De las malas experiencias siempre sale algo bueno

Cuando alguien acude a solicitar los servicios de una persona profesional de la abogacía, es porque todo lo anterior que ha intentado no ha salido bien.

Y eso es lo que me ocurrió. Intenté por todos los medios posibles en mi mano solucionar lo que solo tenía solución por medio de la Justicia, y tocaba buscar abogado y procurador.

Acudes por primera vez a un despacho y las dudas y los temores te inundan la cabeza. Nunca te has visto en esta situación y quieres que todo sea rápido, pero la Justicia siempre es lenta, llega, pero cansa.

En mi caso, hace ya más de once años que acudí al despacho de Javier Zamorano Moncayo y desde el primer momento en el que hablé con él supe que estaba en el lugar correcto. Si alguien podía ayudarme no habría nadie mejor.

Más de una década luchando, me ha permitido comprobar no solo su gran profesionalidad sino además su calidad humana. Cuando ese binomio confluye en una misma persona, todo es mucho más sencillo y el problema más preocupante que puedas tener se convierte en algo asumible.

Esta es una carta de total agradecimiento y reconocimiento hacia su persona y profesionalidad, él sabe ya de mi absoluta gratitud, pero en esta sociedad que nos ha tocado vivir no siempre se obtiene el aplauso y el prestigio por la labor bien realizada.

Con la perspectiva que ofrece el tiempo pasado, siempre pienso en la suerte que tuve al encontrarlo, y a pesar de haber sufrido un desagradable episodio de la vida, la misma puso en mi camino a un excelente profesional y magnífica persona.

Gracias Javier.

Cristina Gratacós Pascual

(Correo)