Memphis, Oblak y una apoteosis
● El Metropolitano experimenta una locura con la remontada del Atlético, que forzó la prórroga a tres minutos del final y pasó en los penaltis gracias al acierto del grandísimo portero esloveno
En los penaltis, tras un esfuerzo descomunal y conmovedor, después de igualar la eliminatoria en el minuto 87 con un gol de Memphis Depay, el Atlético soportó la prórroga y se impuso en los penaltis al Inter para culminar la remontada y la apoteosis del Metropolitano, con un Oblak esplendoroso en los once metros y un fallo final de Lautaro Martínez, rumbo a los cuartos de la Liga de Campeones.
En el noveno lanzamiento el goleador del Inter mandó a las nubes su derechazo para poner punto y final a una serie emocionante, en la que el conjunto rojiblanco mereció más durante el tiempo reglamentario. Su recompensa llegó al límite: marcó la primera pena máxima Calhanoglu, respondió Memphis, Oblak se agigantó para repeler los lanzamientos de Alexis Sánchez y Klaassen, pero entre medias Sommer había repelido el tiro de Saúl. Acerbi acertó, también Correa y, finalmente, Lautaro Martínez erró su lanzamiento.
El Atlético miró a la cara al Inter. Le gritó que había eliminatoria. Que el Metropolitano también juega. Porque allí es otro equipo. Su fuerza es innegable, capaz de todo, preparado para cualquier desafío. Su intensidad se desata. Sus opciones, también. Su convicción es expresiva. Estruendoso el Metropolitano, enérgico el Atlético, estuvo a la altura del partido. Lo encaró sin miedo. Nunca desistió. Ni siquiera cuando el Inter golpeó de repente.
Desaprovechado su primer momento del encuentro, cuando el Atlético presionó con éxito, agobió a su adversario y le creó unas cuantas ocasiones, sobre todo una de inicial de Lino que solventó crucial Sommer con la mano izquierda (después, la réplica visitante la repelió magnífico Oblak ante Dumfries), recibió el 0-1. De pronto. No inesperado. El Inter vuela.
De vuelta cuatro partidos después, Griezmann despertó la fe. Tenerlo sobre el terreno es una fuente inagotable en cualquier panorama. Porque su calidad y sus goles hablan por sí solo. También porque su visión es formidable. Y porque es listo, oportuno para cazar el fatal despeje de Pavard. A la media vuelta, el 1-1.
Griezmann quiso más antes del descanso. Su incursión terminó en el despeje de la zaga contraria. Simeone, en la banda, agitó los brazos hacia la tribuna. También quería más de la afición. Su fuerza. La encontró desde el primer instante.
Fue más allá en el segundo tiempo. Griezmann dispuso del 2-1. Su remate en el área, en el pase atrás de Llorente, no le salió como debía.
Ya soportaba el Inter la ofensiva del Atlético. Una acción de Riquelme, en el campo por Lino para los 20 minutos finales, agitó de nuevo el partido, igual que el enésimo de error de Molina para la contra que malgastó Thuram. Una media vuelta de Memphis puso aún más en ebullición el Metropolitano, temeroso cuando Barella se plantó solo ante Oblak. El portero la atrapó. Era una montaña rusa. Memphis estrelló un derechazo en el poste. A la tercera, ya en el 87, fue la vencida. El neerlandés recibió en el área y cruzó su disparo. Un gol para la prórroga. No fue más, porque Riquelme falló la última, por encima del larguero, en el 93.
No evitó el tiempo extra. Eliminatoria igualada. Media hora más. Más medido todo. En el primer tiempo, dos cabezos del Inter, ambos fuera. De Thuram y Lautaro. Una ocasión del Atlético, con un remate de Memphis. Notó el esfuerzo el grupo de Simeone, que soportó entonces el dominio del Inter para llegar a los penaltis y la apoteosis.