Iván Alejo no encuentra explicación a lo que sucede
ría pero el gaditano remató muy mal con la izquierda y el cuero se marchó a la grada. Una oportunidad clarísima que puso en evidencia los problemas con el gol que tiene el equipo menos anotador el campeonato.
Replicó Rubén García pasada la media hora con un libre directo lanzado desde la frontal del área y el balón fuera muy cerca del larguero. El duelo no podía ser más igualado con las defensas más eficaces de los ataques a la espera de una acción aislada porte de cualquier bando. Los amarillos no sufrieron en exceso pero se atascaron arriba, lo habitual desde la apertura de la temporada. Juanmi anduvo perdido sobre el césped, sin conexión con sus compañeros aunque implicado en las labores defensivas.
La figura de Robert Navarro se fue agigantando hasta convertirse de largo en el mejor de los 22 futbolistas que se batieron el cobre en una primera mitad resuelta con cerocerismo en el marcador. Bajo su liderazgo apretaron los amarillos en la recta final del primer periodo.
En la última jugada antes del intermedio, el catalán sirvió un centro majestuoso para que Jorge Meré sólo tuviese que empujar la pelota delante de la portería, pero el remate salió desviado. Las dos ocasiones más claras fueron de un Cádiz CF sin acierto a la espera de los 45 minutos definitivos.
Pellegrino definió un 4-4-2 con claridad en la reanudación con la entrada de Iván Alejo por el amonestado Zaldua. Jorge Meré ocupó el lateral derecho. El Cádiz CF quiso ir hacia arriba en un duelo de pelotazos entre dos rivales con escasa clarividencia mientras el árbitro le perdonó en el 52 la segunda cartulina Mojica por propinar un manotazo en la cara a Alejo.
La falta de precisión en los pases hizo que sobresaliera la lucha por delante de la calidad y el esférico no tuviese un dueño claro. En ese contexto, las acciones a balón parado cobraron importancia y en una de ellas (en el 58’) tuvo cerca el gol Víctor Chust con un testarazo a la salida de un saque de esquina que llevó la pelota fuera cerca de la portería.
Quien no falló en la siguiente jugada digna de mención fue Budimir. El Cádiz CF parecía tenerlo todo controlado. No hacía nada del otro mundo en ataque pero tampoco sufría atrás hasta que casi sin darse cuenta se vio por debajo en el marcador. En el 63, Budimir ganó en el salto a Fali tras un centro al área de Rubén García y el balón se coló en la puerta junto a un poste.
El 1-0 supuso un mazazo de proporciones gigantescas para un cuadro visitante que no era merecedor de semejante castigo pero demostró una vez más tendencia a tirar por todo por la borda en un pestañeo.
El gol llegó justo antes del estreno de Samassékou y la entrada en escena de Maxi Gómez. Saltaron al verde en el peor momento y poco después lo hizo Machís por un Robert Navarro venido a menos. Estaban llamados a liderar la reacción de un equipo que con el marcador en contra perdió el norte, con nula aptitud creativa, sin creer en sus posibilidades.
Sergi Guardiola fue la última apuesta del preparador cadista. Los cambios no dieron resultado y el Cádiz CF, lejos de crecer, terminó de hundirse ahogado en su propia incapacidad. Algunos centros a la desesperada al área y poco más ante un adversario encerrado en su muralla defensiva.
El 2-0 estuvo más cerca que el 1-1. En el 86, Ledesma evitó el gol de Ibáñez al repeler el balón tras el mano a mano con el jugador local. Los visitantes lo intentaron por todos los medios aunque una vez más se vio que son muy cosa en la tarea ofensiva.
No perdonó Budimir en el 90 solo delante de Ledesma, al que batió (2-0) con un disparo raso para finiquitar el partido en una contra de manual de Osasuna. En realidad, el encuentro ya había quedado definido con el 1-0 dada la persistente inutilidad cadista en el área contraria.