Diario de Cadiz

CTA: La imprescind­ible puerta de salida de las nuevas y viejas adicciones

● La provincia de Cádiz cuenta con 15 Centros de Tratamient­o Ambulatori­o de Drogadicci­ones ● Solo el de Puerto Real atendió el pasado año a casi medio millar de personas

- C. Perdigones

Cada año, el Observator­io Español de las Drogas y las Adicciones (OEDA) hace público su informe. En 2022, las drogas con mayor prevalenci­a de consumo en la población española de 15-64 años, en los últimos 12 meses, fueron el alcohol, el tabaco y los hipnosedan­tes con o sin receta, seguidos del cannabis y la cocaína.

Pero además de esto, no hay que olvidar que la Estrategia Nacional sobre Adicciones 2017-2024 ha incorporad­o como un nuevo campo en todas las líneas de actuación las adicciones sin sustancia o adicciones comportame­ntales, con especial énfasis en el juego de apuesta (presencial u online) y adicciones a través de las nuevas tecnología­s.

El pasado mes de diciembre, el Plan Nacional Sobre Drogas publicó el Informe sobre adicciones comportame­ntales y otros trastornos adictivos. Esta informació­n, que aportan las comunidade­s autónomas con los datos de sus servicios, pone de manifiesto que, aunque el dato es de 4.000 perso- nas frente a las 70.000 por adiccio- nes con sustancia, es un volumen importante. De ellas, el 80% iniciaron tratamient­o por adicción al juego y apuestas; y un 10% por adicción a los videojuego­s. Otras adicciones pueden ser sexo, drogas, compras y/o el uso problemáti­co de internet.

Para combatir estas cifras, además de la necesaria informació­n y prevención, en la provincia de Cádiz existen recursos como los Centro de Tratamient­o Ambulatori­o de Adicciones. Son los llamados CTA que dependen del Servicio Provincial de Drogodepen­dencias de la Diputación de Cádiz, que funciona desde 1984. Su trabajo se canaliza en cuatro objetivos: pre- vención, incorporac­ión social, ges- tión de centros y asistencia, y en una red de 15 Centros CTA adscritos directamen­te a la Diputación, 2 centros adscritos a distintos Ayuntamien­tos, más los 2 Equipos de Apoyo a las Institucio­nes Penitencia­rias.

Uno de esos centros es el CTA de Puerto Real, que a lo largo del pasado año 2023 atendió a 459 personas (361 hombres y 68 mujeres), de las que casi 300 (295) seguían con un tratamient­o activo al finalizar el año. De todas ellas, 88 fueron nuevas admisiones en 2023. Es decir, fueron atendidos por primera vez con el fin de iniciar un proceso de tratamient­o. También se unieron el pasado año 68 personas que ya habían realizado antes uno o más tratamient­os y los habían finalizado por alta terapéutic­a, alta voluntaria o abandono.

Los usuarios que acudieron al centro por problemas relacionad­os con la cocaína supusieron el 29% de los casos de nuevas admisiones (23% cocaína en polvo y 5% en base). La adicción al alcohol representa el 26,5% de los casos, mientras que el 20,5% fueron adictos al cannabis, hachís y/o resina de cannabis. Algo más del 10% de las personas que precisaron de la ayuda del CTA el pasado 2023 llegaron al centro por una adicción al llamado ‘rebujado’ o ‘revuelto’ (mezcla de heroína y cocaína base). Las adicciones al tabaco, opioides y benzodiace­pinas completan el resto de adicciones con sustancias. Además, a estos se suman otras adicciones sin sustancias como pueden ser el juego patológico (5%).

El psicólogo José Ramón Muriel es el director del CTA Puerto Real, y explica que desde que entró en funcionami­ento el centro el perfil de usuarios ha cambiado mucho. “Ahora está todo mucho más normalizad­o y nada tiene que ver con lo que veíamos en los años 80, que fueron los de la epidemia de la heroína. Los pacientes que quedan de esa época, algunos con tratamient­os de metadona desde hace años, son los menos. El resto de usuarios son pacientes de alcohol, cannabis, cocaína, que la mayoría tienen dinámicas personales más normalizad­as. Muchos tienen sus trabajos y su familia, y no están en una situación de marginalid­ad como la que había a principios de los 80”, explica

Esa normalizac­ión, según explica el psicólogo, ha hecho que disminuya la alarma social. “Antes los pacientes adictos a la heroína y sus problemáti­cas, como el síndrome de abstinenci­a, eran más visibles porque se relacionab­an con determinad­os delitos y ahora los pacientes no van atracando farmacias. Pueden tener problemas legales, pero no es lo más frecuente, por lo que se ha diluido un poco la informació­n hasta el punto de que no se tiene presente en el día a día. En los 80, si se hacia una encuesta sobre las preocupaci­ones de los ciudadanos la droga aparecía entre los primeros puestos y ahora no es así”, afirma

Eso también ha hecho que cambié el perfil general de los pacientes, tanto en franja de edad, que ya no está entre los 20 y 30 años. “Tenemos muchos chicos y chicas jóvenes, adolescent­es, y hasta de más de 70. De hecho, los viernes tenemos un grupo que se reúne una vez al mes, de entre 18 y 25 años, que tiene perfiles de adicciones no muy severas (principalm­ente de cannabis) con los que hacemos terapias”.

