Diario de Cadiz

Bocados de sufrimient­o

● La hinchada cadista se instala en una montaña rusa de emociones en el tránsito del almuerzo a la sobremesa que depara un desenlace abastecedo­r de euforia

- J.J.N. CÁDIZ

La hora de almuerzo se transformó en un duelo de alto voltaje de difícil digestión. Menudos noventa y tantos minutos de infarto se vivieron en el Nuevo Mirandilla en uno de esos partidos considerad­os claves en el devenir de una temporada. El Cádiz CF estuvo desde el minuto 11 por debajo en el marcador en el choque por la permanenci­a contra el Celta y evitó la debacle en el 99 cuando la derrota era casi un hecho. Uno de esos milagros que suceden de vez en cuando en la historia del club.

El antiguo Carranza fue una especie de montaña rusa de emociones con constantes subidas y bajadas en el ánimo de una afición que atravesó por constantes cambios de estado. Una locura con un desenlace pleno de euforia porque aunque el equipo no ganó, impidió el descenso que hubiese supuesto una derrota.

El personal sabía de sobra lo que se jugaba el equipo de su alma. Sabía con creces qué papel debía desempeñar desde la grada y eso fue lo que hizo. Desde el principio llevó en volandas a sus futbolista­s, que arrancaron a toda pastilla.

El Cádiz CF estaba siendo superior a su adversario hasta que recibió un mazazo en el minuto 11 en la primera llegada de un Celta que hasta entonces no había hecho nada.

El 0-1 no hizo mella en la parroquia local en primera instancia, pero el tiempo empezó a correr y la impacienci­a hizo acto de presencia. Justo después de la media hora inicial, salieron a relucir los pitos y los cánticos contra el presidente, Manuel Vizcaíno, al que pidieron su dimisión.

El equipo se vino arriba en la recta final del primer acto y con él la hinchada que también dio su aliento mientras asistía desesperad­a a la falta de acierto en el remate. Volvieron los gritos de reprobació­n en el descanso y después en la segunda mitad cuando se repitió la secuencia del principio. Más de uno se engollipó con el bocadillo. Los locales apretaron en la reanudació­n pero fueron los visitantes los que marcaron de nuevo en el 58 y con el 0-2 llegó otro bajonazo. Cundió el desánimo entre los seguidores con una derrota que parecía definitiva hasta que Juanmi acortó distancias (1-2) en el 66, con tiempo suficiente para completar la reacción. El primer tanto de Juanmi provocó un subidón en una afición que de nuevo creyó en el milagro y vivió con nervios la recta final del partido. El personal la tomó con Iago Aspas, insultado con insistenci­a desde la grada. Un feo gesto de una afición que se ensañó con el veterano ariete. Cuando todo se iba al garete, se desató la euforia con el golazo de Machís que mantiene al Cádiz CF con vida.

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JULIO GONZÁLEZ Un aficionado da buena cuenta de un bocadillo durante el partido disputado ayer en el Nuevo Mirandilla.

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