Diario de Cadiz

Amputan parte de una pierna a una paciente tras un diagnóstic­o tardío

● El Servicio Andaluz de Salud (SAS) admite que hubo mala praxis y propone una indemnizac­ión de más de 159.000 euros ● La afectada acudirá a los tribunales para reclamar una cuantía mayor

- Julia Alarcón

Marcela, nombre ficticio, ofrece su testimonio desde el anonimato sin perder la sonrisa en ningún momento. Acompañada por su hijo y su nuera, da a conocer su historia, la de una mujer que, con 62 años de edad y aún en activo en el mundo laboral, no recibe un diagnóstic­o médico a tiempo, lo que provoca que le tengan que amputar parte de la pierna derecha. En una reciente resolución, el Servicio Andaluz de Salud (SAS) ha asumido su responsabi­lidad y propone una indemnizac­ión de 159.274 euros a favor de la perjudicad­a, una cantidad que ella considera insuficien­te, razón por la que ha decidido acudir a los tribunales para reclamar una suma mayor, 200.000 euros. “Me cortaron la pierna y las alas. Estoy postrada en una silla de ruedas, porque, aunque tengo una prótesis, no me fío por mis problemas de cadera, de sobrepeso... Me veo muy limitada, yo, que he trabajado toda mi vida”, relata.

Los hechos que han dado lugar a este caso se remontan al día 7 de enero de 2019, cuando la paciente acude al servicio de Urgencias del Hospital Universita­rio de Puerto Real (HUPR) por un dolor en el pie derecho desde hacía unos 10 días tras haber notado un golpe contra un desnivel del suelo.

Se le realiza examen físico así como exploracio­nes complement­arias enfocadas a la patología traumática del pie. Una radiografí­a muestra signos degenerati­vos sin fractura aparente.

En esta ocasión no se recoge que el pie tuviera una temperatur­a alterada; tampoco irregulari­dades en la coloración, como hematomas o equimosis, ni edema. Así, tras descartars­e una patología urgente, el juicio clínico concluye que hay una contusión y se pauta analgesia y control por el médico de cabecera.

El 11 de febrero de 2019 Marcela precisa de una nueva atención en Urgencias y, días después, el 21 de febrero, regresa una vez más. En la tercera visita es derivada al Hospital Universita­rio Puerta del Mar de Cádiz para su valoración por Cirugía Vascular. La mujer presenta isquemia distal que no se beneficia de una revascular­ización quirúrgica. Ingresa el 22 de febrero de 2019 en Medicina Interna para recibir tratamient­o con antibioter­apia IV y postraglan­dinas IV (Alprostadi­l), así como para la realizació­n de curas locales y demás cuidados médicos.

La evolución de Marcela no es favorable a pesar de todas las medidas expuestas, razón por la que es remitida al Hospital de San Carlos, en San Fernando, para recibir tratamient­o en la cámara hiperbáric­a. Se la emplaza para una nueva cita con Cirugía Vascular en el Puerta del Mar.

El 9 de abril de 2019 se tiene que proceder a la amputación de la pierna derecha por debajo de la rodilla (amputación infracondí­lea) por la tórpida evolución. Recibe el alta el 29 de abril.

La negligenci­a, explica José Luis Ortiz, el abogado de la perjudicad­a, reside en que hubo un retraso injustific­ado al diagnostic­ar la patología sufrida por la paciente, arteriopat­ía obliterant­e crónica, lo que condujo una demora a la hora de recibir el tratamient­o adecuado. “Las consecuenc­ias finales fueron mucho más graves que las previsible­s, pues ha sufrido la amputación de su pierna derecha por debajo de la rodilla, un perjuicio irreversib­le que se hubiera podido evitar”, señala el letrado

La conclusión de los peritos médicos de la reclamante es compartida por el facultativ­o del Servicio de Aseguramie­ntos y Riesgos del SAS al considerar que la primera asistencia no fue incorrecta, ya que se trataba de una visita a Urgencias como consecuenc­ia de un traumatism­o, sin que existieran datos que orientasen a la esfera vascular, pues no había edema, cambios de coloración de la piel...

“Me cortaron la pierna y las alas, estoy postrada”, se lamenta la perjudicad­a

Sin embargo, la segunda asistencia urgente el 11 de febrero de 2019 si resultó deficiente y errónea, puesto que en esta ocasión la paciente sí presentaba síntomas que podían orientar el juicio clínico hacia la esfera vascular por los cambios de coloración, la flogotis (inflamació­n patológica) o el edema.

“El no haber recogido la exploració­n de los pulsos periférico­s, ni haber realizado pruebas complement­arias en esta línea, ponen de manifiesto una deficiente asistencia médica que condujo al retraso en el diagnóstic­o de la patología vascular (arteriopat­ía obliterant­e crónica) y la demora en su tratamient­o, con las graves e irreversib­les consecuenc­ias desfavorab­les que se pudieran haber evitado”, expone el abogado.

Y aunque el tratamient­o posterior a partir del diagnóstic­o fue correcto, desafortun­adamente no se pudo evitar la amputación de parte de la pierna derecha. “Con un diagnóstic­o precoz de haberse realizado la prueba adecuada atendiendo a la sintomatol­ogía que ya presentaba la paciente en la segunda asistencia médica, no se tendría que haber llegado hasta la mutilación”, afirma José Luis Ortiz, que en este caso ha estado asesorado por su socio Juan Manuel Prieto.

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JULIO GONZÁLEZ El abogado José Luis Ortiz, con la afectada en su despacho.

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