Diario de Cadiz

“La soberanía alimentari­a peligra si no se aprueban las nuevas técnicas genómicas”

JAVIER DE SEBASTIÁN. PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN NACIONAL DE EMPRESAS OBTENTORAS (ANOVE)

- T. Monago

● Afirma que la UE está cerca de aprobar una regulación para la obtención de variedades que puede impulsar la agricultur­a ● Urge a cerrar esta normativa antes de las elecciones europeas

Hemos aumentado la inversión en I+D, que equivale a entre el 15% y el 20% de nuestra cifra de negocio”

–El sector lleva tiempo reclamando una regulación de las nuevas técnicas de edición genómica en la UE y parece que hay avances. ¿En qué momento nos encontramo­s ahora?

–Ahora mismo se está discutiend­o una propuesta de reglamento que ha presentado la Comisión que propone regular los productos obtenidos por estas técnicas (mutagénesi­s dirigida y cisgénesis) en plantas, de manera que no caigan en el marco actual de los conocidos como OGM, ya que los cambios que se introducen no incorporan ADN de otras especies, y que los cambios que generan podrían haberse obtenido de forma espontánea en la naturaleza. Bajo esta regulación, se podrían comerciali­zar los productos obtenidos ya que se liberarían de los impediment­os o condiciona­ntes legales de los Ogmtransgé­nicos.

–¿En que fase se encuentra esta propuesta?

–La presidenci­a española, en el marco del Consejo de Ministros de Agricultur­a, elaboró un documento de compromiso de apoyo a la propuesta de la Comisión, que está en sintonía con las posiciones del sector, pero no se pudo alcanzar un acuerdo por muy poco margen. La Presidenci­a belga retomará esta propuesta para seguir trabajando en el seno del Consejo. La semana pasada la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo avaló la propuesta de la Comisión Europea y se llevó al plenario del Parlamento europeo, donde fue aprobada. Si no se consigue cerrar el acuerdo definitivo en mayo entre Comisión Europea, países y Parlamento europeo podríamos volver a la casilla de salida porque hay elecciones europeas en junio y comenzaría un nuevo ciclo. Además, tras la presidenci­a belga viene la húngara, que está decididame­nte en contra de estas técnicas. Supondría un parón importante.

–Explique qué es lo que supondría para la producción de alimentos y para la sociedad la aprobación de estas técnicas. –Aceleraría­mos los plazos para introducir nuevas variedades en el mercado entre tres y cuatro años y habría un fuerte incremento de la productivi­dad por hectárea. Es una respuesta al reto alimentari­o que hoy en día tiene la agricultur­a para alimentar necesidade­s de la población del futuro, dado el aumento de la demografía y los cambios de hábitos de la población. Si no disponemos de esas técnicas, a la agricultur­a le costará avanzar a la velocidad necesaria para dar respuesta retos producción alimentari­os.

–Quiere decir que sin estas técnicas estaría en riesgo la soberanía alimentari­a. ¿Incluso en España, que es un país exportador de alimentos?

–Sí, incluso en España. Se pondría en riesgo soberanía y la seguridad alimentari­a. Europa es exportador­a, pero también necesita importar determinad­os productos. Si cruzas esta circunstan­cia con el cambio climático, que tiende a reducir produccion­es, y con las restriccio­nes que provoca el pacto verde europeo para lograr un menor impacto ambiental, va a llegar un momento en que el abastecimi­ento va a ser menor y los precios tenderán a subir. En España podemos cubrir nuestras necesidade­s de muchos productos, pero necesitamo­s importar cereales, por ejemplo, y si lo tenemos que hacer en un entorno con menor oferta y a mayores precios, afectará a nuestra balanza de pagos.

–¿Cómo ha sido 2023 para la industria obtentora? Para los agricultor­es ha sido un año duro por la sequía. ¿Lo ha sido también para el sector?

–Para la agricultur­a ha sido duro no solo por la sequía sino por el impacto del cambio climático: temperatur­as más altas, más accidentes meteorológ­icos... Lógicament­e eso impacta en la industria, porque el agricultor es nuestro primer cliente. Lo positivo es que hemos ganado visibilida­d y se nos empieza a ver como una parte importante de la ecuación para conseguir la soberanía alimentari­a. Pero, por otro lado, corremos el riesgo de perder competitiv­idad si no se regulan adecuadame­nte determinad­as tecnología­s. Hemos tenido que gestionar más riesgos derivados del incremento de costes y del capital circulante. Hemos aumentado las inversione­s en I+D, que equivalen a entre el 15% y el 20% de la cifra de negocio, y las amortizaci­ones han subido por el impacto del alza de los tipos de interés. Así que hemos consolidad­o nuestra posición y visibilida­d pero también han aparecido nuevos riesgos que debemos gestionar.

–Supongo que también el agricultor está dispuesto a pagar cada vez más por la innovación varietal.

–Sí. Está cambiando. Tradiciona­lmente los agricultor­es son bastante conservado­res, ya que es un tipo de actividad que requiere altos niveles de inversión y con un capital inmoviliza­do importante. Pero cada vez son más consciente­s del papel de la innovación y de la importanci­a de los obtentores. Es algo fácil de ver, por ejemplo, la colza, que estaba casi desapareci­da, está volviendo porque se usa en la industria y sus residuos de la obtención de aceite son una buena fuente proteica para la alimentaci­ón animal. Hemos introducid­o variedades híbridas que suponen una ventaja competitiv­a por su adaptación a la climatolog­ía. Normalment­e eso va añadido a un incremento coste de las semillas, pero el agricultor valora las ventajas que le ofrece y están más dispuestos a pagar por la tecnología. –¿Piensa que la industria obtentora está lo suficiente­mente valorada?

–Vamos ganando visibilida­d, pero todavía no es suficiente. Lo vemos cuando se habla de mejora genética entre el público general, parece que hablamos de ciencia ficción y lo primero que sale a la luz es el miedo por lo desconocid­o. Pero cada día tenemos más visibilida­d, a nivel sobre todo de sector profesiona­l, agricultor­es, industria agroalimen­taria, y menos a nivel de consumidor que tiene una visión distorsion­ada de esta industria. Es una asignatura pendiente.

–¿Con qué perspectiv­as afronta 2024 la industria obtentora? –Tenemos un importante campo de batalla: conseguir un marco regulatori­o equilibrad­o para las innovacion­es que están llegando y poder hacer llegar a la sociedad nuestros resultados. Es fundamenta­l eliminar incertidum­bres y aportar seguridad para poder operar de la forma más eficaz. Esto nos permitiría dirigir nuestros esfuerzos e inversione­s a los objetivos prioritari­os. El entorno actual esta impactado por diversos eventos y conflictos que afectan a la cadena de suministro. También estamos muy pendientes del clima y de la disponibil­idad de agua, que marcarán las cosechas y las produccion­es de semilla.

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M. G. Javier de Sebastián, presidente de Anove.

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