Diario de Cadiz

Mejorar para empeorar

La progresión en el juego del conjunto amarillo coincide con su hundimient­o en la clasificac­ión cuando los empates dejan de tener valor después de tantas jornadas sin ganar

- J.J.N.

El Cádiz CF se adentra en el laberinto de una agónica estancia en la zona de descenso para la que no encuentra salida por más que lo intenta. Las consecuenc­ias de su incapacida­d para poner en práctica el verbo ganar son demoledora­s hasta el extremo de que el triste regreso a la categoría de plata parece inevitable a día de hoy. Mucho tiene que cambiar la situación para que el Cádiz CF se quede en Primera.

El conjunto amarillo hizo todo lo que debía para vencer en Vallecas pero se quedó helado en una horrible sobremesa de granizo y viento. El 1-1 es del todo insuficien­te. Ya no valen los empates que en circunstan­cias normales pueden ser positivos si de vez en cuando se entremezcl­an con algún que otro triunfo. Pero en el preocupant­e contexto en el que compite el equipo cada semana, todo lo que no sea avanzar de tres en tres supone acercarse más a Segunda División, como es el caso.

Cada encuentro resuelto con una equis ahonda en la crisis de un equipo que se desangra sin remedio. La pésima racha sin ganar no hace más que allanar al camino que conduce al abandono de la Liga de la estrellas. La clave de todo esto consiste en ganar y el Cádiz CF acumula la friolera de 23 partidos consecutiv­os y seis meses sin hacerlo. No sabe cómo en medio de una dinámica insoportab­le. El milagro es que aún tenga, aunque cada vez menos, opciones de salvarse.

El hundimient­o del equipo se produce justo cuando ofrece claros síntomas de mejoría en el juego. En los dos últimos partidos fue superior al rival de turno pero no le sirvió para avanzar con claridad. Todo lo contrario. La permanenci­a está ahora más lejos que nunca: a cinco puntos.

Las cifras revelan sin ambages que el Cádiz CF fue mejor que el Celta de Vigo: remató casi tres veces más que su adversario (19 disparos frente a 7), lanzó nueve saques de esquina por uno el cuadro gallego... pero el marcador, tras un inquietant­e 0-2, fue un empate (2-2) que llegó de forma ‘in extremis’ con el golazo de Darwin Machís en el minuto 99.

En el siguiente envite ante el Rayo Vallecano disputado el sábado 2 de marzo, más de lo mismo. El Cádiz CF hizo casi el doble de remates (16 frente a los 9 de los madrileños), duplicó en saques de esquina a su rival (94)... y el encuentro se resolvió con una igualada (1-1) después de volver a tener el marcador en contra.

La realidad es que de nada vale ser mejor si a la hora de la verdad no hay acierto en las áreas. Ese el gran pecado de un equipo que se arriesga a sufrir la condena de bajar a Segunda fruto de su escasa eficacia en la zona donde se deciden los partidos.

Se ha olvidado de triunfar y lo está pagando muy caro.

Con un poco más de tino, el Cádiz CF habría ganado esos dos últimos partidos y ahora mismo estaría fuera de la franja del descenso con 23 puntos en lugar de 19. Pero si no vence ni cuando lo merece, es que tiene un problema grave. No sabe ganar pese a que genera oportunida­des. Falta un plus de calidad para dar ese paso y además siempre pasa algo que impide la victoria.

La situación es altamente delicada y las matemática­s son el único asidero al que se agarra un equipo que se dispone a apurar sus posibilida­des de seguir en la élite sin el más mínimo margen de error. La cuestión es ganar por encima de todo.

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ZIPI ARAGÓN/EFE Chris Ramos extiende los brazos de alegría tras el gol que Javi Hernández marcó en Vallecas.

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