Rafael Herrera ya tiene su plaza en el jardín de la Biblioteca Mª Teresa León
● Fue uno de los precursores de la reforma psiquiátrica en Andalucía y desarrolló en la ciudad buena parte de su labor profesional
El psiquiatra Rafael Herrera ya tiene un lugar dedicada a su memoria en El Puerto de Santa María. En la jornada de este viernes se inauguraba la Plazuela Rafael Herrera Valencia, en la Biblioteca Municipal María Teresa León, en homenaje al insigne doctor, que fue uno de los principales artífices de la reforma psiquiátrica en la ciudad portuense y en España, tratando a miles de enfermos y siempre dando su apoyo a los familiares.
El alcalde, Germán Beardo, fue el encargado de inaugurar este espacio junto a los hijos de Rafael Herrera, Rafael y Carlos Herrera, que excusaron la presencia de su hermana Amaya, que por motivos personales no pudo asistir, representantes del equipo de Gobierno y de la Corporación municipal y numerosos portuenses que quisieron sumarse a este homenaje nacido de la iniciativa popular a través de Juan de Dios Sánchez Arenas, rubricada por su familia, amigos, compañeros, pacientes y vecinos para que se reconociera su solidaridad y la labor realizada por este psiquiatra, cuyo nombre El Puerto ya no olvidará.
La propuesta fue aprobada en Junta de Gobierno Local el año 2019 en recuerdo de un profesional comprometido con la salud mental, con su formación y su sensibilidad. Los que lo conocieron lo definen como un trabajador incansable, hombre sabio, colaborador y organizador con unas capacidades didácticas inusuales.
Rafael Herrera Valencia, fallecido el 18 de octubre de 2009, a los 62 años de edad, fue un pionero en la reforma en el tratamiento de la Salud Mental a nivel nacional, cambiando el método y la atención a los enfermos, creando los centros de día y formando a los psicoterapeutas para estudiar al paciente en su totalidad, incluido su entorno y familia, dándole el trato humano necesario, la mínima medicación y aplicando terapias ocupacionales en los casos que lo precisaran. Impulsor de la neuropsiquiatría en las prisiones, siempre dispuesto a la colaboración altruista y del lado del más débil, con un espíritu de generosidad que ha dejado huella ganándose el afecto de todos los que coincidieron con él a lo largo de su intensa trayectoria profesional.
Sus hijos Carlos y Rafael Herrera han descubierto junto al primer edil la placa de esta plazuela que ahora lleva su nombre, para que ningún portuense olvide su labor, compromiso y sensibilidad para avanzar en la asistencia de los enfermos mentales y en la psiquiatría penitenciaria.
El Puerto le rinde así tributo a título póstumo en agradecimiento a su excepcional trabajo.