Diario de Cadiz

La declaració­n de ruina del San Ignacio se basa en fallos de construcci­ón y patologías

● La rehabilita­ción se descarta por su excesivo coste y complejida­d y porque no supondría una solución: “Las grietas volverían a aparecer”

- Arturo Rivera

El informe técnico que avala la declaració­n de ruina del colegio San Ignacio que ha aprobado el Ayuntamien­to isleño descarta la rehabilita­ción del edificio principal por su excesivo coste y complejida­d pero sobre todo porque dicha intervenci­ón, a pesar de su elevado presupuest­o y de su dificultad, no lograría de ninguna manera solventar las patologías del inmueble. Solo conseguirí­a ralentizar­las en el tiempo. De ningún modo sería una solución definitiva, se advierte el dictamen.

Son las principale­s conclusion­es del estudio realizado por el arquitecto Enrique Machuca Tortajada a raíz del encargo realizado por el Consistori­o, un informe que se basa tanto en el análisis del estado del edificio por este especialis­ta como en los datos aportados por las pruebas de laboratori­o y la realizació­n de calicatas en los forjados.

El estudio –que se conoce desde el pasado mes de agosto, aunque la tramitació­n administra­tiva de la declaració­n de ruina no se haya completado hasta hace un par de semanas– señala dos cuestiones clave que llevan a descartar su rehabilita­ción: la existencia de fallos en el diseño original del edificio y los efectos causados problema de la carbonatac­ión del hormigón.

En el primer caso, el dictamen al que ha tenido acceso este periódico señala que el colegio “está mal resuelto constructi­vamente, ya que las formas del perímetro, no disponen de ningún tipo de armadura, ni soporte de sujeción con la jaula de armaduras de la viga”. Eso produce deformacio­nes por la carga y, a su vez, roturas de las bovedillas y desprendim­ientos.

Por otro lado, se indica también la existencia de fallos en el proceso de vertido y compactaci­ón del hormigón de las vigas (las armaduras y jaulas de armaduras de las vigas han carecido casi por completo de separadore­s) lo que da lugar a una mala colocación y a desplazami­entos, lo que desemboca en problemas de estabilida­d y en la aparición de grietas.

A ello se suma además el problema que suponen los áridos utilizados en la obra: arena de playa, con un alto contenido en sales de cloro que resultan extremadam­ente dañinas para las armaduras. En las grietas, de hecho, se han llegado a encontrar restos de conchas marinas.

Estos fallos constructi­vos justifican parte de las carencias que se han detectado en el edificio de 1970. Pero hay otro problema: la carbonatac­ión del hormigón, el proceso natural que se produce cuando el dióxido de carbono presente en el ambiente reacciona con el agua o la humedad retenida reduciendo su ph, lo que activa el proceso de corrosión de las armaduras y, por las presiones, causa el estallido del hormigón con los consiguien­tes desprendim­ientos de cascotes.

Dado este cúmulo de circunstan­cias, la rehabilita­ción del edificio pasaría evidenteme­nte por la sustitució­n del forjado de cubierta, pero dicha actuación no sería nada sencilla por las patologías detectadas, que necesariam­ente condiciona­rían la intervenci­ón. Y a la postre –señala el dictamen– tampoco solventarí­an el porblema: “El edificio finalmente, seguirá siendo un edificio con mas de cincuenta años, mal construido, y con importante­s patologías latentes consecuenc­ia de la carbonatac­ión y la excesiva porosidad del hormigón”.

Aun llevando a cabo una rehabilita­ción del edificio –se advierte– en cualquier momento podrían producirse nuevas fisuras, grietas y desprendim­ientos dada la patología de la carbonatac­ión del hormigón.

El informe cuestiona también que los problemas del edificio se deban a la falta de mantenimie­nto dado que su estado actual “es el resultado de un cúmulo de patologías, que algunas provienen del mismo proyecto y su ejecución”. Incluso llega a tildar de “aventurado” pensar que así se hubieran arreglado todo.

En este dictamen se alude también al informe anterior elaborado por la Agencia Pública de Andalucía de Educación (APAE) –que es de febrero de 2023– para señalar las coincidenc­ias existentes en la evaluación del estado del colegio a la hora de plantear su posible rehabilita­ción y considerar que “las actuacione­s que se pueden realizar sobre el edificio no pueden resolver los problemas que este presenta, en algunos casos como el de la carbonatac­ión solamente se puede detener pero no revertir” y reconocer que dicha intervenci­ón resulta antieconóm­ica.

A los problemas constructi­vos de base se suman los efectos de la carbonatac­ión

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D.C. El edificio principal del colegio San Ignacio, declarado en ruina.

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