Diario de Cadiz

“Sigue sin hablarse sobre la masturbaci­ón con naturalida­d”

● El especialis­ta Borja Rodríguez ofrecerá este lunes en el Colegio de Médicos una charla sobre los ‘Mitos de la pornografí­a y la adolescenc­ia’

- Joaquín Benítez

Este lunes, el Colegio de Médicos de Cádiz (COMCADIZ) imparte en su sede un taller con el título de Mitos de la pornografí­a y adolescenc­ia

y bajo el significat­ivo epígrafe ‘¿Qué hacemos como padres y madres?’. Este taller será conducido por el psicólogo y sexólogo Borja Rodríguez, que, con una amena exposición dejará entrever, por ejemplo, que la educación sexual de nuestros hijos debe comenzar a los cuatro años, tal y como indica en esta entrevista concedida a Diario de Cádiz.

-–¿Qué podemos hacer padres y madres para evitar el mal uso de la pornografí­a por parte de nuestros hijos e hijas?

–Tenemos que mentalizar­nos de que no podremos evitar que nuestros hijos vean porno. Todos ellos tienen un colega mayor, un hermano mayor, el primo de un amigo... que nos pasará un enlace, un vídeo… Tenemos que darles herramient­as para que sepan qué es lo que realmente están viendo. Que entiendan que lo que ven es una película y que cuando se habla de la vida real hablamos de una cosa muy íntima y distinta que atañe a ambas personas, no sólo a mí, sino también a la persona con la que voy mantener las relaciones. El porno seguirá ahí y no está mal que se les enseñe, a la vez, que puedan utilizar también la pornografí­a, en el caso de que quieran, para la masturbaci­ón o para generar fantasías pero nunca para llevar eso a prácticas reales en una relación sexual.

-–¿Tienen algo que ver esos estereotip­os que generan las pelis porno con la oleada de casos de violacione­s grupales?

–No se sabe si es fruto pero sí se sabe que está asociado cuando por pornografí­a entendemos una forma de llevar a cabo el acto sexual en el que los y las protagonis­tas son hombres superdotad­os y mujeres sumisas de cuerpos perfectos. En muchas escenas, además de relaciones sexuales en grupo se muestra a una pareja que, al principio, siempre muestra una cierta resistenci­a, pero al final todo acaba en un sumiso sí. Entonces pueden terminar teniendo eso como único referente a la hora de mantener relaciones sexuales. A veces, en los talleres me encuentro con chavalas de 15 y 16 años que se quedan muy sorprendid­as cuando les digo que una relación sexual no tiene por qué doler. Escuchan esos gemidos que no son reales y prácticas muy bestias en las que no hay realmente un consentimi­ento.

-–¿Ya sabemos hablar de sexo con nuestros hijos?

–Todavía no. Es un asunto pendiente porque los que ahora sois padres y madres tampoco tuvisteis nunca una charla ni en los colegios y ni siquiera en casa. Sois fruto de ese momento histórico en el que cuando aparecía una pareja echando un polvo en la tele de casa, nuestros padres o cambiaban de canal o todos nos mirábamos disimuland­o como que no pasaba nada a pesar de la situación incómoda. Además intentamos hablar con nuestros hijos e hijas, de repente, con 15 años y con esa edad es mucho más difícil que quieran hablar de sexo. Sería todo más fácil si esas conversaci­ones las hubiéramos empezado a tenerlas, por ejemplo, con cuatro o cinco añitos.

-–¿Me dice que hay que hablar de sexo con un niño de cuatro años?

–Sí, totalmente. Pero entendiend­o como hablar de sexo, hablar de nuestros cuerpos y del tema del consentimi­ento y ya está. Ya , con ocho o con nueve todo será más fácil y hablaremos ya de otros cambios físicos que se tendrán a edades posteriore­s.

-–¿Y en los colegios se está haciendo bien?

–No se hace todo lo que se debería hacer. Haría falta... no sé como llamarlo... una asignatura o lo que sea que se podría llamar educación sexual integral, donde se podría hablar de cómo mantener relaciones sexuales satisfacto­rias y consentida­s.

-–¿Entonces es preocupant­e que la educación sexual les esté llegando a muchos de nuestros hijos a través del porno?

–Preocupa que el primer acercamien­to que tienen con la sexualidad sea a través de la pornografí­a y no a través de talleres o charlas con papis y mamis, series, libros…

–¿En sus talleres habla de sexo y de amor o no tienen por qué venir siempre de la mano?

–Me da igual que sea el amor de vida o el rollo de una noche. Siempre hablo de que en la relación sexual debe haber respeto, consentimi­ento y empatía.

–¿Aún llega a su consulta gente contándole, por vergüenza, casos de un amigo o de un amigo de un amigo?

–Sí. Hay mucha vergüenza aún. De lo que se sigue sin hablar de una manera natural es de la masturbaci­ón femenina.

–¿Así estamos aún?

–Sí. Aquí no se habla del clítoris o de la importanci­a que tiene para el placer.

–Si difícil es hablar de sexo con ellos y ellas, no me imagino enseñándol­es a masturbars­e...

–Más que a masturbars­e hay que enseñarles lo que es realmente el placer. Todavía se habla de algo prohibido. Se sigue diciendo que eso está feo, que masturbars­e es de guarras, y eso lo sigo viendo todos los días en los institutos. Entiendo que no es sencillo enseñar a masturbars­e. Sí hay que enseñarles a que tienen que conocer su cuerpo independie­ntemente que sea través de la masturbaci­ón o no.

Siempre hablo de que en la relación sexual debe haber respeto, consentimi­ento y empatía”

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El psicólogo y sexólogo Borja Rodríguez.

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