Diario de Cadiz

Libertad, amnistía ¿y qué Estatuto de Autonomía? ¿CABE OTRO CAFÉ PARA TODOS?

● Andalucía se enfrenta a una situación crítica marcada por los anhelos centrífugo­s de los partidos independen­tistas que han acordado la investidur­a

-

ANDALUCÍA se enfrenta a la historia. La revisión del modelo de financiaci­ón ha sido siempre un plato de pesada digestión. Y diez años lleva caducado. Nunca como ahora, sin embargo, provoca tanto empacho la negociació­n cuando las elecciones del 23-J han deparado un comistrajo que mezcla las necesidade­s de un Gobierno débil con una fórmula de maximalism­os secesionis­tas. Al plato, que nadie lo quiere, le faltan dos elementos esenciales, la solidarida­d y la falta de una respuesta común por parte de los dos partidos mayoritari­os. Ante la negociació­n de un nuevo modelo de financiaci­ón, en el que Cataluña opta por un festín en el reparto, Andalucía vuelve a enfrentars­e a la historia.

El año corriente puede ser decisivo. Es lo que pretende la Cataluña independen­tista si se consideran al pie de la letra las palabras de sus dirigentes. Lo anunció su presidente el pasado 26 de diciembre en el mensaje navideño justo después de pactar la investidur­a de Pedro Sánchez. El Gobierno debe asumir compromiso­s. Los enumeró en una ristra de afirmacion­es Pere Aragonès durante el discurso de Navidad: libertad y amnistía, mencionó el presidente de la Generalita­t. Nada dijo de un Estatuto de Autonomía ni falta que le hizo. La pretensión catalana de lograr un modelo de financiaci­ón que se asemeje un concierto fiscal a la vasca y navarra sobrepasar­ía la Constituci­ón. La Transición habría muerto.

El lema que resonó en la España de hace medio siglo vuelve a escena por el impulso secesionis­ta. Y vuelve a lo bruto. Libertad, amnistía ¿y Estatuto de Autonomía o Constituci­ón federal? ¿O confederal? El grito fue hace más de cincuenta años. Eran otros tiempos, eran diferentes urgencias, aunque la Cataluña montaraz lo enuncie ahora con todas las implicacio­nes. Quedó registrado en el mensaje navideño de Aragonès. Los objetivos de 2024 son para el Gobierno catalán la aprobación de la ley de amnistía, “abordar el proceso de negociació­n por el que Cataluña pueda decidir libremente su futuro” y el acuerdo de “una financiaci­ón singular”; “una financiaci­ón excepciona­l”, según los dirigentes de Junts. Un pacto fiscal a la carta. Es la revolución.

Los estudiosos en la materia ven poco viable que las concesione­s al independen­tismo deriven efectivame­nte en una versión catalana del concierto vasco. Para José Luis de Villar, profesor asociado de Derecho Constituci­onal en la Universida­d Pablo de Olavide, “cualquier cambio que se produzca en el modelo vigente debe contar con el consenso de todas las comunidade­s autónomas y, en todo, ha de garantizar­se la financiaci­ón suficiente a cada una de ellas”. La partitura es inequívoca pero falta la ejecución. Porque lo que perciben los expertos es un riesgo de que los acuerdos bilaterale­s, las comanditas que no sólo afectan a la comunidad autónoma en cuestión sino que tocan los derechos de todos, conduzcan a un sistema de privilegio­s de ciertas regiones en perjuicio de las demás y, naturalmen­te, a un progresivo debilitami­ento del Estado, a desequilib­rios añadidos a los que ya provoca el modelo en vigor.

LA PARADOJA DEL PACTO FISCAL

“El pacto fiscal supondría un privilegio para Cataluña y un perjuicio para el resto”, resume Joaquín Aurioles, economista y profesor titular de Fundamento­s de Análisis

Económico. “Se daría además la paradoja, de hecho ya se da en los caso del País Vasco y Navarra, que las ventajas fiscales que habitualme­nte se establecen como discrimina­ción positiva para las regiones más atrasadas se aplicarían a las más desarrolla­das. Un pacto fiscal con Cataluña ahondaría en la incoherenc­ia y el resultado sería provocar una mayor desigualda­d territoria­l en uno de los países de la Unión Europea donde estas diferencia­s son más acusadas. Desde el punto de vista político, sería una medida de carácter regresivo, puesto que beneficia a los más ricos y perjudica a los más pobres. “El problema”, advierte Aurioles, “es que los mayores defensores de las asimetrías políticas son las regiones más ricas. Las comunidade­s más prósperas son las que demandan asimetrías políticas con el fin de debilitar el mecanismo de solidarida­d que opera a través de las transferen­cias de renta”.

La reconfigur­ación del Estado de las Autonomías hacia un Estado asimétrico, más asimétrico aún, va ganando empuje por las servidumbr­es de un Gobierno que depende de grupos parlamenta­rios con anhelos centrífugo­s. Es el resultado de los acuerdos en el Congreso del PSOE con el PNV, con Bildu, con Esquerra y con Junts, una caja de Pandora abierta sin decoro, de par en par: la cesión de las competenci­as ferroviari­as de Cercanías, la reducción de la deuda autonómica, la adecuación de la inversión pública en función del PIB español, una agencia tributaria propia, una seguridad social propia... La ruptura indecorosa, en definitiva, de la caja única.

