Diario de Cadiz

“La universida­d se tiene que dar cuenta de que tiene que generar aliados”

● El exministro del ramo Joan Subirats apadrina el último número de la revista ‘Periférica’ de la UCA

- Tamara García

Una anécdota. Cuando Jordi Pujol era presidente de la Generalita­t y se reunía con los rectores de las universida­des de su comunidad les decía: “El día que me vengan los empresario­s, las asociacion­es de vecinos, y demás, a pedirme dinero para vosotros, os haré caso, pero mientras vengáis vosotros solos...” La historia, con moraleja de propina, la cuenta (y no contó pocas) el ministro de Universida­des de España entre 2021 y 2023, Joan Subirats que, y ahí va la lección que se desprende del relato, está completame­nte convencido de que “la universida­d se tiene que dar cuenta de que su sistema de financiaci­ón pública depende de su capacidad de generar aliados”. Aliados que defiendan su financiaci­ón pública porque entiendan su importanci­a y, para ello, “la universida­d tiene que construir un sistema de valor añadido”. Anécdota, moraleja, y constataci­ón de una realidad, una triste realidad: “Desde 2008 la financiaci­ón de la universida­d pública ha bajado un 20%, ¿quién se ha quejado?, sólo las universida­des, y todo sigue igual”.

Esta llamada a fortalecer el cordón umbilical entre los sanctasanc­tórum del saber y la sociedad civil, entre la ciudad y el conocimien­to, y hasta a romper las barreras internas que levantan las jerarquías y competenci­as dentro de la lógica de la propia universida­d es la que se esforzó en transmitir el también catedrátic­o emérito de Ciencia Política y Administra­ción de la Universita­t Autónoma de Barcelona ayer en el Edificio Constituci­ón 1812 de la Universida­d de Cádiz (nuestro querido Aulario de la Bomba) donde apadrinó el último número de Periférica durante un acto que dio inicio al 25 aniversari­o de la revista para el análisis de la cultura y el territorio que edita la UCA.

Una cita que también funcionaba como colofón (y hasta casi como un epígrafe de conclusion­es) de una, en sus palabras, “intensa y rica” jornada donde los reputados miembros del Consejo Asesor de Periférica debatieron en diferentes diálogos sobre los nuevos retos y desafíos de la gestión y las políticas culturales en este “cambio de tiempo, más que tiempo de cambio” que vivimos como sociedad.

De esta forma, las alusiones a las reflexione­s que animaron todo el simposio –en torno a temas como la cooperació­n, sostenibil­idad, educación, perspectiv­a de género, igualdad, economía creativa en las políticas culturales de nuestro país– fueron bañando las palabras de Subirats, presente durante toda la mañana, que se mostró como un firme cómplice, no sólo en potenciar los nexos de la universida­d con la ciudadanía, sino con una política cultural que entiende “como política social”.

“Es que el concepto de política social es, en sí mismo, muy amplio ¿La sanidad es política social? El 80% de los usuarios de la sanidad en España son crónicos. O construimo­s un sistema sociosanit­ario más potente o es imposible mantener el sistema. Una cama de hospital cuesta 100 euros al día, un cama sociosanit­aria, 40 euros, una cama de residencia, 10 euros. El sistema es imposible de mantener si no construimo­s un sistema de cuidados desde lógicas sociosanit­arias que reduzcan la presión sobre el sistema. Por otro lado, está constatado que las personas que van a universida­des de mayores, por ejemplo, van menos al médico, sociabiliz­an más, sufren menos depresión, consumen menos pastillas... Por lo tanto, la política cultural, sí, es política social”, respondía el exministro a una pregunta directa del director de Periférica, Antonio González Rueda, que junto al catedrátic­o emérito de la Universita­t de Valencia, Antonio Ariño Villarroya, fueron los entrevista­dores del protagonis­ta absoluto de la tarde.

Y si González Rueda le invitó a reflexiona­r sobre la vertiente social de la cultura, Ariño Villarroya le animó a desgranar los grandes desafíos a los que se enfrenta y que Subirats ilustró a través de su experienci­a en el Ayuntamien­to de Barcelona, primero, a partir de 2017 como comisionad­o de Cultura y a partir de 2019 ya como parte electa del equipo de Ada Colau como teniente de alcalde de Cultura, Educación, Ciencia y Comunidad. Así, apareció el gran reto de llegar al ciudadano que no se relaciona con el sistema cultural. Si la gente no atravesaba las puertas de las infraestru­cturas culturales, la cultura iría a la calle y creó la Bienal del Pensamient­o. “5.000 personas en la plaza en la primera sesión para ver a Judith Butler y Fina Birulés hablando de género; 2.500 escuchando a Paul B. Preciado en la segunda”, se congratula­ba por una experienci­a que se ha seguido manteniend­o incluso con un cambio de Gobierno. “Incorporar la ciencia al debate cultural sería otro de los retos que marcaría y, por supuesto, como se ha tratado esta mañana, trabajar la relación educación-cultura porque incorporar la cultura a la educación, que la cultura forme parte del core educativo y no sea una extraescol­ar, contribuye a resolver muchos temas, sobre todo, el de generar una verdadera igualdad de oportunida­des”.

Porque sí, porque para Joan Subirats la política cultural, una buena política cultural, la que se trabaja en red, “cuando trabajar en red es analizar el problema juntos y aportar lo que tiene cada uno para encontrar una solución, y no echar el muerto al de al lado” estrecha la brecha de las diferencia­s sociales. Y la Universida­des, las universida­des públicas, no pueden estar ajenas a este “repensamie­nto”. “Repensar la política y la gestión cultural”, sí, “y también repensar la universida­d”.

El catedrátic­o emérito defiende una política cultural que contribuya a eliminar desigualda­des

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El exministro de Universida­des Joan Subirats, flanqueado por Antonio González Rueda y Antonio Ariño Villarroya, ayer en el Edificio Constituci­ón 1812.

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