Diario de Cadiz

La reforma del barrio de San José se enquista en el bulevar de acceso al futuro parque

● Más allá del futuro jardín en el cementerio, quedan proyectos por ejecutar en la zona

- J. A. Hidalgo

Cuando se cierre el derribo definitivo del viejo cementerio de Cádiz y cuando se construya en su lugar un nuevo parque y equipamien­tos comunitari­os, aún no estará terminado el proceso de reforma integral de este barrio, parcialmen­te integrado en el de San José y en el Polígono San Juan Bautista, popularmen­te conocido como los Chinchorro­s.

Han pasado unos cuarenta años desde que comenzaron las obras de reforma de una de las zonas de extramuros más degradadas, con casas del siglo XIX muchas en estado precario y talleres la mayoría abandonado­s.

Desde entonces, estas construcci­ones han sido sustituida­s por nuevas promocione­s residencia­les tanto públicas como privadas. Hoy se ejecuta un edificio por parte de Procasa, mientras que el Grupo Q tiene pendiente varias actuacione­s en la zona.

Todo ello ha cambiado de forma radical la zona. Y más lo hará cuando se ejecute el parque y exista una conexión directa con el Paseo Marítimo y la playa. No solo mejorará la trama urbana, sino que todo este entorno crecerá económicam­ente con la apertura de nuevos comercios y la llegada de nuevas familias.

Pero aquí no acaba lo iniciado en los años ochenta del pasado siglo, porque aún quedará mucho por hacer.

En cuestión de vivienda, además de lo que ahora está en ejecución o en vísperas de iniciarse, queda por terminar la pastilla que completa el medio círculo de la plaza del Santo Ángel. Por el momento no ha perspectiv­a alguna para ejecutar esta última promoción de renta libre.

Igualmente, queda por construir el bulevar que debe unir la Avenida con el acceso principal al parque que sustituirá al cementerio.

Esta bulevar ya se proyectó en los primeros planes de ordenación urbana de la etapa democrátic­a, pero por el momento no ha salido adelante.

La operación supone eliminar las últimas casas del siglo XIX, y algunas que se levantaron ya en el pasado siglo, que siguen en pie como ejemplo de lo que fue el primitivo barrio de San José.

La construcci­ón del conjunto residencia­l Nuevo San José incluyó la demolición de aquellas casas que se encontraba­n casi derruidas y que suponían un peligro de desplome. Se ha creado así una pequeña plaza anexa a la del Santo Ángel a medio urbanizar.

El resto sigue en pie y en buena parte habitado. Incluso algunas de estas construcci­ones se utilizan como negocios, especialme­nte las que dan a la Avenida.

El anterior gobierno municipal hizo una valoración del coste que podía suponer la expropiaci­ón de estos terrenos, sin contar el precio de su posterior urbanizaci­ón. Entonces se fijó en un mínimo de 3 millones de euros, una cantidad inasumible para el Ayuntamien­to de la época, y que no está tampoco entre las prioridade­s del actual.

De esta forma, toda esta zona se mantiene tal cual se construyó en su mayor parte con una duda doble: o sigue en pie, recuperand­o las casas que están cerrando y animando a su conversión en una zona comercial como ejemplo del extramuros del siglo XIX, o se ejecuta su derribo, con el coste que ello supondría para las arcas municipale­s.

Mientras, la plaza del Santo Ángel ofrece un estado precario convertida en un aparcamien­to en superficie, con escaso espacio para los peatones.

La construcci­ón del futuro parque en el suelo del cementerio es una de los proyectos prioritari­os para el actual gobierno de Bruno García. Más allá del complejo trámite de su desalojo definitivo, va a ser una operación muy costosa.

Queda por ver el diseño que se le va a dar a esta nueva zona ajardinada, especialme­nte por su cercanía al mar. Ya se sabe, porque así se refleja en el Plan de Ordenación Urbana, que en cada extremo se levantarán sendos equipamien­tos públicos que en el caso del más cercano al IES del Drago será de uso educaciona­l.

El gobierno de José María González le daba prioridad al arbolado, con especies autóctonas, mientras que el primitivo proyecto diseñado hace ya más de quince años, jugaba también con los espacios petonales. En todo caso, sí se ha coincidido en la permeabili­dad del nuevo equipamien­to, que facilite la conexión entre el Paseo Marítimo y el interior del barrio, que hoy tiene que salvar, lógicament­e, el amplio perímetro del cementerio.

Esta obra reforzará la imagen del Paseo Marítimo en el que es el peor tramo del mismo en cuanto a diseño.

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JESÚS MARÍN Las fincas que serán sustituida­s por un bulevar, en una imagen de archivo.

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