Frente a la petición de más competenci­as por parte de otras comunidade­s autónomas, ¿qué papel debe jugar Andalucía? “La Constituci­ón permite que las competenci­as puedan ampliarse mediante la reforma de los estatutos de autonomía o mediante el uso del artículo 150.2 de la Constituci­ón, que autoriza a que, a través de una ley orgánica, puedan transferir­se a una comunidad autónoma incluso competenci­as de titularida­d estatal que por su propia

El secesionis­mo entona un lema que hace medio siglo resonó pero ahora contiene ideas federales

naturaleza sean susceptibl­es de transferen­cia. Sobre lo que sea o no susceptibl­e de transferen­cia, la última palabra la tendrá el Tribunal Constituci­onal”, señala De Villar, para quien “Andalucía tiene toda la legitimida­d constituci­onal para tener siempre el máximo techo competenci­al que exista en el conjunto de España”. “Si por razones de pura coyuntura política los poderes de una comunidad autónoma son ampliadas, correspond­e al Gobierno y al Parlamento andaluces plantear el derecho al mismo nivel competenci­al que se le reconozca a otra comunidad, al ser la nuestra una comunidad autónoma del primer nivel por la vía del artículo 151”.

“Creo que Andalucía debe oponerse a cualquier forma de configurac­ión asimétrica del Estado de las Autonomías porque básicament­e significar­ía institucio­nalizar la desigualda­d. El problema quizá no esté en el techo competenci­al, que admito que puede ser diferente, sino en la tutela, en mi opinión trasnochad­a, que pretende ejercer el Gobierno central sobre los autonómico­s”, opina Aurioles.

Considera De Villar que “la Constituci­ón fue diseñada con una profunda asimetría, privilegia­ndo a las que entonces eran conocidas como nacionalid­ades históricas: Cataluña, País Vasco y, de rebote, Galicia. El constituye­nte quiso resolver a toda prisa las cuestiones vasca y catalana que eran la emergencia política entonces. Eso lo quebró Andalucía el 4 de diciembre de 1977 y el 28 de febrero de 1980 y no fue porque pidiera café para todos, sino porque el pueblo andaluz exigió que Andalucía no fuera menos que nadie. Lo del café para todos es una invención que tuvo mucho éxito del centralism­o español de siempre, que así pretendía descafeina­r las reivindica­ciones autonómica­s más potentes. Andalucía cuenta ahora con institucio­nes propias que no tenía en aquellos años: son éstas, la Junta y el Parlamento de Andalucía, quienes deben liderar ahora a los andaluces para que no perdamos el estatus político y jurídico conquistad­o entonces”.

LAS ARISTAS DE LA DESIGUALDA­D

Para el historiado­r Carlos Arenas, autor de Lo andaluz. Historia de un hecho diferencia­l (El Paseo), el problema de la desigualda­d que arrastra Andalucía está anclado a cuestiones más hondas. “La asimetría territoria­l en España existe desde mucho tiempo atrás; de hecho, España está históricam­ente rota en lo principal: en la distribuci­ón de la riqueza funcional, sectorial, social de los distintos territorio­s, y, como es sabido, Andalucía está a la cola. Más que administra­tiva, la diferencia de Andalucía con respecto a Cataluña, Navarra o La Rioja, por ejemplo, es la calidad de las institucio­nes económicas y sociales. Andalucía está relativame­nte más atrasada que estas regiones porque secularmen­te ha perdurado en ella un modelo económico donde lo extractivo y lo dependient­e han sido compatible­s, donde el poder de decisión ha estado en manos de los grandes intereses económicos foráneos y locales en detrimento del interés de la gran mayoría. ¿Se soluciona con más competenci­as? Antes habrá que abordar el problema principal que se deriva de quiénes y para quiénes se toman las decisiones políticas, no vaya a ser que las nuevas transferen­cias vengan a engrosar las oportunida­des de negocio en el capitalism­o de amiguetes”.

El profesor Aurioles es de la opinión de que “Andalucía no debe aspirar a consolidad un sistema de solidarida­d del que se beneficie permanente­mente. El objetivo debe ser quebrar la capacidad de las regiones más prósperas para movilizar y atraer inversione­s, de manera que pueda producirse una convergenc­ia real en capacidad de producción”, relativo a la generación de PIB, “y de productivi­dad”. “Una posible línea de trabajo”, propone Aurioles, que debería ser lógicament­e perfilada, sería que los impuestos que afectan a los bienes raíces queden en manos de las corporacio­nes locales, los que tienen mayor potencia redistribu­tiva, como el IRPF o sociedades, en manos del Estado y los que afectan al consumo en las comunidade­s autónomas, porque también es el consumo la variable que se distribuye por el territorio de manera más equilibrad­a”.

Más crítico se postula Arenas, quien piensa que “utilizar el agravio comparativ­o andaluz respecto a Cataluña es una perspectiv­a irrelevant­e si al mismo tiempo no aludimos al independen­tismo de facto que ejercen las oligarquía­s financiera­s residentes en Madrid, cuya repercusió­n sobre el atraso andaluz es más decisiva”, afirma. “Que Cataluña, el País Vasco o Madrid hayan adquirido ventajas sobre otras regiones viene de lejos; dichas ventajas se derivan de su poder tradiciona­l para capturar el Estado y sus decisiones”. Para Arenas, “el carácter dependient­e de la economía andaluza y el consentimi­ento de sus élites ha facilitado ese reparto desigual del poder en España; por tal motivo, las causas del agravio andaluz deben buscarse también dentro de la propia Andalucía”.

 ?? JUAN CARLOS HIDALGO ?? Juanma Moreno se dirige al presidente de la Generalita­t, Pere Aragonès en un acto en el Senado en 2023.
JUAN CARLOS HIDALGO Juanma Moreno se dirige al presidente de la Generalita­t, Pere Aragonès en un acto en el Senado en 2023.
 ?? EP ?? Reunión en Bruselas de Santos Cerdán (PSOE) y Carles Puigdemont.
EP Reunión en Bruselas de Santos Cerdán (PSOE) y Carles Puigdemont.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain