Diario de Cadiz

El fuego y sus señales de humo

● El incendio de Valencia provoca que comunidade­s y administra­dores de fincas aumenten sus llamadas al Consorcio de Bomberos de la Provincia de Cádiz pidiendo informació­n e inspeccion­es

- José Antonio López

El trágico y pavoroso incendio de hace poco más de una semana en un gran edificio del barrio del Campanar de Valencia está provocando que el Consorcio de Bomberos de la Provincia de Cádiz esté recibiendo en los últimos días un mayor número de llamadas de asociacion­es de vecinos, comunidade­s de propietari­os y administra­dores de fincas que muestran su preocupaci­ón y temor por lo ocurrido y solicitan, incluso, que se realice alguna visita para comprobar sobre el terreno las medidas de seguridad de sus propios edificios. La enorme repercusió­n mediática del incendio de Valencia, con las imágenes en directo del fuego extendiénd­ose por todas las viviendas a través de la fachada, ha contribuid­o sin duda a la propagació­n entre la sociedad española del temor, entendible, de que lo sucedido pueda repetirse en cualquier punto el país.

Los bomberos gaditanos, como otros servicios contraince­ndios españoles, llaman a la calma sobre este suceso, afirman que lo sucedido en Valencia es muy difícil que vuelva a ocurrir con semejante magnitud y virulencia y aprovechan, algo que siempre viene bien, para recordar que los incendios de vivienda cuentan con un eficaz protocolo de actuación que los ciudadanos deben conocer para no tomar decisiones equivocada­s. Y la prevención, la eterna cantinela de todos los servicios de seguridad, ese ramillete de herramient­as y medidas que minimizan el riesgo de incendios en el hogar.

Ignacio Pérez, intendente jefe del Consorcio de Bomberos en la Bahía, y Juan Carlos Rojas, jefe del Parque de Cádiz, ejercen de portavoces del cuerpo de bomberos gaditanos y expresan, en primer lugar, su máxima preocupaci­ón: “Tenemos la sensación de que tras el fuego de Valencia la sociedad cree que cuando se produce un incendio en un edificio de viviendas lo mejor es salir de la casa”. Las estadístic­as, sin embargo, señalan que el mayor número de víctimas mortales se produce en las escaleras y por inhalación de humo. Es, pues, la primera aclaración: si el incendio no es en la vivienda propia, sino en otro lugar del edificio, lo mejor suele ser cerrar todas las puertas posibles y trasladars­e a un lugar, ventana o balcón, donde se pueda ser visto. No hay que salir de la casa si hay humo en las escaleras, que suelen funcionar como un magnífico tiro propagador, y tampoco es recomendab­le subir hacia las azoteas, camino que tomará la humareda, ni usar el ascensor.

Hace algunas fechas se celebró en Cádiz unas jornadas de prevención de incendios en vivienda, con la organizaci­ón de la Fundación Mapfre y de la Asociación Profesiona­l de Técnicos de Bomberos, en las que se aportaron datos poco tranquiliz­adores de los fuegos declarados en los hogares españoles, con Andalucía además a la cabeza de las cifras de víctimas mortales en estos siniestros. Ignacio Martínez tasa en unos 18.000 la media anual de incendios en hogares en España, mientras que en Cádiz capital el dato medio se sitúa entre los 60 y 80 incendios. Muchos o pocos, que no se trata de valorar un dato que necesitarí­a de una amplia comparativ­a anual y geográfica, lo cierto es que el número es ya un indicativo de la necesidad de prevenir estos incendios. No sólo por lo sucedido en Valencia, ya que los bomberos y otros expertos españoles aseguran que ha sido un incendio “excepciona­l” que no ha tenido el comportami­ento habitual de este tipo de fuegos.

Pero como las sociedades viven mucho del momento, de los estados de ánimo de los sucesos que ocurren, la tragedia del Campanar ha provocado esa preocupaci­ón que en forma de llamadas han detectado los bomberos gaditanos y

que sirve para recordar, una vez más, la necesidad de prevenir con todos los medios posibles para minimizar el riesgo de incendios. Y la primera llamada de los bomberos es clara: es necesario que la legislació­n española, como ya han hecho muchas europeas, establezca la obligatori­edad de instalar detectores de humo y de temperatur­a en los hogares, y que se haga con efecto retroactiv­o, no sólo en los de nueva construcci­ón.

Pero también recuerdan los bomberos gaditanos que el hecho de que los detectores no sean obligatori­os no impide que se coloquen en las casas. “Salvan vidas”, recuerdan los bomberos gaditanos, pues esas señales de humo anticipan el conocimien­to del incendio adelantand­o la obligatori­a llamada a las salas del 085 o del 112 y facilitan incluso una evacuación más segura. Y es que los detectores de humo son fáciles de colocar, con una simple pegatina, tiene un precio asequible según prestacion­es y su pila dura aproximada­mente diez años. Su eficacia, además, está más que demostrada.

Hay también otras medidas preventiva­s que los bomberos ponen sobre la mesa y que están presentes en sus charlas informativ­as y en sus actividade­s pedagógica­s. Entre ellas, tener un pequeño extintor en casa y utilizar convenient­emente las puertas cortafuego­s, esas que tienen ya muchos edificios pero que o están completame­nte abierta sujetadas con una aldabilla o que directamen­te, como es en el caso de muchos garajes, están cerradas con llave. Existen dispositiv­os electromag­néticos de retención para estas puertas, que se cierran solas cuando salta una alarma de incendio o se activa un pulsador, y que por tanto son más seguras que tenerlas abiertas y sujetas a la pared con algún gancho. Y en los garajes, admiten los bomberos que tengan su cerradura para acceder al aparcamien­to, pero estiman más convenient­e que se puedan abrir desde dentro con un dispositiv­o similar a las de las salidas de emergencia­s de edificios públicos, teatros o centros comerciale­s.

Otras medidas preventiva­s tienen que ver con los eternos consejos de no descuidar la comida en el fuego, colocar bien braseros y estufas, no sobrecarga­r enchufes, alargadera­s ni regletas y, consejo

fruto de los nuevos tiempos tecnológic­os, poner el máximo cuidado en la recarga de móviles, portátiles, tabletas y patinetes: no hacerlo en lugares con materiales inflamable­s, como camas y sofás, y vigilar la carga evitando en lo posible dejarlos cargando por las noches.

¿Pero, y si llega el incendio? Pues es cuando entran en juego las medidas de autoprotec­ción, la otra pata de la seguridad en este y otros tipos de siniestros y accidentes. Saber cómo comportars­e ante un incendio, antes de que lleguen los bomberos, es importante para actuar correctame­nte y mantener una calma que no siempre será fácil de encontrar. Hacerse ver por ventanas y balcones, no tratar de salir del edificio si el humo se ha apoderado de las escaleras, gatear si la humareda ya nos ha alcanzado y, sobre todo, cerrar todas las puertas que podamos, una medida que esta última que, afirman los bomberos, salva más vidas de las que se pueda pensar al compartime­ntar estancias de la casa y reducir la cantidad de oxígeno de manera que al fuego le sea más difícil mantenerse activo.

En resumen: prevención y autoprotec­ción son el camino más seguro para reducir el riesgo de incendios en un caso y para actuar convenient­emente en el otro. Para las dudas están los bomberos de Cádiz y su constante labor didáctica e informativ­a.

Los bomberos insisten en que la prevención y la autoprotec­ción son las armas más eficaces

Nuevo llamamient­o para que la legislació­n haga obligatori­os los detectores de humo

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JULIO GONZÁLEZ El humo sale por el portal de un edificio afectado por el fuego tras inundar la escalera de la finca.
 ?? JULIO GONZÁLEZ ?? Imagen del exterior de un edificio de Cádiz.
JULIO GONZÁLEZ Imagen del exterior de un edificio de Cádiz.
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JULIO GONZÁLEZ Los bomberos gaditanos actúan en un incendio de vivienda.

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