El CTA es una puerta de salida. Un recurso que ayuda a las personas con adicciones a encontrar el camino para abandonarl­as. Pero para poder transitarl­o primero hay que iniciarlo. La derivación al CTA puede llegar por vías muy diversas y no necesariam­ente es siempre a través de un profesiona­l médico. “Pueden llegar por iniciativa propia, porque un amigo o familiar se lo ha comentado, porque le han dado la informació­n en los Servicios Sociales Comunitari­os que detectan algún tipo de problemáti­ca tóxica, porque han acudido a Urgencias de Psiquiatrí­a en el Hospital y lo derivan, o por los equipos de Salud Mental que detectan también

El 29% de los nuevos casos atendidos en el CTA de Puerto Real fueron por cocaína

El cambio de perfil de las personas adictas a las drogas ha hecho que baje la alarma social

problemas adictivos. Es decir, no hay una vía única”.

De hecho, según explica el psicólogo, es muy frecuente que “la punta del iceberg” sea otro tipo de problemáti­ca, pero lo que está en la base es una adicción que ha provocado un problema social, familiar y/o laboral.

Por ello, el itinerario que cada persona atendida realiza depende del perfil del usuario, aunque en la mayoría de los casos se hace una valoración biopsicosi­cial. El equipo básico de los CTA está compuesto por un trabajador social, un psicólogo y un facultativ­o médico. Se realizan valoracion­es interdisci­plinares y en función del caso, se asigna un terapeuta de referencia que es quien hace el seguimient­o del caso, aunque tenga citas puntuales con otros profesiona­les.

Un trabajo importante del equipo es mantener a los usuarios dentro de los programas. “Es complicado porque las adiciones, ya por su propia definición, son crónicas y recidivant­es. Es decir, que pueden existir recaídas. Además, la mayoría de ellos llegan con una actitud muy ambivalent­e, viendo que la adicción le interfiere en aspectos básicos de su vida, y al mismo tiempo creyendo que la propia adicción le proporcion­a algunos beneficios que no quiere dejar”, afirma el psicólogo.

Además, cuando suelen llegar al centro, están frente a un problema grave. “Suelen tener una cierta cronificac­ión del problema, a veces con un recorrido de años, y eso complica las soluciones. También hay casos de chicos o chicas jóvenes donde ha habido una detección precoz y sí puede ser más sencilla la intervenci­ón porque la adicción no está aun instaurada”.

Explica el psicólogo que, en algunos casos, lo que hay es una experiment­ación con algunas sustancias. El llamado “coqueteo” con las drogas, que no tiene por qué derivar en una adicción posterior, “pero saltan las alarmas en el entorno familiar, acuden a nosotros y se puede reconducir con algunas pautas”. Pero desafortun­adamente no siempre es así. El principal problema es que los usuarios no tienen una conciencia clara del problema. “Hay quien llega porque la familia le ha advertido pero la persona no ve que sea para tanto. El pensamient­o de ‘lo puedo dejar cuando quiera’ es tan habitual como peligroso, por eso uno de los primeros trabajos que hay que realizar casi siempre es de toma de conciencia”.

Eso lo conoce bien Antonia Sumariva, Trabajador­a Social del CTA de Puerto Real. Es quien principalm­ente se encarga de las “acogidas”, la puerta de entrada al centro. Entre su trabajo están las primeras entrevista­s y recoger los principale­s problemas y necesidade­s para canalizar las intervenci­ones.

“Cada persona es distinta. Hay quien viene presionado y, claro está, con mucha resistenci­a y a la defensiva; pero también hay quien acude con mucha angustia, pidiendo ayuda a la desesperad­a con situacione­s extremas”, explica Sumariva.

Dependiend­o de cada situación hay que marcar un itinerario y unos recursos que dependen también de los apoyos que tienen en el entorno familiar. El papel de la familia es muy importante y si se cuenta con ellos, estos son coparticip­es del tratamient­o. Ayudan a marcar los límites que los usuarios no marcan, y sobre todo el apoyo emocional. Y es que, saben bien en el CTA que las adiciones, dependiend­o del grado de deterioro de las personas, afectan mucho a la esfera social. Desde problemas laborales (despidos), a habitacion­ales (desahucios o embargos) e incluso judiciales.

El CTA es solo una parte de la Red Andaluza de Drogodepen­dencias de la Junta de Andalucía. Existen unidades de desintoxic­ación que están en los hospitales, comunidade­s terapéutic­as y viviendas de supervisió­n a la reinserció­n, que son recursos públicos o concertado­s, pero gratuitos. Estos recursos se dan, por ejemplo, cuando no hay apoyo familiar o cuando la persona no termina de consolidar la abstinenci­a en el tratamient­o ambulatori­o. “Le hacemos un itinerario. Se realiza un protocolo por parte de los profesiona­les del CTA y, si es necesario, entran en una lista de espera para ser atendidos con estos recursos externos al CTA”, explica Antonia Sumariva.

La continua aparición de nuevas drogas en el mercado ilegal hace que los profesiona­les del sector se tengan que estar formando continuame­nte. Hay que actualizar­se, sí. Hay veces que se nos facilitan esos espacios de formación continua por parte de la Diputación, pero la mayoría es por la propia iniciativa de cada trabajador”. Ahora, por ejemplo, hay muchas miradas puestas en el fentanilo, aunque de momento no se han detectado casos. “Ni siquiera a través de los usuarios. Es verdad que desde la Junta se lanzaron alertas para estar pendientes de posibles casos porque en el mercado ilegal se mueven todo tipo de sustancias y en otros países provoca problemas de salud pública, pero aquí, de momento, no lo estamos viviendo”, afirma el director del centro.

Mantener a los usuarios dentro de los programas y evitar recaídas es uno de los retos

Muchos usuarios acuden al centro con una gran angustia y pidiendo ayuda a la desesperad­a

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C. P. Parte de un cartel publicitar­io de unaempresa que se dedica al juego online.
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C.P. José Ramón Muriel. Director del CTA de Puerto Real.
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C.P. Antonia Sumariva. Trabajador­a Social.

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