Cómo nos ha cambiado el caso de ‘la Manada’
● Netflix estrena ‘No estás sola: La lucha contra La Manada’ ● Un documental sobre el primer #Metoo español que desembocó en una ola de indignación social
No ha pasado tanto tiempo pero, con ciclos informativos cada vez más acelerados en los que un escándalo o tragedia engulle casi al instante al anterior, y con una pandemia de por medio, se diría que hace una vida de lo que ocurrió en los Sanfermines de 2016. Y, desde cierto punto de vista, se podría decir que así ha sido.
Los hechos son conocidos, aunque muchos recuerden solo retazos. Cinco jóvenes sevillanos, agrupados bajo el desafortunado sobrenombre de la Manada, agredieron sexualmente a una joven en las fiestas de Pamplona. Nada hasta aquí diferente, por desgracia, a otros muchos ataques, individuales y grupales, sufridos por otras muchas víctimas tanto antes como después.
Pero aquel caso fue distinto. Los sucesos y, sobre todo, la sentencia (con aquel voto particular de uno de los jueces que hablaba de “jolgorio y regocijo”), despertaron una ola de indignación que recorrió España con manifestaciones multitudinarias y consignas como “yo sí te creo” o “no es abuso, es violación”.
Una indignación que permeó todos los estratos sociales y que cobró una magnitud si cabe mayor cuando el #Metoo español se transformó en las redes en un #Cuéntalo en el que miles de mujeres compartieron, en muchos casos por primera vez, experiencias que habían sufrido.
Pero la repercusión no se quedó en las calles ni en las redes. Saltó a la política y fue el germen de la Ley de Libertad Sexual, la conocida como ley del solo sí es sí que, pese a sus (muchas) sombras, cambió para siempre el tratamiento de la violencia sexual contra las mujeres.
El llamado caso de la Manada ha servido a los directores Almudena Carracedo y Robert Bahar, autores de la multipremiada El silencio de otros, para rodar No estás sola: La lucha contra La Manada, una película documental ya disponible en Netflix que sigue las historias de tres mujeres, las víctimas del grupo de sevillanos en Pamplona y Pozoblanco y Nagore Laffage, asesinada en 2008.
El largometraje aborda cómo el machismo tiñe casi todas las esferas públicas y privadas y arroja luz sobre la violencia sexual que viven a diario muchas mujeres y la responsabilidad individual y colectiva que todos tenemos para combatirla.
En ese escrutinio no escapan de la lupa de Carracedo y Bahar los medios de comunicación, que en aquel caso ayudaron a construir uno de los principales muros con los que se topan las víctimas, el cuestionamiento, la puesta en duda de su testimonio.
La realizadora destaca cómo en una secuencia de su película resumen, “en un par de minutos, lo que ocurrió durante todo un año” en los medios. “Nos parecía importante hacer ese análisis y poner un espejo a ciertos sectores de la prensa, sobre todo de la televisión, porque esa necesidad permanente de imágenes rápidas se traduce con frecuencia en una revictimización”.
Jorge Muñoz y Fernando Pérez Ávila cubrieron entonces para este periódico el caso, tanto la instrucción como las sucesivas sentencias y su repercusión social. Coinciden en que, tanto antes como después, siempre tratan los sucesos, en este caso las agresiones, con rigor, “sin morbo, preservando la intimidad de las víctimas”, apunta Pérez Ávila, que admite “que siempre se puede mejorar” y distingue entre lo que hizo la prensa, que en general “protegió a la víctima”, y la “muy mejorable televisión, con comportamientos que hacen daño a toda la profesión, primando el morbo y el espectáculo”.
Otro de los asuntos delicados es la sobreexposición mediática del defensor de los cinco acusados, el abogado sevillano Agustín Martínez, con el que Carracedo y Bahar no han hablado para este documental, aunque sí incluyen sus declaraciones.
“El espacio mediático había sido tomado por los abogados defensores, así que decidimos mostrar su perspectiva a partir de ruedas de prensa o presencia en los medios”, explica la directora. “Su visión ya había sido pública; nosotros contamos el punto de vista de personas que no habían hablado durante el proceso”, añade.
Otro momento duro del documental es el apartado que recoge, siempre a partir de la transcripción textual del juicio, las pregun
tas y comentarios, de jueces y defensas, a los que se tuvo que enfrentar la denunciante, a la que uno de los magistrados pregunta durante su declaración “¿esa es su manera habitual de sentarse?” y Martínez, después de que ella haya relatado la agresión, espeta: “Entiendo que usted estaba suficientemente lubricada”.
“No son por desgracia hechos aislados. Por eso tenían que pasar muchas mujeres aunque ahora, con la nueva legislación, esas preguntas no están permitidas en los juicios”, responde Carracedo. Ese, junto al consentimiento y la equiparación de abuso y agresión sexual, fue uno de los avances de la ley del solo sí es sí.
¿Hay ahora más agresiones sexuales? “Es verdad que, según los balances de Interior, son el delito que más crece, lo que podríamos llamar el efecto Manada. Pero no creo que haya más casos, sino más concienciación y más denuncias”, apunta Pérez Ávila.
Al preguntarle sobre si la vergüenza es un factor que pueda contribuir a que muchas víctimas no denuncien, asiente categórico. “Esa vergüenza es muy frecuente en las víctimas, y también que se culpen de lo ocurrido. Por eso muchas denuncian años después, incluso cuando el delito ya ha prescrito. Tenemos reciente el caso del psiquiatra sevillano Javier Criado, por ejemplo”.
La casualidad ha querido que el estreno de No estás sola coincida en el tiempo con la resolución de otro caso muy mediático, el de Dani Alves, en el que se ha protegido mejor a la víctima y cuya sentencia parte de la premisa de que para acreditar una agresión sexual no es preciso que se produzcan lesiones físicas ni que conste una “heroica oposición” de la víctima: la clave es el consentimiento, que puede ser revocado en cualquier momento.
“Sin tener demasiada información porque no hemos seguido el tema”, señala Carracedo cuestionada por este caso, “la impresión es que la sociedad está en otro sitio y tal vez eso se esté reflejando en muchos de los procesos de ahora, ojalá que sí”.
Esa esperanza en que su documental “pueda contribuir a seguir avanzando en la dirección correcta” es lo que inspira el trabajo de Carracedo y Bahar, según la directora: “El caso de La Manada fue paradigmático y catalizó y catapultó una reflexión. Contamos un caso a través de estas historias para poder llegar a esa otra verdad universal. Tenemos esa esperanza. Creo que muchas sociedades se van a ver reflejadas y esperamos que esta conversación se amplíe”.
El largometraje aborda cómo el machismo tiñe casi todas las esferas públicas y privadas