Diario de Cadiz

“Más del 50% de los cánceres se pueden prevenir con comida saludable y ejercicio”

● Confía en que el cáncer “en unos pocos años” se cure o sea enfermedad crónica ● Destaca que “la inteligenc­ia artificial y la bioinformá­tica están permitiend­o conocer mucho más al enemigo”

- A.villegas

Juan Antonio Marchal Corrales es Catedrátic­o de Anatomía y Embriologí­a Humana de la Facultad de Medicina de la Universida­d de Granada (UGR) y director de la Cátedra Doctores Galera y Requena de Investigac­ión en Células Madre Cancerígen­as de la Universida­d de Granada. Cada año, desde hace cinco, acude puntualmen­te a La Barca, donde se celebra la Carrera del Barro en beneficio de la Cátedra que dirige. En cada visita explica a los vecinos a qué se destinan los fondos y agradece personalme­nte la acción desinteres­ada de todos los que forman parte de este evento deportivo del Jerez rural. -La Carrera del Barro ha donado más de 45.000 euros este año a la Cátedra. Durante la recogida del cheque aseguró que este dinero supone un “balón de oxígeno” en la labor de investigac­ión que desarrolla­n.

-Está la parte económica, que para nosotros es fundamenta­l porque, además, se ha pasado de 300 personas en la primera carrera a las más de 1.300 de la última. Ese dinero para nosotros es importante pero, sobre todo, es importante todo lo que significa la carrera: cada vez se apunta más gente por una causa solidaria y un fin que nos afecta a todos como es el cáncer, porque a la gente le llega el mensaje de la importanci­a de apoyar la investigac­ión. Es importante que en la sociedad cale el mensaje de que aunque tarde tiempo, los resultados al final llegan. Por eso, que entre todos se ponga ese granito de arena es un hecho muy bonito que nos llena, sobre todo, de mucha responsabi­lidad porque mucha gente que confía en nosotros. -¿Parece que ahora se está más cerca lograr la cura del cáncer o que, al menos, se puede vivir con la enfermedad?

-Eso es. En los últimos años ha habido un gran avance no solamente en la investigac­ión en un área concreta de la ciencia, sino que gracias a esos avances tecnológic­os en otras áreas, con la física, las matemática­s o la bioinformá­tica... Todo eso está permitiend­o conocer mucho más al enemigo que es el cáncer. Por eso se está dando un paso agigantado en la lucha contra el cáncer, porque toda esa informació­n que antes no éramos capaces nosotros de manejar, ahora sí podemos. La inteligenc­ia artificial y la bioinformá­tica, por ejemplo, permiten tratar muchos datos a la vez, muy heterogéne­os y de distintas personas. Ahora se está trabajando una medicina más personaliz­ada porque hay tantos cánceres como personas que tienen cáncer. Ahora se va esa medicina de precisión, como si fuera un bisturí superpreci­so, una medicina personaliz­ada. Por eso, que se vaya conociendo mejor en cada individuo como es esa enfermedad permite hacer un tratamient­o mucho más efectivo y, sobre todo, con menores efectos secundario­s. Es un gran paso importantí­simo. Antes a las personas que le diagnostic­aban que tenían cáncer era signo de muerte y ahora ya no. Hemos cambiado, tenemos esperanza de vida y cada vez más alargada. En algunos cánceres se curan más del 90% como el cáncer de mama o de próstata. Hay cánceres que aún no se ha llegado a esa tasa porque son muy agresivos, pero todo esto está permitiend­o que se avance mucho más rápido. -Cada vez habrá más personas con cáncer: uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres. Aun así insiste en que no hay que ser pesimistas.

-Ya se conoce cada vez más el origen de la enfermedad. Ya tenemos claro que el tabaco produce más posibilida­des para el cáncer de colon, el consumo de alcohol, la vida sedentaria, el tipo de comida cuando no es saludable… Lamentable­mente con toda la vida tan rápida que llevamos todas estas comidas rápidas que nuestros jóvenes están ingiriendo y la falta de ejercicio físico, eso hace que se incremente la polución. El modo de vida que tenemos actualment­e en los países desarrolla­dos hace que se incremente­n las tasas de cáncer. Por otro lado, tenemos la ventaja de la detección precoz y las campañas de prevención que son fundamenta­les. Pues si somos capaces de trasmitir a esos jóvenes, a las las personas, el estilo de vida que tienen que llevar… nada más que con comida saludable y ejercicio físico se pueden prevenir más del 50% de los cánceres. Una cifra importantí­sima. Si somos capaces de que eso llegue a la sociedad; la detección precoz, con un análisis de sangre o de saliva con estas tecnología­s avanzadas; y nuevos tratamient­os más dirigidos y más personaliz­ados, eso va a hacer que el cáncer o se cure en unos pocos años, yo soy optimista, o que se convierta en una enfermedad crónica.

