MOMENTOS DE DUELO, Y TAMBIÉN DE REFLEXIÓN Y DE ACCIÓN
El asesinato de dos agentes de la Guardia Civil, perpetrado por narcotraficantes en la dársena del puerto de Barbate, ha constituido un ataque directo –uno más– no solo a quienes defienden con honor y valentía nuestra sociedad, sino también a los cimientos del conjunto de la provincia de Cádiz.
Nuestra primera reacción ante estos sucesos durante esta difícil semana ha sido la de expresar, como organización cúpula de los empresarios, y también a título personal, la solidaridad y apoyo a la Guardia Civil, y al resto de Cuerpos de Seguridad del Estado.
Nos encontramos ante un momento de duelo, pero también de reflexión y de demanda de acción.
El tráfico ilegal de drogas es una práctica despreciable que no solo pone en peligro las vidas de nuestros agentes de seguridad, sino que además alimenta una lacra que afecta principalmente a los sectores más jóvenes y desfavorecidos. Esta actividad socava sin escrúpulos las bases de la sociedad y exige una respuesta firme y decidida. Sin dilación ni interrupciones, con actividades concretas.
Por un lado, es imperativo que dotemos a las fuerzas de seguridad de los medios y recursos necesarios para hacer frente a esta situación. Esta es una guerra sucia librada por organizaciones criminales. Ante esta amenaza hay que activar una respuesta excepcional, coordinada y contundente por parte de todas las instancias del Estado: Gobierno, Fuerzas de Seguridad, fiscales y jueces, para defender la seguridad, la salud y la libertad de los ciudadanos.
Al igual que ocurrió en el País Vasco durante 40 años de lucha contra el terrorismo, la respuesta ha de ser, ahora, igual de contundente: la acción decidida de las fuerzas de seguridad, no solo con medios materiales, sino también destinando unidades especiales con agentes expertos de la Guardia Civil, Policía Nacional y Servicio de Vigilancia Aduanera debidamente incentivados y con dependencia directa de la Audiencia Nacional.
El tiempo y los medios que sean necesarios para eliminar de la provincia esta lacra violenta. No a base de planes temporales cuyos resultados se diluyen una vez terminados. Y trabajando también desde otros ángulos: social, educativo y, muy especialmente, el económico.
El mundo de la droga se nutre de la falta de oportunidades. Pongamos medidas concretas que corrijan esta situación, incentivando de manera efectiva la creación de empresas en las comarcas afectadas, mediante la atracción de inversiones. Estas acciones deben contemplar las inversiones de infraestructuras de carretera y transportes necesarias, enquistadas desde hace décadas. Igualmente, la adaptación de la formación profesional al modelo dual que demandan las empresas para la capacitación de la juventud conforme a la realidad del mercado laboral. Del mismo modo, el acceso a la financiación para las pequeñas y medianas empresas que generan empleo. La lucha contra la economía sumergida. Y una revisión profunda de la carga fiscal que soportamos las empresas e impide su crecimiento. En definitiva, medidas concretas a medio y largo plazo adaptadas a las condiciones y necesidades específicas de estos territorios de la provincia.
Nuestro compromiso con la promoción de un entorno empresarial ético y responsable es ineludible. El de las instituciones, aunando esfuerzos para la mejora de las condiciones económicas, debe serlo también.
Solo mediante una acción conjunta, con medios como los que se aplicaron en otros escenarios, podremos superar esta situación y asegurar que nuestra posición estratégica en el sur de Europa se traduce en oportunidades para el crecimiento y el desarrollo.
La provincia de Cádiz no se merece otro escenario.