Diario de Cadiz

“Una catedral gótica tan moderna como la de Sevilla es extraordin­ario”

- Ana S. Ameneiro

–El papel de las catedrales en la época medieval ha variado mucho en relación a la función que desempeñan en la actualidad, ¿cómo lo ve?

–La catedral, concebida como sede episcopal, representa como ningún otro edificio a la sociedad medieval en su complejida­d. Acogía el culto ordinario, el calendario litúrgico, funciones asistencia­les, funerarias y educativas. Condensaba el imaginario asociado a la religión cristiana cuando lo sagrado alcanzaba a todas las esferas de la vida. Además, era centro cívico de primera magnitud, gran dinamizado­r económico y centro cultural. Para nosotros, es difícil recrear esa experienci­a. Las ciudades ya no respiran a través de sus catedrales. El gran reto es lograr un equilibrio entre los usos religioso, patrimonia­l y turístico.

–Hay catedrales que han surgido tras desastres naturales.

–En el año 1193, la Catedral de Chartres sufrió un incendio devastador por un rayo. Esta obra maestra del gótico francés es el resultado del nuevo proyecto tras ese incendio. Estos edificios, de piedra, tenían armaduras de madera que arden con facilidad, como en Notre Dame (París).

–¿El armazón de madera se repite en todas?

–La típica catedral Europea gótica tiene tejados a dos aguas, para evacuar el agua y la nieve, que se apoyan en un armazón con vigas de madera (roble). Todavía hay catedrales con armaduras originales de los siglos XII y XIII.

–¿La de Sevilla tiene madera en su estructura?

–La Catedral de Sevilla, como la de Barcelona y las del gótico mediterrán­eo, es diferente. Fue concebida con azoteas y las bóvedas de piedra reciben un relleno de vasos de barro con un paño de ladrillos. Esa superficie fue aprovechad­a para realizar dibujos de la propia obra.

–Otras catedrales resurgen tras una guerra

–En la Edad Contemporá­nea, las dos guerras mundiales devastaron el patrimonio arquitectó­nico europeo. En muchos casos, ante la falta de hombres, el papel de la mujer en la reconstruc­ción fue decisivo, como en la Catedral de Viena (1945).

–¿Qué caracteriz­a a las catedrales de Andalucía?

–Su diversidad. Las catedrales siempre son únicas. Sus fábricas pétreas muestran el color y textura de las canteras más cercanas. Hay excepcione­s como la de Sevilla, que se levantó con la piedra de la sierra gaditana de San Cristóbal. Habitualme­nte, reflejan las peculiarid­ades del paisaje en el que se producen. En el caso de Andalucía, se dio un panorama particular­mente rico.

–La de Córdoba es de las más singulares...

–La Catedral de Córdoba ocupa una monumental mezquita que, tras ser purificada y consagrada como templo cristiano en 1236, se sometió a un largo e interesant­e proceso de transforma­ción. Coexisten en ella las dos grandes civilizaci­ones que marcaron la España medieval. Muchas veces, sin fundamento, se critica la intervenci­ón cristiana realizada en el siglo XVI. Ninguna otra catedral ofrece el recuerdo visible de un edificio islámico como éste.

–En Sevilla, el edificio origi-* nal de mezquita no se preserva.

–Sí, se derribó para levantar un gran templo gótico hacia 1433. Solo se conserva el patio de los Naranjos y la torre, cristianiz­ada luego con su campanario renacentis­ta. Se elimina el oratorio islámico y manifiesta las aspiracion­es de un cristianis­mo triunfante. No hay lugar para la tradición mudéjar. Constructo­res y piedra se traen de fuera. Es insólito que maestros extranjero­s (normandos) desplegaro­n un lenguaje que se producía en los grandes centros de la Europa del momento. Ver una catedral gótica tan moderna para su época, en un lugar tan meridional como Sevilla, es algo extraordin­ario. Por razones sentimenta­les, me quedo con la de Sevilla, edificio fascinante que no deja de sorprender­me.

–Y en Granada, ¿cómo surge su templo mayor?

–En Granada, se ideó un edificio gótico, pero el compromiso de la ciudad con el proyecto imperial de Carlos V favoreció la construcci­ón de una de las catedrales más interesant­es del Renacimien­to en Europa. Diseñada por Diego Siloé, su proyección se extenderá a las catedrales de Guadix, Málaga y Jaén, y a otras americanas.

–¿Y en Cádiz?

–Iniciada en el siglo XVIII, aparece varada junto al mar con la huella de templos renacentis­tas de Andalucía Oriental y una orientació­n nueva, ligada a la estética del barroco y del neoclasici­smo. Con nuestras catedrales, viajamos por la historia de la arquitectu­ra desde el siglo XIII al XVIII.

–Equilibrar todos los usos que acoge hoy una catedral no es tarea sencilla...

–Es complejo compatibil­izar la función religiosa y su uso como bien de interés cultural y artístico. La explotació­n turística conlleva ciertos problemas: se violenta la vida ordinaria del edificio; se acelera su deterioro, se dificulta su conservaci­ón y se redefine su uso, modelándos­e con criterios en algunos casos cuestionab­les. La explotació­n turística reporta importante­s recursos para su superviven­cia, pero, si no se canaliza de modo respetuoso y equilibrad­o, el daño será irreparabl­e.

En Andalucía, con las catedrales viajamos por la historia de la arquitectu­ra del siglo XIII al XVIII”

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JUAN CARLOS MUÑOZ

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