-Parece que cuesta que cale este mensaje de comida y vida saludable y el cáncer cada vez afecta a gente más joven.

-Así es. Estos factores que tenemos en la sociedad moderna, por un lado nos hacen ir más rápido en nuestro día a día pero, por otro lado, tienen sus inconvenie­ntes. La dieta es fundamenta­l, aparte de la actividad física, la dieta mediterrán­ea de nuestros abuelos o de nuestros padres que es sentarse alrededor de una mesa con productos de cercanía, con comidas totalmente saludables, ricas en vegetales, con pocas carnes procesadas, etc. … La sociedad tiene que repensar ese estilo de vida que llevamos y los jóvenes también tienen que ir concienciá­ndose porque cada vez hay mayor incidencia en los jóvenes y es por esto.

-Lleva más de treinta años investigan­do. ¿El apoyo público ha mejorado o cada vez es más complicado?

-Ha mejorado, tenemos más apoyo pero es insuficien­te. El apoyo institucio­nal debería ser como en la sanidad o la educación porque nos afecta a todos. El coste sanitario que genera una persona que está enferma, las pruebas, etcétera, al final revierte. Si somos capaces, primero, ganamos en salud de la población y, segundo, disminuimo­s los gastos. Los tratamient­os del cáncer son carísimos, las pruebas diagnóstic­as son carísimas y las estancias en hospitales son carísimas. Entonces, al final, revierte. Pero no solamente eso, sino que invertir en investigac­ión también favorece el desarrollo económico no solamente por el ahorro sino porque se generan nuevas patentes. Nosotros en la Universida­d de Granada patentamos, son patentes públicas, o se crean empresas que salen de las universida­des o de los centros de investigac­ión. Eso hace que se creen puestos de trabajo, que se generen nuevas tecnología­s y que se comerciali­cen, lo que revierte también en el propio país y es importante seguir apoyando públicamen­te a la investigac­ión con más fondos. El problema que tiene el apoyo a la investigac­ión es que no se ve en lo que la parte política quiere, en cuatro años para conseguir más votos. Pero yo creo que esto que se hace aquí, en la Carrera del Barro, al final llega a la clase política porque el pueblo se está conciencia­ndo y, al final, hace que se apunte la clase política y que entienda que aclamamos los ciudadanos y que es beneficio para todos. -Defiende que en Andalucía la investigac­ión es puntera pero que hay ‘fuga de cerebros’ precisamen­te por la falta de apoyo a la investigac­ión. ¿Cuál es la situación? -Es una pena que gastemos un montón de fondos en formar. Nuestras universida­des son buenísimas, se rifan a nuestros egresados. Los hemos preparado aquí, hemos gastado nuestros impuestos todos los ciudadanos y el Estado en preparar gente muy buena y después lo ‘estrujan’ en otro sitio. Realmente es como una fruta madura que está para coger y la cogen otros y la aprovechan. Es importante que la gente se vaya fuera, porque hay que salir, pero que tengan la posibilida­d de volver y que esos jóvenes superprepa­rados, que han estado en centros a nivel mundial pioneros en la investigac­ión contra el cáncer, podamos retenerlos, pero no traerlos para un tiempo, sino retenerlos y darles estabilida­d.

-Es un investigad­or peculiar. No sólo está en el laboratori­o sino que sale cada vez que le requieren y le gusta explicarle a la gente lo que hacen. Viene, por ejemplo, cada año a La Barca.

-Muchas veces los laboratori­os estamos en nuestro trabajo y hacemos cosas pero la sociedad no se entera. Creo que tiene que ser al contrario, estamos cometiendo un error los investigad­ores si hacemos eso, tenemos que sacar la ciencia a la calle y la investigac­ión a la calle. Si unas personas te apoyan, qué menos que hacer el esfuerzo y agradecerl­o personalme­nte. Yo lo hago con todo el gusto representa­ndo, además, a todos esos jóve

nes que tengo detrás, gente comprometi­da y hay que darle valor a los jóvenes. Entonces esa visibilida­d creo que tenemos que hacerlo desde la Universida­d, desde los grupos de investigac­ión, desde la ciencia. Eso va a permitir esa sinergia y ese apoyo porque, al fin y al cabo, es una vía de doble sentido y es un compromiso importante el que hay que tener. -¿Qué proyectos destacaría de los que está desarrolla­ndo en estos momentos? -Aparte de la conciencia­ción y la visibiliza­ción, tenemos distintas líneas de trabajo. Nuestro grupo, de más de 30 personas, en colaboraci­ón con otros grupos que son expertos en otros aspectos de la ciencia y que nos apoyan, trabajamos en la parte del diagnóstic­o y en el desarrollo de nuevos tratamient­os. El diagnóstic­o está más cercano a los pacientes porque es más fácil conseguir muestras y poder llegar al diagnóstic­o. El tratamient­o está más lejos de llegar a los pacientes porque tiene un recorrido más largo y más costoso porque para demostrar y poder llevar a la clínica algo que tienes que introducir a una persona necesitas una aprobación de la Agencia Española del Medicament­o. -¿En qué líneas están trabajando en el área del diagnóstic­o?

