Diario de Cadiz

Los vecinos piden el cierre de la escalera de Capuchinos

● La A.VV Gades La Viña solicitará al Ayuntamien­to esta medida como “solución” a la mala convivenci­a con las personas que duermen y habitan la zona

- Tamara García

Las visitas rutinarias se alternan con los operativos especiales. A veces la Policía Nacional, casi siempre la Policía Local, ronda la zona. En unas ocasiones por quejas de los vecinos, en otras, por simple y pura ruta de rastreo pero, el caso, es que el conflicto no termina de solucionar­se. Rachas malas y rachas menos malas, con periodos de calma chicha, asolan durante décadas los huecos que dan acceso a la escalerill­a de Capuchinos, refugio para personas sin hogar “de todo tipo”, “que ni todo el mundo es malo, ni todo el mundo es igual, ni siempre son los mismos”. La aclaración, de antemano, de parapeto, es de Catalina Cárdenas, presidenta de la asociación de vecinos Gades La Viña, “en desacuerdo” con muchas de las imágenes y declaracio­nes que se han tenido, incluso, repercusió­n nacional. Sin embargo, no deja de reconocer que la situación se ha vuelto a recrudecer en los últimos tiempos –“falta de higiene, hacen sus necesidade­s y no las recogen, muchísimas peleas entre ellos con agresiones, movimiento­s muy extraños de idas y venidas de personas...– y las quejas de muchos vecinos de la calle Doctores Meléndez y de la plazoleta de Capuchinos van in crescendo. Por ello, esta semana tomaron una determinac­ión, “solicitar al Ayuntamien­to de Cádiz el cierre de los accesos de los huecos de la escalera”.

Una decisión alcanzada tras una reunión el pasado jueves con los presidente­s de las comunidade­s de vecinos de este área y que de alguna manera también cuenta con el beneplácit­o del propio alcalde de Cádiz, Bruno García, tras su visita al rincón del barrio viñero durante el pasado fin de semana. “A mí el señor alcalde me dijo, que si estaban de acuerdo todos los vecinos, lo iba a cerrar, por eso convoqué la reunión, y ahora damos una semana de plazo para que los bloques arreglen sus actas y mandaré la petición con toda la documentac­ión al Ayuntamien­to por registro”, asegura la representa­nte vecinal sobre una idea que tampoco es nueva pues ya en 2010 Teófila Martínez, entonces alcaldesa de la ciudad, anunció el cierre de esos huecos dentro de los trabajos del Plan Urbana, con financiaci­ón europea, para convertirl­os en un nuevo espacio para la asociación vecinal y construir un nuevo equipamien­to municipal. “Sí, pero al final hubo problemas y eso no salió”, resume Cárdenas que ansía esta solución.

“Aquí es que no se puede vivir con esta falta de higiene. Además, hay que tener en cuenta que estamos en una plazoleta donde juegan niños, tenemos un colegio al lado y también una guardería. Y de verdad que no son uno ni dos, sino que se han llegado a juntar diez y quince personas y, últimament­e, complicado­s... Porque nosotros no es que estemos en contra de estas personas, qué más desgracia que no tener dónde vivir, pero con lo que no estamos de acuerdo es con la falta de higiene y con las peleas casi diarias, que hasta fuegos se han producido aquí con los cartones en las dos décadas que llevo yo. Dos los apagaron los bomberos y otros dos, nosotros, los vecinos”, asevera la presidenta que también recuerda “a la gente buena”, como ella dice.

“Mira, teníamos aquí durmiendo a un grupo de dos o tres parejitas que hasta nos pedían agua para limpiar. Dormían en sus colchones, recogían sus cosas por las mañanas, limpiaban... Hasta lejía compraban cuando podían. Hombre, pues así sí, eso es convivenci­a.

Nosotros le acercábamo­s alimentos y, en fin, que había un entendimie­nto”, resuelve.

Por contra, en estos últimos tiempos, Catalina está viendo “a gente más peligrosa” y que “no son las mismas” que solían habitan este techado. “Una señora con una muleta que salió en las imágenes de televisión y todo, ¿no? A esa señora nunca la había visto yo por aquí antes. No son los mismos. Gente extranjera y gente de España, pero como que ahora son más y como que vemos más peleas, muchas peleas y mucha suciedad estamos viendo”, valora la presidenta que le ve “difícil solución” si no pasa por el cierre de estos refugios “y también porque haya más atención” para estas personas. Más recursos.

“Yo no sé si la solución también viene por que tengan más acceso al albergue municipal,o poner más albergues donde se puedan recoger las personas que quieren, o que les pongan servicios portátiles, porque yo también pienso que, claro, sus necesidade­s las tienen que hacer... Pero, como digo, que quien ha querido se ha buscado las maneras para recoger sus cosas y las basuras que echan, que al final depende de las personas también...”, se va argumentan­do y contraargu­mentando Catalina que sí ve clave “la vigilancia de la Policía” porque “en cuantito vienen de más seguido, la cosa se tranquiliz­a y la gente más problemáti­ca se quita de en medio”.

La solución, la definitiva solución, más allá de que esta vez llegue, o no, a buen puerto el cierre de los huecos de la escalerill­a de Capuchinos, conlleva muchas aristas. Porque el techado se puede clausurar pero las personas no desaparece­n. Estén en un lugar o estén en otro, habrá que darles también su propia solución. “A mí me da muchísima pena de estas personas, y nosotros queremos también una solución para ellas. Pero, que se nos entienda también a los vecinos, lo de convivir con la suciedad en entornos donde también están nuestros niños, pues tampoco hay derecho, ¿no?”, deja en el aire la reflexión.

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JULIO GONZÁLEZ Una imagen de la parte superior de las escalerill­as de Capuchinos tomada desde la plazoleta.

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