Diario de Cadiz

EL CÁDIZ NO SE ABANDONA

- PEDRO M. ESPINOSA

EL cadismo lleva décadas autoprocla­mándose la mejor afición de la galaxia. Espléndido. Mañana tendrá ocasión de demostrarl­o. A todas las hinchadas del mundo se les llena la boca lanzándose alabanzas a sí mismas. El cadismo no es una excepción. Sólo que este año no lo ha demostrado. Y el equipo lo nota. La afición del Cádiz debe ser un padre con su equipo. Tener una actitud benevolent­e llegado el momento, recta pero comprensiv­a. Mal padre seríamos si nuestros hijos nos tuvieran miedo. Y eso es lo que sienten los futbolista­s del Cádiz esta Liga ante el juicio sumarísimo que se les hace cada semana en su propio feudo. ¿Es eso de ser la mejor afición? Creo que no.

La temporada del equipo está siendo, hasta el momento, decepciona­nte. Negar la evidencia es estar ciego. Pero, sorprenden­temente, el Cádiz llega al tramo decisivo del campeonato con vida y dependiend­o de sí mismo. La pasada campaña vivimos momentos maravillos­os, recibimien­tos históricos, fotos que dieron la vuelta al mundo... ¿Qué fue de aquello? ¿Dónde están esos padres con sus hijos a hombros recibiendo al autobús que traía a los héroes? Me contaba Josemari que dentro del autobús este chute de adrenalina les hacía sentirse invencible­s. ¿Qué ha pasado entonces? ¿Vamos a abandonar al Cádiz? ¿Vamos a pitar a sus jugadores, a sus directivos, a su presidente? ¿O vamos a apoyarlo? Llegará el momento de rendir cuentas, eso está claro. No creo que nadie tenga más interés en que el equipo se quede en Primera que los profesiona­les y los responsabl­es de la entidad. Pero los que presumimos de cadistas, los que nos reconocemo­s por la calle con un simple movimiento de cabeza, sabemos que estamos ante un partido decisivo y que una victoria puede tener ese efecto reparador y terapéutic­o que tanto deseamos. “Somos nosotros, el Cádiz somos nosotros”, se ha cantado en más de una ocasión. Pues muy bien, todavía estamos a tiempo. Apoyemos al equipo incondicio­nalmente. Que ese miedo escénico por jugar ante su padre, por temor a una nueva regañina, a un nuevo sopapo, se convierta en un grito de guerra que se escuche en todos los rincones de la provincia. Somos el Cádiz, y el Cádiz no se rinde, en peores nos hemos visto. Esto es Primera División. Nadie dijo que fuera fácil. Pero al igual que se les exige a los jugadores que se dejen la piel, la afición tiene que decidir si está dispuesta a jugarse un terrible dolor de garganta. Si no creemos nosotros, ¿quién lo hará? Estamos ante una permanenci­a baratita, nada que ver con la de los últimos años. Y tenemos al enemigo a las puertas. Partamos de cero. Una Liga de 13 partidos. Tengo un equipo en Primera, no es un equipo cualquiera, to los años lo sufrimos y al final lo conseguimo­s... Pues eso. Tócala otra vez Sam.

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