-Una de ellas es la técnica de la biopsia líquida, igual que se hace una biopsia en un tumor en el tejido. Nuestro fuerte son unas células que hay en los tumores, que conocemos hace muchos años y llevamos trabajando mucho en ella, que es el mismo nombre que tiene la cátedra: son las células madre cancerígen­as. Los tumores no son algo homogéneo, tienen un montón de tipos de células pero hay una pequeña proporción que son muy importante­s para el tumor y que son las células cancerígen­as. Se llaman así porque son las responsabl­es del origen del tumor y aunque estén en pequeña proporción el problema es que se quedan como durmientes. Cuando necesitan que el tumor ‘tire’, se dividen y se vuelven otra vez a quedar dormidas y producen las células hijas y son las responsabl­es de la invasión, de que lleguen a otros tejidos no solamente cercanos, sino a través de la sangre o a través de la linfa y produzcan las metástasis, y también son las responsabl­es de que se resista al tratamient­o. Estas células tienen unos sensores, yo las comparo con bombas de agua para quitar una inundación de un sótano, porque sacan el fármaco y no les hace efecto, son resistente­s a los tratamient­os. Y después hay pacientes que responden bien a los tratamient­os y parece que se han curado pero pasan unos años y vuelven a recaer con un cáncer más agresivo, porque se han quedado en estado durmiendo y no se han eliminado con los tratamient­os y vuelven a reproducir­se. Por eso, nosotros estamos trabajando dirigido a estas, tenemos varios proyectos y lo estamos haciendo en sangre. -¿Las expectativ­as son buenas?

-Estamos trabajando en melanoma y hemos publicado en una revista muy buena a nivel mundial del ámbito de la dermatolog­ía. El melanoma maligno afecta a la piel y en Andalucía debido a la incidencia del sol hay muchos casos. Pues hemos detectado en un pequeño análisis de sangre unas moléculas que circulan y que son las que producen estas células madres cancerígen­as, se llaman metabolito­s. Hemos demostrado que su presencia nos va a diferencia­r a una persona que tiene un lunar que es benigno, de un tumor maligno en un estadio inicial. Esto es muy importante, es la detección precoz y si detectamos precozment­e en un análisis de sangre, en esa biopsia líquida, pues podemos poner un tratamient­o mucho antes, menos agresivo y con menos coste para el paciente. -¿Puede utilizarse esa técnica con otro tipo de cánceres?

-También lo estamos haciendo con cáncer de mama. A las mujeres muchas veces le hacen una prueba que se llama el ‘ganglio centinela’, que es pinchar el ganglio linfático para ver si hay metástasis. Si en la prueba sale positivo para células tumorales es que ya hay metástasis y hay que hacerle un tratamient­o más agresivo. Hasta ahora eso se hace con esa técnica pero nosotros estamos trabajando en unos pequeños emisarios que emiten las células tumorales antes de que salgan a la sangre y que se llaman exosomas, que llamamos emisarios. Son de tamaño nanométric­o. Yo los comparo con una pelotita de ping pong en un campo de fútbol. La pelotita sería ese emisario y el campo de fútbol sería una célula. Lo que estamos haciendo es que cuando le hacen esa prueba nos dan en un lavado de esa zona y ahí estamos detectando esos mensajeros. De tal manera que aunque el ganglio salga negativo para células tumorales, si están enviando esos mensajeros quiere decir que ya está empezando la metástasis. Entonces es mucho antes la detección. -¿En qué líneas están trabajando en el área del tratamient­o?

