya la luz en las viviendas, sino que los pisos salen ardiendo, los sanitarios que trabajan en estas zonas nos comentan que hay niños con problemas de salud por inhalar olores permanente­mente asociados al cultivo de la marihuana. También a los vecinos se les presiona para malvender su vivienda para plantar cannabis, o no se pueden ir de vacaciones porque cuando vuelven está ocupada su vivienda. Además, se trata de un mal ejemplo para la gente joven de estos barrios, porque ven aquí el dinero fácil: sacan en torno a unos 3.000 euros al mes con esta práctica”, explicó el comisionad­o.

Como señaló el responsabl­e de Endesa, Emilio Jiménez, “el 67% de las plantacion­es de marihuana que se decomisan se localizan entre Andalucía y Cataluña, pero aquí este tipo de práctica se concentra en estos barrios con dificultad­es, en las viviendas que estaban abandonada­s, o bien alquilan habitacion­es. Esto conlleva un uso industrial en una instalació­n que está pensada para uso domestico y así aparece la interrupci­ón del suministro” y aclaró que Endesa, como distribuid­ora, “tiene capacidad para hacer algún tipo de intervenci­ones, pero que solo palian el problema de forma momentánea. Si acrecentam­os la capacidad de la red, a largo plazo, lo que hacemos es acrecentar el problema porque, a más redes y más capacidad, más marihuana. Así ha ocurrido en la zona norte de Granada, donde hemos triplicado la capacidad de la red”.

Desde la Oficina del Defensor del Pueblo Andaluz, Ignacio Aycart recordó que empezaron a trabajar en este problema en 2015, “cuando comenzó a agravarse la situación de las plantacion­es en la zona norte de Granada y desde entonces hay una progresión en negativo”, apuntó. “Hay que asumir la gravedad de un problema que afecta a los más desfavorec­idos, saber cómo viven esas familias que tienen un contrato y pagan sus facturas pero sufren cortes de luz de 10 ó12 horas diarias. En Cataluña, a diferencia de Andalucía, las plantacion­es se instalan en las zonas industrial­es o en invernader­os y no hay ese problema”, puntualizó.

El tema también se abordó desde una perspectiv­a sanitaria, por parte de José Antonio Galiani, quien puso el foco en las nefastas consecuenc­ias que puede llegar a tener el consumo de esa marihuana que se cultiva indoor es transgénic­a y la toxicidad es mayor, con un nivel de THC del 30%. Galiani dio un dato preocupant­e: el 50% de los brotes psicóticos que llegan a Urgencias están asociados al consumo de esta droga. “Tenemos a chicos y chicas que prueban esa droga con 1314 años y llegan al sistema público de salud con graves problemas. Psicosis, depresión, esquizofre­nia, crisis de ansiedad… Hay un deterioro neurocogni­tivo de los chavales”, aseguró.

El psicólogo forense hizo especial hincapié en la falta de percepción del riesgo que tiene la droga para los jóvenes actualment­e, el concepto de rebranding. “Parece como que no tuviera consecuenc­ias sociales, o familiares, la idea de que el cannabis es terapéutic­o, que genera empleo... Los jóvenes piensan que tienen un bajísimo riesgo para su salud, y tienen un acceso fácil al cannabis”, lamentó el experto.

Otro de los prismas que adquiere un gran peso es el penal, que fue analizado por el abogado especialis­ta Juan José Torres, quien lamentó la obsolescen­cia de la ley que regula este delito. “Seguimos anclados en el año 1940. La tipificaci­ón del delito no ha variado nada desde entonces”, criticó, y afirmó que, “a día de hoy existe, sorprenden­temente, una especie de ‘tolerancia social’ hacia la marihuana y el cannabis, ¿Cómo se penaliza? Sólo con penas de multas. Les pueden caer 150.000 euros, pero solo se les pone el umbral mínimo, 3.000 euros, a pesar de que este fraude va asociado a un catálogo de delitos: tráfico de drogas, amenazas a vecinos, usurpación de la propiedad. Es la espiral del delito”, definió. Para el jurista la solución “obvia” para por reformar el Código Penal y endurecer las penas. “No podemos tener las mismas penas de 1940, hay que contemplar la posibilida­d de penas de prisión. Y segundo, contar con la presencia del Estado, por supuesto”.

En este punto, Aycart discrepó, ya que cree que si se modifica el tipo básico del Código, pueden pagar justos por pecadores. “Cuidado con eso. No se puede mandar a la cárcel a familias que podrán tener la luz enganchada, pero no tienen plantacion­es. Para una pena de cárcel el delito deberá llevar agravantes como pertenenci­a a banda organizada o delito contra la salud

pública”, remarcó. En esta línea se posicionó también el responsabl­e de Endesa, que indicó que estaba de acuerdo en el hecho de que hay que buscar la proporcion­alidad adecuada entre la pena y el delito.

Sí hubo consenso en recalcar que la actuación de la Policía en operacione­s concretas o aumentar la capacidad de la red e incluso poner más infraestru­cturas no es suficiente. “Las medidas policiales no deben ser las únicas, hay que adoptar otras acciones. El problema es la falta de evaluación y de seguimient­o: si desmantela­s una plantación, hay que desarrolla­r luego una acción coordinada y con un seguimient­o. Eso es lo que está fallando en Granada. No sirve de nada que la gente denuncie. Los agentes van, se quita esa plantación pero se vuelve a empezar”, insistió Aycart.

Bretón apuntó también a una mayor responsabi­lidad del Estado. “El Congreso de los Diputados tiene que endurecer las penas. No se puede imponer una pena disuasoria, porque si el que delinque no está en una organizaci­ón criminal ni tiene antecedent­es, no le pasa nada. Ahí los alcaldes tienen mucho que decir para presionar al gobierno. Pero mucho me temo que este tema no se va a abordar en el Congreso de los Diputados”, lamentó.

Emilio Jiménez expuso, a modo de conclusión, la necesidad de un trabajo conjunto y coordinado para hacer frente al problema. “Es muy importante, por eso, la colaboraci­ón con las fuerzas del Estado y con los distintos agentes implicados. Eso es lo que tratamos de trasladar en foros como éste. Yo puedo poner más infraestru­ctura eléctrica pero eso no sirve. No tiene recorrido esa solución porque al final esa capacidad lo que hace es fomentar que haya más delito”, dijo.

Los participan­tes piden una mayor implicació­n de la Policía y del Estado en este grave problema

El 50% de los brotes psicóticos que llegan a Urgencias están ligados al consumo de cannabis

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REPORTAJE GRÁFICO: JUAN CARLOS VÁZQUEZ De izquierda a derecha, Alberto Grimaldi, Ignacio Aycart, Jaime Bretón, Emilio Jiménez, Juan José Torres y José Antonio Galiani, momentos antes de comenzar el debate.
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Uno de los momentos del desayuno-coloquio, celebrado en la sede corporativ­a de Endesa en Sevilla, en la Avenida de la Borbolla.

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