La historia y la gracia de dos ‘desgraciaitos’
● Antoñito y Fermín regalan un genial pregón para homenajear al Carnaval de Puerto Real, rodeados de los amigos que la fiesta les ha dado
Las expectativas que se habían creado eran altas, y aunque el mal tiempo hacía temer que se aguase la fiesta (eso sí que huebiese sido de desgraciados) Antoñito y Fermín (y compañía) no defraudaron a nadie. Llevaban semanas advirtiéndolo: “No será un pregón de humor”, como si olvidasen que la comicidad es algo de lo que no se pueden separar aunque quieran, porque lo de ambos es una gracia natural. Pero era la forma de adelantar lo que se vivió sobre el escenario de la carpa, que no fue otra cosa que su particular homenaje (y no el auto-homenaje tan recurrente) al Carnaval de la Villa y a la gente que lo hace grande.
Como jugaban en casa, eso fue lo que recrearon. El salón de la casa de Fermín y de Antonio, dos hermanos “mellizos de carnaval”, enganchados a los carnavales. Una estampa costumbrista del Cádiz de sus infancias, contada con arte a través de la pequeña pantalla de sus memorias. Ellos saben bien que disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces.
La historia arrancaba en el año 2000, sentados en el sofá desde el que oían a sus padres, Loli y Fermín reprocharles su afición por el Carnaval “de este moderno, del que no te enteras de ná”. Un comentario que daba pie a rescatar de la memoria, a través de las imágenes, a Alfonso Hoyos y a otras figuras de la fiesta de los años 80: el Wiki, Antonio Carbú, Pepe Zorrilla, Antonio García, el Roro y Juan Romero entre otros. “El carnaval tiene que evolucionar, pero nunca perdáis la esencia de las entrañas de Puerto Real”, decía “papá Fermín” a dos adolescentes que interiorizaron el consejo. El tiempo lo ha demostrado
Un toque de atención para volver a un presente ya pasado, en la final del COAC juvenil del año 2000, disfrutando de la chirigota ‘Al compás de mi caja’, que se hacía presente con el grupo de los niños (ya no tan niños) del Caribe. De este modo, entre parodia y parodia, se fue rescatando a comparsas como ‘El Postulante’ (1999), en la que acompañado de Pedro Campos y Javi Valle, Antoñito se rodeó de sus hermanos (de sangre), Fran y Jacinto; la comparsa de las ‘Niñas del Peruano’, con la que reivindicaron el papel de la mujer; y la chirigota de Toté ‘Los Reyes del mando’ (2007), hasta llegar a ‘Los arriesgaos’ (2010). El pasodoble de esta agrupación se oyó en la voz de su autor, Cristian Muñoz, acompañado de la Orquesta Caballati.
La comparsa del Jordi, que se sumó al pregón, ofreció coplas de ‘Un puerto real…’ (2010), antes de que el salto temporal fuese también espacial y se trasladasen al parque de El Porvenir. Era el año 2014, el del principio del éxito de los chirigoteros. “Quillo, vamos a salir un año juntos, picha. Así ensayamos en Puerto Real que en Cádiz no se puede aparcar”, decía Antoñito.
Era la escenificación de cómo se dio inicio a agrupaciones como ‘Vamos a dar que hablar’ (2014) y ‘OBDC Chocho’ (2015), el germen del grupo actual. El recuerdo de esta agrupación fue muy especial, ya que entre las voces que lo rescataron se encontraban Aitana y Fermincito,
los hijos de Fermín Coto, que también han seguido sus pasos en el Carnaval.
El escenario fue un desfile de los amigos que el Carnaval les ha regalado, como el Lulu, con quien Antoñito compartió agrupación de la mano del Sheriff, “causante” indirecto de un “cese temporal de la convivencia” entre ambos, y que se resolvió con la chirigota ‘Si yo dijera lo que pienso’ (2019), en la que volvieron a unirse
Era inevitable recordar el Carnaval de 2020, en el que por primera vez el grupo se colaba en una final del Gran teatro Falla. Un recuerdo que se hizo con todos los honores, con el grupo de la chirigota ‘Los impacientes’, que interpretó uno de los pasodobles de su primera gran final.
“Qué de cosas bonitas nos está dando el carnaval, hermano”, dijo Fermín. “Y qué de amigos. Cuantos kilómetros, camerinos y hoteles hemos compartido con nuestros ídolos de la infancia”, añadía Antoñito. Y hablando de amigos e ídolos, aparecía en escena el cuarteto del Gago. “Te crees que yo no iba a venir a dar carga al pregón, aunque sea en el extranjero”, espetaba el Gago nada más entrar.
Y tras ellos, Vera Luque, Portilla y el Molina de Chiclana, para repartir carga, bromear con los fangos de la Cachucha e intentar cumplir el sueño de los pregoneros. “Ustedes no queríais que El Molina cantara en el pregón, po aquí está el tío”, celebraba José Molina. “El Molina el que canta. Tú eres el malo, picha”, remarcaba Fermín, presentando la actuación de Antoñito Molina, con El club de los soñadores. Así se iniciaba un “duelo entre Molinas”, que respondía el ‘Molina de Chiclana’ con el pasodoble ‘Ser Molina’ de Los Camellos.
El pregón se acercaba al final y era imprescindible acordarse del último regalo que los pregoneros han hecho al Carnaval en forma de agrupación: Los desgraciaitos. “Pero este desgraciaito no es tan desgraciaito, porque las desgracias no son desgracias si son contigo”, dijeron. “Gracias Puerto Real, un pueblo valiente que lucha contra un ejército que apunta a padres de familias vestidos con monos de Astilleros. Que se quema las manos para apagar las llamas de Las Canteras. Qué suerte de ser puertorrealeño”, decían ambos mientras sonaban los acordes de La vida es un carnaval, que cantaron y bailaron todos junto al Tomate y La Banda del Trocadero. El cierre definitivo fue marca de la casa: un Tik Tok de toda la carpa, que celebró con orgullo el éxito y gratitud de dos vecinos de Puerto Real, que hacen (y harán) grande al Carnaval.
El Gago, el Lulu, Vera Luque, José Molina y Antoñito Molina pasaron por el pregón