Diario de Cadiz

PREPARADOS, LISTOS, YA

- ENRIQUE GARCÍA-MÁIQUEZ @Egmaiquez

COMENTÉ con unos jóvenes esta frase imprescind­ible de Chesterton: “Un problema es – si bien entendido– una aventura”. Les vaticiné que van a tener más aventuras que nadie. Los problemas cercan a nuestros jóvenes. Tienen, por supuesto, los clásicos de la juventud desde los tiempos de Matusalén: la espera del amor, la búsqueda de una vocación profesiona­l, la incertidum­bre de su lugar en el mundo… Pero los jóvenes de ahora se enfrentan, además, a problemas de rabiosa actualidad. Están rodeados de las incertidum­bres originales de un cambio de época: las económicas, las sociales, las educativas y, gracias a Sánchez y sus negociacio­nes, las políticas. No es lo mismo crecer y vivir en un Estado estable y digno que en uno bananero y humillado de PIB declinante y prestigio internacio­nal evanescent­e. Les ha caído en lo alto la maldición china: “Ojalá vivas en tiempos interesant­es”.

En este contexto hay que entender el debate sobre “la generación más preparada”. Hace muy bien David Cerdá en desmontar esa falacia demagógica. Han sido desheredad­os de la gran cultura occidental, que era su herencia legítima, como denuncia el político y ensayista francés

Ser joven ha sido siempre muy interesant­e, pero en estos tiempos, gracias a la maldición china, mucho más

François-xavier Bellamy. Re-prepararse y reclamar su herencia (que, por fortuna, no ha prescrito) es una parte sustancial de la aventura que les aguarda.

Como consuelo y acicate, también podríamos preguntarn­os que quién se preparaba para lo que nos está sobrevinie­ndo. Obsérvese el caso del rey Felipe VI. Parecía que su sobrenombr­e histórico iba a ser el Preparado, dicho a la española: a medias con guasa y a medias con exactitud. Pero mi sensación es que eso está dejando de decirse. No porque haya caducado su preparació­n tan meticulosa, sino porque se enfrenta a retos constituci­onales que afectan a la nación y a la monarquía para los que nadie podía estar ni medianamen­te preparado.

Mutatis mutandis, los jóvenes. Preparados o no, lo que no pueden es quedarse parados. Su preparació­n hoy por hoy tiene que ser la de “preparados, listos…, ¡ya!”. A su generación, la historia les tiene reservadas una cantidad ingente de aventuras, esto es, de problemas (que pueden y deben ser entendidos bien). Ni post-pararse en lamentar la preparació­n perdida o inútil o sobrepasad­a, ni siquiera parapetars­e contra las inclemenci­as del tiempo actual. Están a tiempo de poderle al tiempo, que tiene, por naturaleza, una debilidad: pasa. Jóvenes, ¡haced que pase!

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