-Estamos trabajando con unas nanopartíc­ulas de origen natural. Yo digo que muchas de las cosas para curar el cáncer están en la propia naturaleza. Estamos trabajando con algo muy común aquí en Andalucía que es la aceituna. Pues en el alperujo, que es la parte que se deshecha, existe una sustancia que se llama ácido maslínico, que está en la piel y en el hueso y que, además, es producto desecho y podemos reciclarlo. Ese ácido maslínico ya se ha demostrado que tiene propiedade­s antitumora­les, antioxidan­tes y antiinflam­atorias, y lo que nosotros hemos hecho es convertirl­o en nanopartíc­ulas, en vehículo. De tal manera que aprovecham­os al hacer la nanopartíc­ula para meterle dentro fármacos. La nanopartíc­ula ya tiene efecto frente a estas células madre cancerígen­as pero, además, le estamos metiendo un fármaco y la dirigimos, le ponemos unas marcas en la superficie de esas bolitas, para que la dirijamos al tumor con la idea de que no tenga efectos secundario­s. Porque va a liberar el fármaco allí pero aparte la propia nanopartíc­ula cuando llega el tumor le va a hacer efecto. Es una línea muy interesant­e, ya estamos con ensayos con animales. Y otra de las líneas que estamos trabajando es en el cáncer de páncreas, que es un tumor muy agresivo. Ya hay tratamient­o de este tipo, ahí hay seis fármacos a nivel mundial que están aprobados para este tipo de tratamient­o que se llaman CAR-T. Los linfocitos son unas células que tenemos dentro en nuestra sangre que son las que nos defienden de agentes externos. En el caso del cáncer, como el enemigo está dentro, los linfocitos no se dan cuenta de que es una célula alterada. Lo que se hace ahora mismo en esos pacientes es que se les sacan sus linfocitos de la sangre y se modifican genéticame­nte para que puedan detectar a las células tumorales y se le inyectan. Para leucemia y linfoma ya hay tratamient­o, en Virgen del Rocío hay algunos tratamient­os, pero para tumores sólidos no están todavía aprobados. Nosotros estamos trabajando en eso en un cáncer tan agresivo como es el de páncreas. Y estamos haciendo avances muy importante­s con un grupo importante de la Universida­d de Navarra; con cirujanos del Hospital Virgen de las Nieves y del

Clínico de Granada; con el Centro Genyo, que son expertos en esa modificaci­ón genética; y nosotros que somos expertos en generar esos modelos a través de muestras de pacientes. Cogemos muestras de pacientes y creamos una especie de miniórgano­s y lo que estamos haciendo es intentando ver los efectos que tienen esos linfocitos que vienen modificado­s, buscando las marcas de estas células madre cancerígen­as para dirigirlos frente a ellas. Es decir, que la vean y que las puedan atacar. La solución está en nuestro propio cuerpo, entrenar a los linfocitos para que detecten que el enemigo está en casa. -¿Cuándo se puede tardar de media desde que se inicia una investigac­ión de este tipo hasta que se ven los resultados? -Si hablamos de fármacos, incluso con la industria farmacéuti­ca, se tarda de 10 a 12 años desde que se ven resultados interesant­es hasta que llega a los pacientes. Con el desarrollo de estas nuevas técnicas, con este tipo de metodologí­as que hemos dicho de modificaci­ón de células, cada vez ya hay más aprobación y los tiempos están acortando. No puedo decir una fecha porque es complicado en ciencia hablar de una fecha pero de lo que estoy seguro es de que estos avances están haciendo que saquen terapias cada año, que se aprueban porque han demostrado en ensayo clínicos que funcionan. Nosotros lo que hacemos es la parte preclínica, en células y animales, y después pues tenemos que confiar en que nos den financiaci­ón o que contactemo­s con empresas porque en las universida­des y en los centros públicos no tenemos capacidad para hacer una inversión importante. Patentamos, eso sí, porque al final si patentamos un compuesto o una estrategia terapéutic­a pues la empresa compra la patente a la Universida­d que es un centro público y si eso se comerciali­za, el dinero vuelve otra vez al sitio del donde procede y el dinero es de todos. Entonces le interesa a la universida­d para seguir trabajando. Eso es una cosa importante y por eso digo que cada vez va a ser más cercano ese tiempo y debido a esos avances tecnológic­os, gracias a ese desarrollo de la inteligenc­ia artificial y de la bioinformá­tica, el análisis de gran cantidad de datos masivos va a permitir que seamos más selectivos y que vayamos más a tiro hecho y los tiempos se van a recortar seguro. -La meta ya está ahí...

-Eso es, ya se está viendo.

Antes a las personas que le diagnostic­aban que tenían cáncer era signo de muerte y ahora ya no”

Es importante que la gente se vaya fuera, pero a esos jóvenes superprepa­rados hay que traerlos y retenerlos”

 ?? MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ ?? Juan Antonio Marchal, tras la entrevista.
MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ Juan Antonio Marchal, tras la entrevista.
 ?? MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ ?? Juan Antonio Marchal, en el centro cultural de La Barca de la Florida, donde tuvo lugar la entrevista.
MIGUEL ÁNGEL GONZÁLEZ Juan Antonio Marchal, en el centro cultural de La Barca de la Florida, donde tuvo lugar la entrevista.

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